♡ིུ The prince

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Louis trataba de controlar sus nervios, pero sobre todo sus feromonas en aquella habitación. Su cabeza se encontraba inclinada hacia abajo, con unas mejillas levemente sonrojadas y el camisón perla cubriendo su curvilíneo cuerpo de omega.
Aunque el joven chico de diecisiete años era una prostituta, su dulzura e inocente rostro no lo aparentaba ser. Vendido cuando tenía unos cortos diez años a un burdel de Sytolid. Tomado por primera vez a los trece años, quién irónicamente fue follado por el joven príncipe de dieciséis al tener su celo.

Y ahí estaba de nuevo, frente al príncipe Harry, a quien tenía que complacer con todo su esfuerzo y como el había observado para aprender cómo complacer a un alfa durante las relaciones sexuales.

El atractivo príncipe lo miraba con esa mirada esmeralda que provocaba tantas sensaciones extrañas en el cuerpo de Louis, pero le gustaban sentirlas. Harry acaricio su cintura sobre el transparente camisón que no dejaba nada a la imaginación para el alfa. Una caricia lenta, pero llena de deseo.

—Has cambiado—susurró, con su mano acariciando su cintura para bajar hacia sus caderas, apretando con ligereza la piel blanca del omega.

Lo siguió tocando, pero ahora con ambas manos, adornadas por un par de anillos de oro puro.

Louis se estremecía, con ansias de mas toques sobre su cuerpo.

—Si, príncipe—contestó con voz sumisa. Vio que una sonrisa surco los gruesos labios del alfa.

—Nadie te ha tocado, ¿cierto?—él omega negó con la cabeza rápidamente. Su corazón comenzando a latir más fuerte dentro de su pecho, sabiendo a la perfección que el príncipe después de esa pregunta lo tomaba con fuerza.

Recordaba que la primera vez que había ayudado al hijo del rey Agustus Edward de Sytolid en su primer celo, tenía tanto miedo de no hacer lo correcto y decidieran matarlo. No fue lo que sucedió, recordaba a la perfección que había dolido, pero su omega no protestó al ser tocado por todo su cuerpo virgen, al contrario, deseaba más toques. Después de eso el príncipe se había encaprichado con el, pidiéndole a su padre que no dejará que ningún otro hombre posara sus manos en aquel angelical cuerpo.

Los labios del príncipe besaron su mejilla; labios cálidos y esponjosos. Las manos del alfa levantaron su mentón y llegando hasta aquellos labios que Harry siempre anhelaba besar cada día que abría los ojos. Profanando los delgados labios del frágil omega. Unos labios que no eran santos, eran diabólicos por hacer que el príncipe de Sytolid deseara hacer tantas cosas con aquellas rosada boca.

 Unos labios que no eran santos, eran diabólicos por hacer que el príncipe de Sytolid deseara hacer tantas cosas con aquellas rosada boca

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Los brazos del omega se aferraron a los bíceps de Harry, respondiendo al beso que se comenzaba a tornear hambriento. En un movimiento rápido las manos del príncipe tomaron las caderas del omega, girándolo, quedando a espaldas de el.

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