Capítulo 2

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     Dos guardias caminaban con rapidez por los rojos pasillos de la mansión, llevaban consigo a un hombre que tenía un saco sobre la cabeza

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Dos guardias caminaban con rapidez por los rojos pasillos de la mansión, llevaban consigo a un hombre que tenía un saco sobre la cabeza. Abrieron las puertas con sus hombros antes de lanzarlo contra el suelo alfombrado, quitándole la capucha.

―Bienvenido seas a mi humilde morada, Richard Trakovsky ―la suave voz de Viktor hizo que el hombre temblara con fuerza―, que sorpresa es recibir a un gran diputado....que no es más que un bastardo abusador.

―Pero si es el gran Viktor Nikiforov. Dime, ¿Tan aburrido estás que ahora te dedicas a secuestrar y torturar personas? ―Le preguntó con sorna antes de escupirle los zapatos.

Viktor miró fijamente donde estaba Richard le había escupido antes sin borrar su sonrisa. Acercó su mano y lo sujetó por las mejillas con fuerza.

―Deberías ser más gentil Ricky, sabes que soy capaz de volarte la cabeza en este preciso instante ―le susurró con voz firme, saliendo completamente de su tranquilidad.

― ¿Y por qué no lo haces? ―le cuestionó el hombre, retándolo con la mirada―. Para ti las personas no valen nada, solo somos basuras.

―Porqué tú tienes información sobre algo, y me lo vas a decir por las buenas...o por las malas ―le dijo el peliplateado mientras sacaba una pistola del bolsillo de su saco y la colocaba justo en el centro de la frente―. ¿Quién fue el bastardo que los asesinó?

―De mi boca no saldrá nada de esa noche ―le susurró mientras sonreía. Viktor le regresó la sonrisa antes de lanzarle un puñetazo, logrando sacarle sangre de la nariz.

―Es mejor que hables, lo digo por tu bien más que nada...no me pesará en la memoria desfigurar tu cara a golpes ―El hombre negó repetidas veces mientras jadeaba. El peliplateado suspiró cansado antes de propinarle dos puñetazos más, lo agarró del cabello con fuerza haciendo que lo mirara― ¡Habla!

―Jamás... ―dijo el hombre mientras jadeaba con fuerza―. De esta...boca...jamás saldrá nada.

―Muy bien, Otabek envía un escuadrón a matar a su hijos y hagan lo que quieran con esa mujer; mátenla, denle de comer a los perros, abusen de ella pero que no quede rastro de ellos ―El pelinegro asintió mientras comenzaba a hablar por un comunicador. La celeste mirada se posó en los aterrados ojos de Trakovsky―. Seguramente encontraremos a alguien más que quiera cooperar conmigo.

― ¡No, espera! Te diré todo pero por favor no los metas en esto ―le rogó el hombre con desesperación. Viktor sonrió de lado y chasquido, Otabek paró de hablar.

―Muy bien, entonces habla ―le ordenó con frialdad mientras se sentaba frente al hombre.

―Leroy...Leroy los mató. Dijo que saldrías del juego...si te arrebataba lo que más querías, dijo que no serias una molestia ―le confesó el hombre mientras agachaba la cabeza.

The Gangsta ~VictuuriWhere stories live. Discover now