30. Recaída

7.9K 490 106
                                    




           

La primera reacción de Clarke es querer apartarse de ella, pegarle un empujón y después otra sonora bofetada por la desfachatez de besarla, pero eso es lo que la mente de la rubia quiere hacer, pero su cuerpo, su cuerpo no está por la labor, su cuerpo, y sobre todo sus labios, se han dejado llevar en cuanto Lexa los ha rozado con los suyos. No, ni siquiera ella puede entender su reacción, no quiere eso, no lo quiere, quiere alejarse, gritarle, pero no, una vez más, como hace casi cinco años atrás, su cuerpo la traiciona de la forma más ruin, y en vez de alejarse, sus labios se abren dándole permiso a la lengua de Lexa para invadir su boca, algo que la ex camarera no duda en hacer en cuanto nota ese suave gesto de apertura y permiso.

Lexa no es consciente de qué le ha llevado a besarla así, quizá el reencuentro, quizá los nervios por volverla a ver cuándo pensaba que no lo haría jamás, quizá sus ojos azules y su profunda mirada, quizá ese vestido negro tan provocativo, o quizá haya sido la bofetada lo que la ha encendido de esa manera, o quizá simplemente sea por el hecho de que Clarke siempre ha conseguido excitarla con su simple presencia, y eso por lo visto, no ha cambiado con el tiempo. Porque sí, la necesidad que siente de ella sigue ahí, pese a huir, pese a la distancia, pese a los años, sigue necesitando sentirla entre sus brazos, sentir como su lengua batalla con la suya en una danza lenta y sensual, sentir como su boca lo invade todo sin poder resistirse a ello. Y sí, está sorprendida porque Clarke no la rechaza, pero ya se preocupará de eso más tarde, ahora solo quiere dejarse llevar y volver a sentir eso que tanto ha echado de menos, eso que solo Clarke Griffin es capaz de hacerla sentir, y eso lo sabe muy bien, lleva años buscándolo en otras, cientos de mujeres que han pasado por sus brazos, cientos de camas deshechas en las que Lexa solo buscaba encontrar lo que Clarke conseguía darle, hasta que por fin, con ese beso lo entiende, ninguna mujer podrá hacerle sentir lo que siente en ese mismo instante, solo ella, solo esa mujer que dejó escapar por miedo y cobardía, solo ella que ahora batalla contra sus labios para no separar ese apasionado y salvaje beso, ni siquiera para coger oxígeno.

Clarke sigue gritándole mentalmente a sus manos que empujen a la ex camarera y detengan esta locura, pero lejos de eso y haciendo caso omiso a su petición, sus manos han cobrado vida propia y se encuentran acariciando la espalda de Lexa por debajo del albornoz a la vez que la empujan hacia su propio cuerpo. Cuando por fin se creía desenganchada de la adicción que más problemas le ha traído en su vida, se da cuenta de cuan equivocada estaba, aunque también sabe que esa recaída le va a costar muy cara en un futuro no tan lejano. Oh Dios, nunca pensó que el despecho y la rabia pudieran saber tan bien, esos labios, esos besos, esos gemidos que Lexa suelta cada vez que su lengua embiste contra la suya, son lo último que necesita para perder del todo la cordura.

La rubia empieza a dar pasos haciendo que Lexa tenga que retroceder, pero ni siquiera en esa danza extraña pueden separar los labios la una de la otra. La ex camarera sonríe de lado sobre los hinchados labios de Clarke cuando adivina sus intenciones al notar detrás de sus piernas uno de los sofás de aquella sala. Se deja caer sentada en él y nota como todo su cuerpo entra en combustión espontánea cuando Clarke se sienta a horcajadas sobre ella, sintiendo en sus desnudas piernas el roce de la ya húmeda ropa interior de la rubia.

-         Joder inspectora Griffin, podría correrme solo notando lo mojada que estás – susurra sensualmente en su oído, haciendo que toda la piel de Clarke se erice.

Lexa lleva sus labios hasta el cuello de Clarke, mordiendo, besando y lamiendo el punto exacto que recuerda que la vuelve loca, y vuelve a sonreír de lado sin separarse de su piel al oír el excitante y ronco gemido que se escapa de los labios de su amante cuando, bajando el vestido en un movimiento rápido, introduce uno de sus pezones en su boca.

Adicción ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora