Capítulo 22

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Advertencia: este capítulo tiene temas sensibles como depresión, ansiedad entre otras cosas, por lo que si son sensibles o sufres algo de esto, por favor no lo leas







    Yuuri se terminó de colocar los patines y se puso de pie, observando la pista con algo de duda. No patinaba desde que había tenido el accidente, su médico se lo había prohibido mientras su cuerpo volvía a mejorar, pero ahora que ya estaba dado de alta nada le impedía empezar a entrenar para el próximo Gran Prix Final.

     Se acercó a su entrenador y, luego de recibir las recomendaciones necesarias, entró a la pista con lentitud; empezó a moverse suavemente, haciendo giros sutiles y practicando patinar con una sola pierna con cuidado. A pesar de las negativas por oírte de Viktor y su familia, había decidido que era lo mejor que podía hacer para mantener su cabeza ocupada.

     Luego de la pérdida de su hijo, la terrible noticia de que ya no podría tenerlos le rompió completamente el corazón. Había decidido alejarse de todos, incluso del propio Viktor, y encerrarse en su pieza para intentar procesar todo lo que había le pasado en esas semanas. Sentía que todo el mundo se le había venido abajo y que no había forma de que pudiese salir. Posiblemente hubiese sido así de no ser del apoyo de sus amigos, su familia y principalmente de su prometido.

     De todas formas esos meses habían sido horribles, sobre todo para él que tuvo que estar la mayor parte del tiempo solo porque Viktor tenía que viajar y el no estaba autorizado otra hacerlo. No por eso desacreditada el dolor que sentía el peliblanco, claro que no, sabía perfectamente que el también estaba sufriendo…pero el al menos tenía con que distraerse mientras el tenía que seguir internado.

     Pero no podía seguir así, sufriendo por los rincones. Tenía que intentar seguir con su vida, aún sin estar seguro de si algún día ese dolor se iría.

     Al menos tenía a sus amigos y a Viktor.

   — ¡Yuuri! —El nombrado detuvo sus movimientos y se giró hacia donde había escuchado la voz, sonriendo suavemente al ver que se trataba de Otabek—. Me alegra verte en la pista nuevamente.

   —Tenia que hacer algo para ocupar mi cabeza mientras no planifico las cosas de la boda —Le respondió para luego acercarse hacia donde estaba el moreno— ¿Cómo te encuentras tú?

   —Estoy un poco cansado, pero bien —Le respondió y se masajeó la nuca con suavidad—. Con Viktor en España por el Gran Prix Final, tu padre prófugo y Yurio molesto mis días no han sido fáciles.

   —Si, he visto que Yurio esta con un humor de perros que ni el se aguanta —Comentó el pelinegro para luego reírse—. Supongo que Viktor lo debe tener trabajando a todas horas.

   —No te has equivocado —Le respondió Otabek con diversión—. Creo que no me ha echado de la habitación porque tiene frío por las noches —Le contó entre risas—. Y tú… ¿Cómo te has sentido? ¿Estás listo para la inminente boda?

   —Yo…trató de sobrellevarlo —Le respondió con algo de dificultad—. He buscado formas de distraerme, pero es un poco difícil ¿Sabes? —Soltó un suspiro y continuó—. En cuanto a la boda, todo está perfecto. Sólo quedan arreglar algunos detalles pequeños.

   —Me alegra escucharte así, Yuuri, eso significa que vas mejorando de a poco. —Le dijo—. Ya veras que saldrás adelante.

    —Hemos… intentando hablar sobre el tema, incluso tocamos el tema del vientre subrogado pero…simplemente es algo de lo que aún no quiero hablar.

   —Es entendible, Yuuri —El nombrado fijó  su mirada en el más alto—. No es algo fácil por lo que están pasando, perro estoy seguro de que podrán superarlo, solo necesitan tiempo y contención.

   —Si, de hecho hemos empezado a ir a terapia de parejas —Le comentó para luego sonreír—. No creas que hay algo malo en la pareja, pero vamos para superar todo esto.

