Capítulo 8

3.6K 227 72
                                    

Christine Moore

En estos días, ha sido un poco difícil para mí dormir al pensar que Calvin vendría y que probablemente sería atacada por los medios. No quería eso. No quería que la gente me quedase viendo de una manera extraña solo por los rumores que corrían por ahí, pero sabía que no podía seguir así.

Desde el día en que me había escrito que no le molestara más, no lo hice. Había sido muy duro para mí, pero consideraba que había entendido que a veces en esta vida, por más que quisiera respuestas acerca de sucesos inexplicables, no las iba a obtener, que tenía que aprender a vivir con ello y seguir adelante. La verdadera paz no era la que venía después de unas cuantas explicaciones, la verdadera paz venía de Aquel que solo la podía dar y que iba más allá de todo entendimiento, que aún cuando no hubieran respuestas, pudiera experimentar calma.

Solo tenía que empezar a aplicarlo en mi vida, a dejar cosas que no sumaban en mi ser. Probablemente ya era el momento de seguir adelante y olvidar a Calvin costara lo que costara. Reconocer que la voluntad de Dios era perfecta, que a veces lo que nosotros creíamos que iba a funcionar, debido a que él lo había permitido, no querría decir que sería para siempre, sino para aprendizaje.

—Vaya parece que estás en las nubes.

—Tyler, me has asustado. —Salté un poco.

—¿Qué pensabas? Claro, si se puede saber.

—Puras bobadas, créeme. —Moví mi mano para quitarle importancia —. ¿Ya te vas?

—Sí, Ryan me debe estar esperando. —Miró su reloj, mientras que en la otra mano llevaba el uniforme —. ¿Tú irás a la carrera?

—Por supuesto. —Sonreí —. No me lo perdería por nada.

—¿En serio? —me miró sorprendido —. ¿Por Ryan?

—¿Ryan? —Fruncí el ceño —. ¿Qué tiene que ver él? Voy porque amo las carreras.

—¿De verdad? —Su rostro no podía estar más asombrado.

—Sí. —Volví a sonreír —. ¿Por qué te sorprende?

—No... solo pensé en otra cosa. —Sacudió la cabeza —. Si quieres te puedo dar entradas.

—¿Hablas en serio? —Le miré esperanzada.

—Claro. —Se encogió de hombros —. Acá no todo el mundo suele ir y quedan siempre algunas.

—¿Ryan no se molestaría?

—¿Por qué? Además, me debe una. —Guiñó un ojo.

—Ahora seré yo quien te deba una —le dije emocionada —. De verdad muchas gracias. Así será mucho más fácil para cuando mis amigos vengan a visitarme.

Era un gasto menos, Norah y Brent solo tendrían que pensar en los boletos de avión porque si Sam se venía a vivir acá, podría quedarse en el departamento que pensaba alquilar.

Gracias a Dios no iba a estar tan sola.

—Entonces, ¿hagamos esto un trato, te parece? Solo dime y te conseguiré las entradas a las carreras que ellos quieran asistir.

—Gracias. ¿Puedo darte un abrazo?

—Sin pedirme permiso la próxima. —Sonrió antes de devolverme el abrazo.

***

—¿Dónde conseguiste estas entradas? —preguntó Brent, sonriendo de oreja a oreja —. Vamos a ver hasta lo mínimo.

Había ido a buscarlos al aereopuerto y les había dicho que tenía una sopresa para ellos.

—Tyler me las dio.

Apartamento 201 ©Where stories live. Discover now