Capítulo 9 - Parte 2

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  —¿Has venido en taxi de la recepción? —Escuché su voz, justo cuando estaba a punto de decirle a Tyler que no podría asistir a la fiesta.

Me di la vuelta y no fue para nada sorprendente encontrármelo con una enorme sonrisa y ese brillo en los ojos que lo caracterizaba, por supuesto, añadiéndole el aire de inocencia fingida que empleaba.

Apreté los dientes de rabia. —¿Cómo te has atrevido?

—¿De qué hablas? —No cambiaba esa expresión que me hacía querer lanzarle mi tacón.

—No eres para nada profesional —resoplé —. Madura, ¿quieres?

—No sé de qué me estás culpando, pero en mi defensa, tengo que decir que no estamos en horario laboral y, tengo una novia con deficiencia que me anula la capacidad de planear algo de aquello que me estás acusando —explicó, implícitamente dejándome claro que me había devuelto lo que le hice. Era un tremendo tonto —. ¿Qué piensas hacer al respecto? No me imagino la vergüenza que debes estar sintiendo, yo también me sentiría así. —Sonrió en tono jocoso.

—¿Tú qué crees, genio? —pregunté con sarcasmo.

—¿Te llamo un taxi? —Seguía con ese gesto de triunfo que me enervaba. Eso era lo que él quería desde un principio: verme derrotada.

De repente, se me ocurrió una idea estupenda.

—¿Sabes que no? —Señalé —. Creo que me quedaré. —Su cara inmediatamente se transformó.

—No pensarás entrar así vestida —apunta con su dedo índice mi atuendo —, ¿verdad?

—¿Por qué no? —Me encogí de hombros, inocentemente —. No me voy a perder la oportunidad de poder estar aquí cuando mi trabajo sea mostrado —Ahora fui yo quien le señaló su traje, el que había diseñado —. ¿No te parece?

—Estás muy equivocada si piensas que voy a permitir que me hagas pasar vergüenza, aquí. Hay presencia de periodistas, sabes el riesgo que estoy tomando.

—Entonces —sonreí —, sugeriría que me dejaras entrar si no quieres que arme tremendo escándalo.

—No te atreverías —me dijo, retándome con la mirada.

—Pruébame y verás de lo que soy capaz —le respondí de la misma manera.

—¿Qué está pasando aquí? —La conversación fue interrumpida por la hermana de Mcshane —. Ryan, ¿qué haces perdiendo el tiempo? Serás entrevistado en un par de minutos y ni si quiera te has relacionado con los invitados.

—Ya voy, Avril —respondió, sin apartar la mirada de mí —. Estoy resolviendo un asunto.

Ella miró hacia la misma dirección a la que los ojos de Ryan estaban viendo y dijo con frustración—: ¿Qué haces vestida así? Dejé muy claro que tenían que venir de gala. ¿Es que tu equipo no puede hacer nada bien...? —Ryan la interrumpió levantando una mano.

—Yo le dije que viniera así —habló. Abrí mis ojos sorprendida —. Y entrará conmigo en unos minutos, no te preocupes, ¿entendido? —Esta vez miró a su hermana, que me miraba con algo de resentimiento y asombro.

—Ha sido una confusión —comencé a explicarle —, yo...yo ya me iba, de he...

—¿Que no ha quedado claro lo que he dicho? —Ryan volvió a interrumpir —. Entrarás conmigo, punto.

El hecho de que cambiara de opinión, la valentía que salía detrás del orgullo, se iba. De verdad, sí me sentía un poco fuera de lugar. Sí él también se hubiera sentido incómodo con mi presencia, ya hubiésemos sido dos, pero ahora que él no mostraba ni una pizca de vergüenza, me sentía desarmada.

Apartamento 201 ©Where stories live. Discover now