   —Estoy seguro de que ustedes serian los últimos en necesitar terapia por peleas entre ustedes —Le aseguró Otabek otra luego sonreír—. Bien, te dejo continuar con tu entrenamiento, si me necesitas estaré vigilando por el lugar.

     Yuuri asintió con la cabeza y se alejó un poco de la baranda de seguridad. Continuó con su entrenamiento, practicando solo los movimientos y piruetas que su entrenador le había autorizado hacer. Luego de varios horas, se dio por terminada el entrenamiento y se acercó a la salida de la pista, cubriendo las cuchillas de sus patines para poder salir.

   —Estás haciendo un excelente trabajo Yuuri, ni siquiera parece que no has estado entrenando en meses  —Exclamó su entrenador con alegría—.  Si seguimos con este mismo rendimiento, no dudo de que podrás entrar al Gran Prix Final.

   —Gracias, la verdad que sus palabras me alegra bastante —Le dijo el ojinegro antes de hacer una reverencia.

     “La única noticia buena en semanas”. Pensó Yuuri mientras se sentaba sobre su silla. Tomo una de las toallas que había apiladas sobre una mesita y se secó el rostro con algo de fuerza otra para luego beber un poco de agua de la botella que había llevado. Soltó un suave suspiro y tomó su teléfono para ver si su pareja le había mandado algún mensaje, sonriendo al ver que no se había equivocado. Sin embargo, el contenido del mensaje lo descolocó un poco.

     “No veas las noticias hasta que llegue, por favor”

     Frunció el ceño con confusión, algo preocupado por la forma en que le había escrito eso. ¿Acaso había sucedido algo malo? ¿Sería acaso una noticia de su padre? ¿Y si algo la había pasado a Viktor y no quería que se enterará? Ciertamente no sabía que hacer, quería hacerle caso a su pareja y no entrar a Internet…pero su ansiedad por saber de que se trataba todo eso eran mucho más fuertes, por lo que terminó ingresando a la Web.

      Su corazón dio un vuelco y no de la forma que le hubiese gustado. Tragó con fuerza y una punzada se instaló en la boca de su estómago, generándole una sensación desagradable que le recorrió todo el cuerpo.

     “El joven empresario Viktor Nikiforov fue visto saliendo de un hotel con un joven desconocido en medio de la noche”

     En la nota se comentaba que los dos habían sido visto juntos en varias reuniones durante la coordinación de la competencia de patinaje en España, y que aunque al principio se pensó que eran simples colegas o amigos, la foto que se había filtrado gracias a un camarógrafo había hecho explotar la bomba y esparcir el rumor de un posible amorío.

   —Es mentira… —Se dijo a sí mismo para luego salir de aquella página.

      Pero en vez de dejar el teléfono, prefirió seguir buscando información en un intento de desmentir esa noticia. Sin embargo, empezó a encontrar más noticias como esas y estás tenían muchas más fotos que la anterior. Sus manos empezaron a temblar con fuerza al tiempo que se le formaba un nudo en la garganta. No entendía porque estaba así, porque el confiaba ciegamente en su amado, ¿Entonces porqué estaba al borde de las lágrimas? Posiblemente por la foto medio borrosa de Viktor saliendo tomado de las manos con ese presunto desconocido.

      Finalmente encontró una imagen de aquel chico. Era lindo. Bastante lindo.

   —Yuuri, hijo, ¿Está bien? —Le preguntó su entrenador con preocupación—. Te ves pálido y estás temblando.

   —S-Si, yo….necesito ir al baño —Se apresuró en responder para luego ponerse de pie, tomando su mochila—. Ya regreso.

     No permitió que su entrenador articulara alguna palabra ya que salió despavorido hacia los baños, importándole muy poco que aún tenía los patines puestos. Su estómago y cabeza daban vueltas, sabía que quería vomitar y que no aguantaría mucho antes de hacerlo, por lo que decidió entrar al baño de mujeres (aprovechando que estaba vacio) y se metió en uno de los cubículos, no sin antes cerrar con seguro la puerta de entrada.

