Por fin llegó el 3 regalo.

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Desperté en un lugar completamente distinto a la universidad. Era como un cuarto  de hospital y mi ropa...mi ropa no la llevaba puesta, tenia una bata color azul y mis muñecas estaban atadas con correas a la camilla, a mi derecha había una bolsa con un líquido oscuro el cual estaba conectado a mi muñeca, de su interior caían pequeñas gotas que bajaban con lentitud hasta entrar a mi cuerpo.
¿Qué era esto?, ¿En donde estaba?.

Escuchaba voces y pasos a lo lejos, trataba de comunicarme con leonel a través de la mente pero no podía y cada vez que intentaba hacerlo una descarga algo eléctrica pasaba por mi cabeza. El dolor era insoportable. Supongo que pasarían cinco minutos y estaba desesperada, no venía nadie ni escuchaba voces cerca, era como un manicomio. Me sumergí tanto en mis pensamientos que había llegado a la pregunta ¿Quien me había traído acá?. Lo último que recordaba era a Jean, lo había acostado en su cuna, luego de eso cerré la puerta de la habitación y me fui a la biblioteca, iba por el pasillo cuando todo se volvió negro.  Es algo extraño, y ¡si son hombres de kald!, madre mía ahora era cuando más debía buscar una salida.

Necesitaba salir de este lugar, fuera lo que fuera, debía volver.
Trate de safarme las muñecas pero era imposible, utilice toda mi fuerza pero era inútil.
En mi interior algo se iba estrujando, quizá la impotencia de querer salir y no poder.
Si estaba en las manos de kald estaba pérdida y creo que esta vez no tendría salvación.

Narra leonel

La verdad era que estaba desesperado, no sabíamos que hacer, yo no sabía que hacer, pero algo si tenia presente y era que la amaba y no podía perderla, no otra vez.  Tratar de comunicarme con ella era difícil, era como si le tuvieran la mente bloqueada.

- debemos tratar de rastrear su aroma o algo.- dijo abby.

- este fue el último lugar en el que estuvo.- Mario se detuvo en el pasillo.

- estoy seguro que fue kald. - harry hizo una mueca de fastidio.

- salgamos y vayamos a donde nos lleve su aroma.- opino Mario.

- andando.- corrí hacia la salida, se que no me la llevaba tan bien con Mario pero estaba ayudando y le agradecía eso.

Subimos a el coche, donde iban harry, Abby, Mario y el director. Daniella se había quedado cuidando a Jean Pierre, no quería perderlo a el también.
En el trayecto Mario me fue indicando por donde iba percibiendo el aroma. El trayecto era muy largo y a medida que íbamos avanzando el clima iba cambiando, ahora todo el cielo  era de un gris oscuro, los árboles se veían tan misteriosos y la neblina de no se donde comenzó a hacer presencia.
Esto no me estaba gustando, la verdad que no.

- tengo una idea.- opiné y todos prestaron atención. - cuando lleguemos pienso que abby puede tratar de ver dónde está sophia y así cuando la encuentre yo utilizaré el don de la invisibilidad para llegar donde de encuentra sofi y traerla. Mario estarías convertido para tener un punto a favor por si hay ataque y harry y usted director estaran  atentos a todo lo que acontezca antes, durante y después. Estamos o que opinan.- los mire por el retrovisor.

- a mi me parece bien pero deberíamos tener armas aparte de nuestras habilidades.- opino el director.

- por eso no hay problema, conozco un lugar por aquí donde hay algunas guardadas. - dijo Mario.

- ya habías venido antes por aquí?.- preguntó harry.

- si cuando salimos con la manada a distintos lugares, este fue uno de ellos. -  se encogió de hombros.

- debemos darnos prisa, no sabemos si alguien pueda estar vigilando nuestros movimientos y este informando.- dijo abby. - leonel por cierto tienes algo de sofi para así poder localizarla más fácil.-

- aquí hay una bufanda suya.- abrí el maletero del auto y ahí estaba, vino tinto con detalles dorados. Le quedaba tan hermosa esa bufanda y aun más cuando sus mejillas estaban sonrosadas naturalmente.

Desviamos de la carretera para entrar a un camino de arena. Luego de cinco minutos llegamos a una pequeña cabaña de madera donde se aspiraba un delicioso aroma de café recién hecho. Nos  bajamos y enseguida por la puerta principal salió una mujer de cabellera negra, alta y delgada. No la conocía, Mario para la batalla que tuvimos con kald sólo fue con tres de su manada. Esta chica en su brazo derecho tenía una marca, supongo que era de la mandada de Mario ya que percibía un olor a perro, y si, se que no debo decirlo así pero es la verdad.

- hasta que por fin te veo muchachote.- le dijo la pelo negro a Mario.

- igualmente Thyla.- Mario le dio un pequeño abrazo.

- ¿quienes son?, ¿son vampiros verdad?.- susurro pero fue inútil no escucharla.

- no es necesario que susurres.- le dijo harry de brazos cruzados.

- ¿que quieren?.- pregunto secamente.

- Thyla escucha, es algo complicado de que Comprendas sólo confía en mi bien.- le dijo Mario tomándola por los hombros y mirándola a los ojos.

Ella frunció su ceño por unos segundos. - esta bien.- bufó.

- necesitamos algunas de las armas que están aquí guardadas para emergencias.- hizo una cara rara que no entendí pero sabía que era de convencimiento por lo que Thyla asintió y abrió nuevamente la puerta principal.

- no sabes cuanto te adoro.- le dijo y ella negó riendo. Se veía que eran grandes hermanos entre manada.

Seguimos a Mario y dentro de la casa habían otros cinco lobos, una mujer y cuatro hombres. Todos sin camisa, bueno la mujer no.

- aquí están.- nos dio las armas, dentro de estas estaban metralletas, pistolas con balas de madera, arcos en madera, y dos pistolas con balas de hierro. Eran las necesarias por lo menos para ir precavidos y tener con que defenderse en el terreno prohibido.

- prefecto, ahora no perdamos tiempo y manos a la obra.- dijo el director tomando una pistola con balas de acero y otra con balas de madera.

Yo tome la mía, suspire y cerré los ojos.

solo espero que estés con bien mi amor. ..

Soy Tu VampiroOnde histórias criam vida. Descubra agora