Capítulo 7

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 —¿Y qué relación tengo que ver yo con eso? —Volteé para hacerle frente.

Me arrepentí de inmediato. Llevaba un jogger negro con una camiseta blanca y estaba descalzo. Odiaba admitirlo pero él era atractivo.

—La luz que tienes encendida me molesta —señaló, luego de quedar un rato en silencio.

—La puerta está cerrada —respondí de la misma manera—. No hay forma de que te moleste nada. —Traté de hablar lo más calmado posible.

—Por debajo llega la luz. —Se encogió de hombros —. Y el sonido de esa máquina también.

—Ya no la estoy utilizando, la máquina está apagada —expliqué —. Y si estuviera encendida, no llegaría el ruido hasta tu habitación.

—¿Has visto qué hora es? —cuestionó, ignorando mi explicación.

La verdad no había visto la hora. Estaba tan concentrada en terminar la muestra que simplemente perdí la noción del tiempo.

—Como tu silencio responde a mi pregunta —volvió a hablar —, son las tres de la mañana. Es hora de dormir.

—Solo quieres fastidiarme —le acusé —. Estoy segura de que nada te molesta a tu habitación, ahora si no es mucho pedir, ¿puedes salir y dejarme en paz?

—Está bien —levantó las manos en señal de rendición —. No digas que no te avisé.

Salió del estudio con un brillo en sus ojos. Sin embargo, lo ignoré. Estas no eran horas de seguirle el juego tonto a Ryan, ya había tenido suficiente todos estos días, que estaba empezando a volverme inmune, o no sabía si era la hora.

Me senté en el escritorio y justo cuando estaba a punto de trazar una línea, todo quedó en lo oscuro.

Hice un sonoro suspiro.

Lo que faltaba. Se había ido la electricidad. Ahora tenía que hacerle caso porque no había manera de que pudiera dibujar así.

Detuve mis pensamientos. Un momento...

Me puse de pie y salí del estudio cuando casi choco con Ryan.

—Ten más cuidado —dijo mientras me soltaba despacio. De no ser porque me agarró, me hubiese caído.

—Esto es tu culpa. —Terminé de soltarme bruscamente —. ¿Se puede saber por qué quitaste la electricidad?

—Te lo dije. —Parecía haberse encogido de hombros —. Es hora de dormir.

—¿Qué no te cansas de hacerme la vida imposible? —pregunté cansada.

—Confío en que algún día me lo agradecerás.

—Espéralo sentado —alcancé a decirle mientras él se perdía de la poca vista que tenía.

Frustrada me dirigí a mi habitación, con el consuelo de que me las desquitaría.

***

—Vaya...

—¿Te ha gustado?

—¡Me encanta, Chris! —exclamó Tyler, emocionado.

A diferencia de los colores tierras que Ryan solía utilizar, decidí, por su tono de piel, combinar la base negra con el color rojo cálido y algunos bordados con figuras parecidas a piezas mecánicas, dejando espacio para las marcas de los patrocinadores.

—Esto es por la máquina, ¿verdad? —preguntó, señalando los bordados de las piezas. Yo asentí.

—¿Crees que le gustará? —pregunté algo insegura.

Apartamento 201 ©Where stories live. Discover now