     Vomitó todo lo que tenía en estómago, sintiendo un sabor amargo instalarse en boca, haciéndolo sentir aún más. Tosió con fuerza y por primera vez liberó las lágrimas que había estado conteniendo en ese momento, sin saber si era lo por lo que acababa de leer o si ese llanto se debía a todo lo que había estado aguatando durante los últimos días. Se apoyó contra una de las paredes del cubículos mientras se sujetaba de la cabeza, intentando calmarse para poder salir de ese baño.

     Su teléfono empezó a sonar de golpe. Se fijo quien era y se apresuró en cortar al ver que se trataba de su entrenador. Intentó ponerse de pie con cuidado, ya que se sentía algo débil por vomitar y tenia la mirada borrosa, y caminó hacia el lavamos, apoyando su mochila sobre el frío mármol.

     No se reconocía en el espejo. Sus ojos ya no brillaban, las ojeras pronunciadas que tenía ahora estaban acompañadas por una hinchazón causada por el llanto, sus mejillas estaban sonrojada y su labio inferior temblaba con fuerza. De hecho, todo su cuerpo temblaba con fuerza. Se veía terrible, se sentía horrible ¿Cómo demonios no iba a engañarlo si el ya no tenía nada que ofrecerle? Había perdido su figura, se sentía inútil e insignificantes, vivía llorando por los rincones, ya no le encontraba emoción a nada, no deseaba tener sexo, había perdido a su bebe, ya no podía tener hijos.

     Viktor se merecía algo mejor que una persona depresiva.

     Estaba cansado, y se odiaba por no saber porqué. Solo quería dormir, solo quería descansar un poco de tanta mierda.

     Su teléfono volvió a sonar y está vez se trataba de Otabek, a quien le cortó con rapidez. No quería hablar con nadie, y ahora todos querían hablar con él. Pero, tal vez, la gota que rebalsó el vaso fue cuando el teléfono volvió a prenderse, indicando que Viktor intentaba contactarse con él. Las lágrimas empezaron a brotar de nuevo aunque esta vez frunció su ceño con molestia, tomando su teléfono para luego estamparlo con fuerza contra la pared más cercana.

     Abrió la canilla y se lavó el rostro con más fuerza de la necesaria, apoyó sus manos sobre el lavatorio y se observó nuevamente en el espejo, observando en silencio como las lágrimas seguían cayendo.

    —Es una crisis de nervios…es eso —Murmuró en un desesperado intento de auto tranquilizarse—. La psiquiatra dijo que es normal. Tienes depresión, Yuuri, recuerda eso.

     Todos mochila y sacó del interior un envase de color blanco y letras rojas, lo abrió con sus manos temblorosas y sacó varias pastillas blancas, regresando algunas al pote con cuidado de no tirarlas. Se llevó la pastilla a la boca y Bebió agua de su botella, soltando un jadeo cuando dejó de beber. Volvió a mirarse el espejo, sintiéndose rápidamente adormilado. Entonces frunció  el ceño con confusión, ¿Cuántas pastillas había tomado?

     Realmente no sabía, pero ciertamente se sentía mejor. Mucho mejor.

   —Tal vez una mas… —Murmuró antes de abrir nuevamente el frasco y colocando en su mano no una, sino varias píldoras.

     Se las llevó a la boca, ignorando el hecho de que no era solo una, y Bebió rápidamente.

     Esta ve se sintió bastante mareado, incluso su vista se volvió borrosa, por lo que se llevó las manos a la cabeza. De pronto escucho pasos acercándose por el pasillo, lo que hizo que guardará el frasco de medicamentos en la mochila y cerrar era última.

     Intentó caminar hacia la puerta de entrada pero debió detenerse porque todo empezó a darles vueltas al tiempo que sentía que perdía fuerza en sus piernas. Unos fuertes golpes empezaron a sonar sobre la puerta y podía escuchar una voz a lo lejos que le gritaba, pero no sabía porque no podía responder. Tenía mucho sueño. Al final sus piernas terminaron perdiendo toda fuerza y cayó al frío suelo del baño.

     La puerta se abrió de golpe y escuchó un fuerte grito.

   — ¡Yuuri!

     Escucho la voz de Otabek algo lejos antes de perder la consciencia.

The Gangsta ~VictuuriWhere stories live. Discover now