Yuuri Ktsuki es un joven patinador Japones en asenso con un pasado que lo ha hecho ser un joven inseguro y bastante tímido.
Una noche después de patinar comienza a recibir regalos bastantes hermosos y costosos de parte de un "Admirador Secret...
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Un niño miraba con fascinación como un joven patinaba en la pista del Ice Castle. Aquel joven de largos cabellos bailaba sobre la pista, dando saltos y haciendo movimientos que parecían propios de un ángel. Cuando sus ojos se cruzaron con los zafiros del mayor sintió un cosquilleo en las manos y un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas y más aún cuando este le sonrió. Dio un saltó perfecto, haciendo que el más pequeño soltara un jadeo de fascinación.
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―Deberías entrar y patinar conmigo, seguro te divertirás más ―La suave y juvenil voz hizo que el castaño pegara un salto sin saber en dónde esconderse.
―Yo...no sé cómo hacerlo ―Le confesó el menor con cierta vergüenza y tristeza.
El mayor se detuvo y se acercó hacia el castaño, quedando frente a frente separados únicamente por la baranda de metal.
― ¿Te gustaría aprender? Yo puedo enseñarte si lo deseas ―El castaño abrió los ojos con sorpresa para luego formar una enorme sonrisa sobre sus labios, asintiendo repetidas veces. El pelilargo sonrió con ternura―. Mi nombre es Viktor, Viktor Nikiforov ¿Cuál es el tuyo?
―Me llamo Yuuri Katsuki, señor ―Se presentó el menor con timidez
―No me digas señor, aun no soy tan viejo ―Comentó Viktor con una sonrisa divertida para luego revolver los negros cabellos del más pequeño―. Es un placer conocerte, Yuuri.
Yuuri se sonrojó nuevamente ante la acción del ojiceleste, más cuando dijo su nombre. Viktor alejó su mano de la negra cabellera antes de salir de la pista, colocándole los protectores a las cuchillas. El ojiceleste sujetó la mano del menor y caminaron hacia donde estaban hablando sus madres entretenidamente, parecía ser que había hecho buenas amigas. Una vez allí Yuuri se puso nervioso, comenzando a temblar levemente.
―Disculpe, ¿Usted es la madre de Yuuri? ―Preguntó Viktor educadamente a lo que la mujer de aspecto tierno y amable respondió con una sonrisa.
―Sí, lo soy ¿Por qué, sucede algo? ―Le preguntó con curiosidad. El mayor bajó su vista hacia Yuuri quien solo podía balbucear con la cabeza hacia abajo mientras movía sus manitos de forma temblorosa. Viktor sonrió con ternura antes de suspirar.
