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Capítulo 13 - Parte II

—Se puede saber quién te autorizó a ti a tomar cosas del refrigerador?

—¿Disculpa? —La miré confundida porque no tenía idea de lo que estaba hablando. Estaba tan cansada y medio adormilada. No había pegado el ojo en toda la noche.

—Eres una atrevida —señaló —. Déjame decirte que tú solo eres una colaboradora más, no tienes ningún derecho de tomarte esas libertades.

Sus palabras solo zumbaban en mi cabeza, pero no lograba captar el mensaje que me quería dar.

—No entiendo de qué me hablas, Avril. ¿Podrías ser más específica? —Traté de mantener la calma ya que con ella era imposible razonar.

—¿Pero es que eres tonta o te haces? —Me miró como si fuera la persona más estúpida que hubiera conocido —. Estoy hablando de ti, tomando cosas que no son tuyas —Me arrebató el jugo que había sacado.

—No soy tonta —le aclaré —. Y tampoco estoy tomando cosas sin permiso alguno. Así que, por favor, devuélvemelo que necesito ponerme a trabajar.

—Esto —levantó la jarra de jugo —, lo compré yo para Tyler, Ryan y para mí. Y tú, tu te tienes que conseguir tu propia comida porque para eso te pagan, ¿entiendes?

Hice un sonoro suspiro dando a entender que la entendía.

La verdad, hoy no tenía ganas de discutir con nadie. Así que sin decirle más nada, tomé el desayuno que Ryan me había dejado, para irme al estudio.

—¿Qué haces? —Me detuvo.

—Te pido el favor que no me toques —le dije con todo el autocontrol que tenía —. ¿Qué crees que estoy haciendo? Tomando mi desayuno y largándome de aquí para no tener que molestarte con mi presencia.

—Muy graciosa. —Sonrió falsamente —. Te puedes ir si quieres, pero eso lo dejas. No te pertenece.

—¿Cómo sabes que no es mío? —le pregunté.

—Porque aparte de coser, no sabes hacer más nada. Sé que mi hermano es el que hace la comida aquí. No soy ninguna tonta.

Estaba a punto de dejar el desayuno en el mesón cuando Ryan entró a la cocina—: Buenos días —saludó con una sonrisa radiante. Su aspecto era tan fresco, como si hubiese tenido una buena noche, lo cual me enojaba.

¿Cómo era posible que él había dormido bien mientras yo me la había pasado siendo miserable toda la noche?

—Hola —saludé de vuelta, sonriendo. Él frunció el ceño. Sí, él también se había dado cuenta que lucía patética.

—¿Pasa algo?

No respondí. Quería saber que iba a decir su hermana al respecto.

—¿Tendría que pasar algo? —preguntó su hermana con un actitud inocente —. Estaba saludando a Christine antes de ir a descansar un poco.

Y vaya saludo que me dió —pensé con ironía.

—De acuerdo... —respondió Ryan no muy convencido —. ¿Puedes dejarme un segundo con Christine, por favor?

No, no quería hablar con él.

—De todos modos, ya me iba. —Avril se encogió de hombros —. Ya sabes, Christine. Última vez —dijo sonriendo triunfante para luego salir de la cocina.

—Escupe todo —soltó Ryan. Yo le miré confundida —. Conozco a mi hermana.

—Creo que vino peleando por la comida —le expliqué —. Me dijo que no debería tomar cosas que no son mías. Y bueno, supongo que tiene algo de razón. Yo no compré nada de esto.