Capítulo 4

3.5K 248 103
                                    

—Hola, soy Christine Moore, gusto en conocerle. —Le tendí la mano.

—¿Salomón? —Me miró estupefacto.

¿Por qué razón seguía con eso?

—¿Ya se conocían? —preguntó Tyler, extrañado.

—Sí, justamente Avril me la presentó, ayer. —Me miró como si supiera que faltaba una parte por decir.

—Oh, genial, entonces mucho mejor. Les dejo para que puedan hablar.

Hubo un silencio mientras Tyler salía de la habitación. Por otro lado, McShane se acomodó en la silla, mirándome curioso.

—¿No piensa decir nada? —pregunté después de que el silencio se extendiera más de lo que ya había tardado.

—Estoy esperando a que diga algo.

—¿Yo? —le miré extrañada —. ¿Y qué se supone que tendría que decir si el que me tiene que entrevistar es usted?

—¿Una disculpa, tal vez?

Alcé mis cejas.

Por supuesto que mi intención era disculparme con él para limar las asperezas, pero el solo hecho de que él diera por sentado que yo tendría que hacerlo, me hacía no querer hacer nada.

—¿Por qué cree que yo debo disculparme?

—Por como me trató ayer.

—Entonces supongo que también recibiría una por parte de usted, teniendo en cuenta su comportamiento.

Él se rió. —Parece que no vamos a llegar a ningún lado.

Se iba a poner de pie, pero yo lo detuve cuando hablé—: Discúlpeme por como lo traté, ayer. —Traté de sonar lo más sincera posible. Llevaba luchando con el orgullo mucho tiempo, que esta era una buena prueba para hacerlo —. En serio, no sé qué me pasó, pero le digo que no suelo comportarme de esa manera. Y lo menos que quiero es que esto se mezcle con lo profesional, por eso le ofrezco excusas.

Listo. Ya estaba dicho. No podía negar que me sentí mucho mejor después de soltar todo aquello.

—Qué curioso. —Me miró con un brillo de diversión, que no se habían ido desde que nos encontramos por segunda vez —. Ahora ya no quiero sus disculpas.

Con él era imposible. De verdad.

—¿No podrías ser menos infantil, cierto? —pregunté, comenzando a tutearlo.

Sabía que estaba arriesgando mi oportunidad de ser contratada pero, ¿en serio tenía si quiera oportunidad con alguien como él?

—¿Disculpe?

—Ya está. Disculpado. ¿Tanto te costaba decirlo y pasar la página? —Le tomé del pelo.

—¿Te gustan las carreras? —soltó de la nada, cambiando el tema bruscamente.

En vez de cuestionarle por qué me preguntaba eso, decidí responderle porque él también había comenzado a tutearme.

—Me encantan.

—Así que me has visto correr. —Se cruzó de brazos, como si se estuviera divirtiendo.

—No exactamente. —Me encogí de hombros indiferente.

Sí el quería jugar, yo le iba a mostrar como jugar.

—Ah, ¿no? —Alzó una ceja—. ¿Por qué no exactamente?

—Si veía campeonatos, pero no para verte a ti.

—Entonces, ¿a quién?

—¿Quieres saber?

Apartamento 201 ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant