Capítulo 30

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Me quedé paralizada. Raiza ya se había ido, pero yo me había plantado ahí en el pasillo. ¿Como es que no lo noté? Cuando tomo agua no me vuelvo normal, me vuelvo como debería ser con mi elemento agua. Fui una estúpida, ahora Raiza sabía. El tono tan tranquilo en el que lo dijo me espantó demasiado. ¿Acaso se lo diría a alguien? ¿O guardará mi secreto igual que Evan? ¿Qué debo hacer ahora? Lo único que sé es que estoy en problemas.

Después de salir de mi shock, me dirigí a mi habitación. Qué gran alivio que Raiza no dormiría aquí hoy. Iba despacio, demasiado. Más allá de lo de Raiza, algo en mi interior me decía que algo andaba mal.

Sin muchas ganas, me dormí con la preocupación a flor de piel.

En la noche, las pesadillas volvieron, esta vez distintas, Evan estaba en ellas. Pero estaba distante, era como si mi cerebro me estuviera castigando por ser feliz. Pero ¿porque? ¿Acaso hay algo más que yo no sé?

Desperté. En el suelo. Me había caído de la cama en medio de las pesadillas y no lo había notado. El dolor de cabeza era algo peor que todos los días, claramente por el golpe.

Decidida, deje que mi mente se olvidara de las pesadillas. Comencé con lo que tenía que hacer. Me duché rápidamente y me puse la ropa más caliente y abrigada que traje, junto con un gorro y unos guantes. En una mochila puse varias botellas de agua que tenía en el refrigerador, aun así, fui por más a la cafetería.

Podía escuchar las voces de los pensamientos de las personas, diciendo lo rara que me veía trayendo ropa cálida en un día cálido, estaba claro que les causaba gracia.

Salí del hotel a pasear. La ropa aún no hacía efecto, pues no tenía calor. Las personas con elemento aire jamás padecen de calor extremo, no sudan, ya que el cuerpo es como una fina tela que deja pasar el aire. Sinceramente en este momento me sentía un poco torpe por cargar con tantas botellas de agua, considerando que una sola la podría rellenar cuantas veces lo desee. Supongo que se sería mi plan B si se me acaba el agua.

Era un día precioso y soleado, todos andaban con ropa de verano y sacaban a pasear a sus mascotas. Sí que me sentía torpe con esta ropa, y mucho.

Más rápido de lo que pensé, en un par de horas ya había vaciado todas mis botellas, pero necesitaba más. Me metí al baño de un restaurante y comencé a llenar de nuevo todas y cada una de ellas.

Más al rato, me empecé a sentir débil, también sentía calor, bastante. Pensé que tal vez después del almuerzo podría mejorar, pero no. Los síntomas de días anteriores volvieron. Tuve que volver al hotel, porque tenía que vomitar... Sangre, otra vez. El maldito dolor de cabeza se intensificó aún más y podía escuchar las voces provenientes de los pasillos.

Marqué el teléfono de Evan y con la voz entrecortada le rogué que viniera. Me detestaba a mí misma por estar tan dependiente de él estos días, pero era la única persona con quien realmente contaba y me sentía segura.

Minutos después entró sin tocar la puerta. Pude notarlo a pesar de que en ese momento me encontraba medio inconsciente. Comenzó a agitarme y a pedirme que reaccionara.

—Avril, ¡¿qué pasó?!— dijo cuando me vio reaccionar.

—Es... Lo mismo.

—¡¿A qué rayos te refieres con lo mismo?!

—Esto... Ya me ha pasado... Hace rato.

—¿Qué puedo hacer?

—Nada. Por ahora, solo dame agua.

Rápidamente se levantó de mi lado y me dio una de las botellas de agua de mi mochila, bastó para que me pudiera incorporar.

—Hace un rato, antes de saber que era una mezcla, esto me pasaba. Supongo que ahora me pasa porque estoy obligando a mi segundo elemento a permanecer retenido. Al principio era porque mi cuerpo no estaba acostumbrado a ese elemento, ahora que ya se acostumbró, le estoy pidiendo demasiado— tosí sangre y Evan me alcanzó un pañuelo.

—¿Qué puedo hacer?— volvió a preguntar preocupado.

—Nada, mañana volveré a la normalidad, no te preocupes.

—Jamás me pidas eso— dijo enojado.

—¿Que no te pida qué?— pregunté confundida.

—Que no me preocupe, por favor no me pidas algo tan difícil.

Lo abracé, no podía besarlo porque a penas podía respirar, pero para mí abrazarlo fue suficiente. Me impacta la cantidad de razones que me da Evan para amarlo, y aún sigo sin estar segura. Muchas veces el cerebro habla primero.

—Bueno, lamento haberte molestado— terminé con el abrazo —. Si quieres ya puedes irte, me siento mejor.

—No, está bien, puedo quedarme.

—Estoy pasando por un momento incómodo, lo último que quiero es incomodarte también.

—¿Estás segura?

—Completamente, anda vete, estaré bien.

Me dio un beso en la frente y se fue.

Aquí no había hora de cena, si querías comer algo debías hacerlo por ti mismo. Ahora, si estuviéramos en el instituto sería la hora de la cena, pero lo último que se me ocurre en este momento es comer. Prosigo con lo último que debo hacer: tomar un baño de agua helada. Solo preparo la tina y pongo agua helada en ella, mi voluntad controla que tan fría puedo hacer el agua, la única que no puedo hacer es agua caliente.

Después del baño, me pongo mi pijama y una bata de dormir. Como aún no tengo sueño, salgo a dar un par de vueltas por el hotel, no me siento mal caminando en pijama ya que es algo que varios hacen a esta hora. Intento buscar una cara conocida, pero por el momento no encuentro a nadie.

Me encontré con una zona del hotel un poco más oscura que el resto, como si los bombillos se les estuviera acabando la energía, comencé a caminar por esos pasillos, estaban en silencio. En un momento oí algo, no estoy muy segura de qué, pero seguí aquel sonido.

Al doblar en una esquina, pude sentir como mi corazón se quebraba, no, como todo lo que hay dentro de mí se quebraba, no podía creer lo que tenía en frente, jamás me sentí tan mal como en aquel instante.

Suspenso. ¿Qué creen que encontró Avril?, díganlo en los comentarios. Voten si les gusto el cap. Por fin estoy logrando encajar un par de piezas que me ayudaran con la novela, así que quédense pendientes. Bueno x nos leemos la próxima gente bonita, se les quiere. Bay.

Pao.

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