Un delincuente

Capitulo 34

Editado: 08/ 08/ 2021

Los arreglos tomaron su debido tiempo y algunas discrepancias entre nosotros, pero finalmente todo se solucionó y ahora mismo... este día, por fin ha llegado mi boda. No puedo evitar estar tan feliz como lo estoy, sinceramente mi sonrisa esta tan amplia que me duelen las mejillas y de cierto modo siento... una incomodidad en el estómago, nervios que se convierten en ganas de vomitar... yo... simplemente...

— ¡Ey! —apunta mi rostro inclinándose sobre mí — ¡No llores o arruinaras el maquillaje! —exige Choucho.

—Lo lamento... —elevo el rostro tratando de contener mi emoción.

—Solo está demasiado feliz... —rodea mi hombro mostrando su radiante sonrisa —hay que abrazarla un poco Choucho —rodea mi cuerpo.

— ¡Chicas, —se adentra en el lugar —ya es hora! —Yodo se detiene dudosa y avanza con preocupación inclinando su rostro para analizarme — ¿Estás bien Hima?

—Siento un poco de incomodidad, de nervios, —rio inquieta —en el estómago... —niego meneando mi mano sin importancia —pero solo es porque estoy emocionada... ¡Uff! —exhalo al techo para preparar mi mente, mi rostro baja con decisión — ¡Vayamos!

Las chicas me acompañan entre el ventilarme con sus manos en un intento de relajar mi nerviosismo por el gran día; apenas llegamos frente a la gran puerta damos un asentimiento a los encargados para que las abran, la música suena apenas pueden mirarme entre el abrir, todas las miradas se centran en mí mientras mi mirada permanece sobre el altar analizando detalladamente a mi futuro esposo... Shikadai inhala con profundidad y acomoda su saco para luego pasar la mano por su cabello, creo qué esta igual de nervioso que yo.

Mi padre llega a mi lado mostrando su amplia y renovada sonrisa, rodeo su brazo para iniciar nuestro camino y mientras nosotros nos dedicamos una sonrisa las chicas avanzan arrojando algunos pétalos de rosas. Avanzamos, y mi mirada varía entre mi esposo y la gente que nos desea la felicidad.

—Felicidades mi pequeña, —Dice en un susurro manteniendo la mirada al frente —por favor, se muy feliz con él —me mira levemente.

—Te aseguro que lo seré. Muchas gracias papá.

Al llegar frente al altar mi padre extiende la mano en espera de Shikadai, y al segundo une nuestras manos para mirarlo.

—Cuida de mi hija, estoy... dejándola a tu cuidado.

Shikadai da un asentimiento lento y confiado que obtiene por completo la bendición de mi padre, al estar solos avanzamos sobre los cojines en el suelo mirándonos de frente para dar inicio con la ceremonia; al abrir mis ojos puedo ver a los chicos detrás de Shikadai sonriendo con entusiasmo mientras él eleva el pulgar discretamente para hacerme reír. Nuestras manos afianzan el agarre mientras el cura comienza a hablar, no lo sé, pero es tanta la emoción que me invade en este momento que puedo sentir mi estómago rugir, de hambre o nauseas, quizá nervios, siento ganas de vomitar y al mismo tiempo de comer mientras mi corazón se desboca en mi pecho.

Esto es... definitivamente lo que siempre quise, casarme con el amor de mi vida, y él... él esta aquí frente a mi luciendo terriblemente atractivo mientras sostiene con fuerza mis manos entre las suyas... nuestras miradas bajan levemente y al segundo suben para cerciorarnos de la felicidad que nos recorre... las sonrisas se han hospedado en nuestras caras sin intención de marcharse pronto. La hora de los anillos llega y Shinki se acerca dejando ver los anillos, Shikadai toma el suyo y tomando mi mano acerca el bello artefacto.

—Himawari —comienza a recitar —te entrego este anillo como muestra de mi compromiso, prometo... —pone presión en el agarre —estar contigo todos los días para poder apreciar tus sonrisas y secar tus lágrimas, para ayudarte en las decisiones importantes actuando como un dúo contra cualquier problemática que aparezca, pero sobre todo, prometo estar siempre contigo para engendrar tus sonrisas y hacer fluir tu cálida risa... —analiza mis ojos —prometo formar una familia a tu lado y no separarme de ti, nunca.