{Capítulo 21}

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Apenas una semana había transcurrido desde la recuperación de Logan. Poco conocía del tema por evitar las llamadas de Dean. Sabía que tarde o temprano debería devolverle las llamadas, así como responder los mensajes de Lindsey y Lucas, pero por ahora su mente no estaba apta para escuchar nada al respecto.

Evitaba pensar en él, sin embargo daba gracias que ya estuviera fuera de peligro. Aunque la marca de las uñas quedaba impresa en sus palmas con sólo pensar en que Danielle también podía estar al tanto.

«¡No mereces saber nada!» pensaba más de una vez.

El timbre resonó en las paredes del living. Saltó del sofá y tomó las llaves que descansaban en el cenicero.

Caminó hasta la puerta con una sonrisa socarrona. Treinta minutos, había sido mucho menos de lo que esperaba.

—Ya me preguntaba cuándo te darías cuenta de...—Las palabras se atoraron en su garganta. Esperaba encontrarse con el rostro de su padre, desesperado por creer que había perdido las llaves. En su lugar se topó con el verdoso color de los ojos de Dean.

Traía el cabello ligeramente mojado por la llovizna que bañaba el exterior. Su camioneta se encontraba aparcada justo en la entrada. ¿Cómo pudo pasar ese detalle por alto?

—Dean... —susurró.

—¿Puedo?

Incapaz de encontrar una excusa para echarlo, se hizo a un lado y le dejó el camino libre.

Al entrar, el calor del lugar provocó que le temblaran los huesos. Su cuerpo, entumecido por el frío de la lluvia, agradecía el calor de la estufa.

—¿Sucedió algo? —Le invitó a tomar asiento en el sofá.

—Sabes muy bien por qué estoy aquí.

Alice frunció los labios, deteniéndose frente al sofá.

—He estado ocupada.

—¿En serio? Porque la última vez que hablé con Samuel me dijo que ya no trabajabas con él. Dijo que te mandó a descansar.

Apartó la mirada y exhaló con cierto enfado. Quería a Dean tanto como a un hermano, pero había un límite para la vida privada y ya se había pasado de la raya.

—¡Logan despertó! —exclamó—. ¿Qué eso no te motiva en lo absoluto? Eras la primera que deseaba verlo bien, y ahora que lo está ni siquiera te dignas a verlo.

—¿Y a ti eso qué te importa? Es mi vida. Yo tomo mis decisiones.

Abrió mucho sus ojos verdes y Alice no fue capaz de distinguir si estaba molesto o impresionado. Quizás un poco de ambas cosas.

—Pues estás tomando las decisiones equivocadas. —Hizo una breve pausa. Su malestar empeoraba al ver la indiferencia en la joven—. ¿A qué le temes?

Alice giró la cabeza tan rápido que su cabello acompañó el movimiento en el aire.

—¿Por qué dices eso?

—Porque hasta donde sé Logan era todo para ti. Dame una razón, una sola, que me convenza de por qué estás haciendo esto.

Agachó la mirada, su mente le brindaba las respuestas que Dean quería escuchar, pero su boca se mantenía cerrada. Inspiró profundo y levantó la mirada para enfrentarlo.

—Dean, te pido que te vayas.

—Alice —insiste.

—¿Por qué no puedes hacer lo que te pido?—responde entre dientes.

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora