Capítulo 5

603 50 3
                                    

Editado: 27/ 04/ 2021

Pelea, fuerza inesperada.

[Casa Uzumaki, Himawari]

Al llegar de la escuela rápidamente comencé a hacer mi tarea, mi meta es convertirme como mínimo en la segunda de mi clase, por eso debo esforzarme en mis estudios lo mejor posible; con mi tarea terminada me alisto para salir ante el antojo de un helado frio, tranquilamente me coloco un Short de mezclilla y una blusa color salmón algo suelta, amarrándome mi cabello salgo rápidamente con mi billetera en mano; entre mi andar tranquilo tomo mi móvil dejando mi cartera en mi bolsillo trasero mientras comienzo a buscar una canción, pero... un fuerte golpe en un callejón me hace detenerme, una fuerte disputa llega a mis oídos seguido por objetos que caen... tragando saliva me guardo mis ganas de ir a ver para comenzar a avanzar rápido, pero entonces... frente a mí puedo ver su cuerpo pasar hasta chocar con el barandal de la calle que le ha salvado de ser arrollado.

— ¡Shikadai!

Al ver la sangre en su cabeza y rostro me apresuro a guardar mi móvil y avanzo rápidamente a su lado analizando la cortada en la mejilla y la suciedad de zapatos sobre su ropa... él se queja sin poder mirarme mientras sostiene su vientre, parece aturdido; con el corazón latiendo a mil por hora giro la mirada hacia el callejón donde un tipo sale con un tuvo de metal en manos mientras otros dos le siguen sonriendo vencedores mientras arreglan sus manoplas y limpian la sangre de sus nudillos. Furiosa, me pongo en píe dejando que el acelerado ritmo de mi corazón guiara a mis manos convirtiéndolas en puños, la rabia fluyendo por mi cuerpo al verlo ser derrotado de una forma tan cobarde...

— ¡Van a morir desgraciados!

Al instante la primera sonrisa se dibujó en la cara del tipo con el tubo, sin dudarlo devuelvo su sonrisa me lanzo en una carrera hacia él que se burla al lado de sus amigos apenas tomándome enserio, pero... cuando mi puño toca su mejilla puedo verlo retroceder contra un poste de luz que lo hace caer inconsciente. Con una sonrisa campeona me giro hacia el siguiente sin apartar la mirada de su persona mientras tomo el tubo del suelo, apenas tomo fuerza para ir contra él puedo ver la duda en su cara mezclada con miedo, entre su temor termina cayendo al suelo antes de que el tubo toque su rostro... dejando caer el tubo me tiro encima suyo y comienzo a golpearlo con mis puños limpios.

— ¡Malditos bastardos! —una y otra vez golpeo su rostro — ¡Tan débiles que no pueden pelear limpio! ¡Estúpidos... estúpidos! ¡Malditos... —dirijo mi mirada al otro —idiotas!

Con la respiración agitada dejo al tipo desangrándose en el suelo, yo... me exalté, no debí golpearlo con tanta fuerza, pero...

— ¡No lo harás desgraciado!

Vuelvo mi mirada rápidamente cubriendo mi rostro por instinto, pero el miedo me llena al ver como Shikadai lanza una patada a la mano del tipo arrojando lejos la navaja que estaba dispuesta a dañar mi cuerpo, aturdida puedo verlo pelear contra él tipo logrando hacerlo caer en un segundo para seguir golpeándolo en el suelo... las sirenas invaden mis oídos y rápidamente me acerco hasta tomar su mano y jalarlo.

— ¡Tenemos que irnos!

Entre mi cansancio el único sonido que llena mis oídos es el paso rápido de nuestros zapatos contra la acera y... mi corazón, mi corazón latiendo a toda prisa... no puedo tragar saliva y aun así puedo sentir mi boca tan seca mientras mi respiración se vuelve más pesada, y... en mi mano, sobre mi mano puedo sentir la sangre caliente que cae de su cabeza herida... correr, correr, correr... sin importar a quien empujemos, con quien choquemos, quienes nos miren raro... pero de pronto mis piernas no pueden seguir más, y es él quién comienza a jalarme; puedo ver su espalda, su ropa sucia, sus cabellos sueltos con su liga a punto de caer... tomando fuerza seguimos corriendo como podemos... pero de pronto cae de rodillas y mis agotados pies terminan tropezando entre sí, cayendo sobre él comenzamos a rodar por la velocidad. Y al abrir los ojos puedo verlo sobre mí mientras respiramos agitadamente contra el otro y poco a poco comenzamos a reír animados... una gota de sangre aterriza en mi mejilla y de pronto se deja caer recostado a mi lado en el suelo... abrumada por mil sensaciones puedo ver la mirada de la gente sobre nosotros, y luego de exhalar un suspiro decido incorporándome tomo asiento.

Un delincuenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora