20. Placeres ocultos

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Ambas se adentran en la habitación de Lexa sin soltarse la mano, la camarera temiendo dejarla ir y que se arrepienta de todo, y Clarke por su parte creyendo que si la suelta se arrepentirá de dejarla quedarse, ambas sienten miedo, todo es tan nuevo, para cada una por razones diferentes, pero sigue siendo nuevo, y lo nuevo, siempre da miedo.

-         ¿Quieres que te deje algo para ponerte? – pregunta Lexa rompiendo el silencio, mirándola a los ojos – aunque puedes dormir desnuda, a mí no me importaría – su seductora sonrisa hace su aparición, provocando que la rubia ruede los ojos divertida.

-         Estaría bien, nunca he sido de las que duermen desnudas, siento destrozar tus ilusiones – alza una ceja, dejándole bien claro que ella también sabe jugar a sus juegos, y en el fondo, le encanta hacerlo.

-         Está bien, como quieras – se encoge de hombros, suelta su mano por fin y se acerca a su armario, sacando una camiseta ancha - ¿Esto te parece bastante tapado? – se la enseña desplegándola, esta vez la que levanta una ceja es ella.

-         Perfecta – Clarke se la arrebata de las manos, mientras ambas se ríen sin poder evitarlo, sienta tan bien poder sonreír un poco después de tanta tensión - ¿te importa si voy un momento al baño?

-         No, para nada, te esperaré aquí, tranquila, no voy a irme a ninguna parte – sonríe tímidamente, mirándola, esta vez habla en serio.

Clarke le devuelve la sonrisa y se encamina hacia el baño. Después de unos minutos, sale de éste con la camiseta puesta y se encuentra con la imagen de Lexa vistiendo un pijama con un estampado que jamás hubiera imaginado en ella.

-         Espera, espera – no puede evitar estallar en carcajadas, a lo que Lexa la mira confundida - ¿llevas un pijama de Frozen? ¿En serio? ¿Tú? La seductora Lexa que no cree en los cuentos de hadas ¿con un pijama de Frozen? – no puede parar de reírse, esa imagen la descoloca y la divierte a partes iguales.

Lexa la mira unos segundos sin decir nada, se queda embobada por la imagen de la rubia con solo una camiseta, con sus largas e interminables piernas al desnudo.

-         ¿Qué pasa? ¿No pueden gustarme las películas de Disney? – achina los ojos, reaccionando por fin, aunque escuchar la risa de Clarke le nubla el enfado, es incapaz de molestarse con ella mientras escucha su risa, ese sonido que se ha convertido en su música favorita.

-         No me lo esperaba para nada, eres toda una caja de sorpresas Woods – se acerca a ella, poniendo sus brazos alrededor de su cuello, entrelazándolos por detrás de su nuca, mirándola con una dulce sonrisa.

Lexa se muerde el labio al mirarla, le encanta tenerla tan cerca, adora su olor, adora perderse en sus ojos, adora que sea la única persona capaz de mirarla así y hacerle sentir tantas cosas, adora provocar en ella esa sonrisa y espera seguir haciéndolo durante mucho tiempo, por mucho miedo que tenga.

-         Pues ya lo sabes, me encantan las películas Disney y tengo un pijama de Olaf, pero como se lo cuentes a alguien, me temo que tendré que matarte, tengo una reputación que mantener – roza suavemente la punta de la nariz de Clarke con la suya que aún está vendada, en un gesto dulce, íntimo, demostrándole de nuevo que para ella es especial, que es capaz de compartir sus placeres ocultos con ella y no sentir vergüenza por ello, sin importarle que eso pueda producirle algún dolor en su magullada nariz.

-         Ahora me gustas aún más, me gusta conocer cosas de ti, aunque sean secretas – le da un beso rápido en los labios mientras se ríe.

-         ¿Y tú? ¿Tienes algún placer oculto que deba saber? – pregunta Lexa cogiéndola por la cintura.

-         Sí, tú – se muerde el labio justo después de soltar aquello, provocando que todo el cuerpo de Lexa tiemble.

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