Capítulo 19

68K 6.6K 572
                                    

  Me gustaría pensar que las cosas mejoraron. Pero no fue así. Natalie me mantuvo cinco días encerrada en la habitación, bajo ninguna circunstancia podía salir de ahí. Cinco días. Cinco días, vomitando sangre doce horas al día, migraña veinticuatro horas al día, y sin poder dormir si quiera una hora, por ende tenía las ojeras más grandes de la vida.

No había podido decirle a Raiza lo que me estaba pasando, ya que ni siquiera yo lo entiendo. Solo le dije que tenía algo de fiebre y que sin preocuparse siguiera con sus clases. Natalie me había dicho que en breve hablaría con la directora Rogers cuando ella tuviera tiempo, pero aquello me dejaba curiosa, pues, ¿qué tendría yo que hablar con ella?, no lo sé, y Natalie si quiera trata de explicarme, siempre que trato de preguntar esquiva mis preguntas.

Al sexto día no vomite tanto, entonces Natalie me dejó ir a clase de dominación, pero solo a esa. Si tengo que ser honesta, mi cuerpo está más débil que nunca en la vida, si quiera mi poder funciona, me siento enferma, y es una de las peores sensaciones del mundo.

Tras llegar al salón de dominación, la maestra Lockwood preocupada preguntó por mi ausencia, y continuando con lo que le dije a Raiza le dije que tenía fiebre pero que ya casi me curaba y por eso había venido. Mi hermana, igual de preocupada por no haber sabido de mí en cinco días seguidos, me dio un abrazo tan fuerte, que casi me hace vomitar ahí en plena clase.

  —Muy bien muchachos, ahora que su compañera a vuelto, podremos seguir con nuestra clase normalmente.

»Como les dije hace dos días, esta es, si no la más, una de las clases más importantes que van a tener y han tenido aquí en el instituto, así que de verdad no quiero que se la tomen a la ligera, y hablo muy en serio.

»Hay algunos que están desde el año pasado y no han logrado llegar al nivel ocho chicos, por favor! Necesito más dedicación de su parte.

»Dicho esto, hoy saldremos a la cancha de fútbol para practicar, cuando estemos allá les explicaré que es lo que tienen que hacer cada uno, o bueno, mejor dicho cada elemento.

La maestra nos guía hasta la cancha. Solo hay un par de chicos jugando un partido amistoso. Amablemente, la maestra les pide que se vallan, pero que no tardaremos, así que pueden volver luego.

—Ahora chicos, lo que vamos a hacer es una demostración de poder, todos la vamos a hacer, incluyéndome, y no crean que pueden hacer lo que quieran, esta clase no están fácil, deberán hacer todo lo que yo les pida, okay?

»Primero los de tierra, la nuestra será algo bastante sencillo...

Dejo de escuchar por un momento, no me siento bien de nuevo, debo irme antes de que algo malo pase aquí en frente de todos.

Levanto mi mano.

  —¿Si Avril?...— dijo la maestra deteniendo su explicación.

  —Ah...yo no me siento bien, ¿me puedo ir?— froté mis manos repetidamente.

  —Claro, Avril..., pero, un consejo para el futuro, si te sientes mal, no vengas a clase ¿si?

  —Bien— dije y me dirigí de nuevo al edificio.

Voy rumbo a mi cuarto. No puedo correr, porque sé que eso empeoraría la situación, pero estoy tratando de caminar los más rápido posible.

Y como no, me tenía que volver a estrellar con alguien. Con el mismo alguien.

  —Tienes la mala costumbre de chocarte ¿eh?— dijo aquel chico alto cuyo nombre desconozco.

  —¿A mí? Pero si has sido tú quien chocó conmigo— dije divertida.

  —Pues tal vez los lentes oscuros no te favorecen— dijo también con el mismo tono.

Río un poco. Pero de un momento para otro mi nariz empieza a sangrar. Como reflejo, la cubro rápidamente.

  —Oye, tú nariz está sangrando, ¿quieres que te lleve a la enfermería?

  —Ah...yo...no! Digo, lo mejor es que me valla a mi habitación ahora mismo.

Cuando me dispongo a pasar por su lado, me detiene tomando el brazo que tengo libre.

  —¿Si quiera vas a decirme tu nombre alguna vez?— dijo sonriendo.

  —Amm...Avril— dije liberándome de su agarre —, me llamo Avril.

  —Evan.

  —Pues, es un placer— dije sonriendo y ahora sí me dirijo a mi habitación.

Al estar ahí, Natalie me ve preocupada y yo corro al baño a vomitar. Ella amablemente me sostiene el cabello como lo ha hecho estos últimos cinco días.

  —Esto cada vez se pone peor— dije recostándome en la pared del baño cuando termino de vomitar.

  —Lo sé Avril, y lo entiendo. Por eso, esta misma noche hablarás con la directora Rogers. Hubiera querido que fuera antes, pero, no había tenido tiempo, mientras no estabas llamó y solicitó hablar contigo esta noche, no puedo decirte sobre qué, pero puedo decirte que cualquier duda que tengas será resuelta esta misma noche Avril, te lo prometo, es solo que no es mi deber contártelo, sino de ella y...— dijo y mira la coronilla de mi cabeza quedándose a media oración.

  —Qué, ¿qué ocurre?

  —Los cambios son cada vez más notorios— dijo y me pasa un pequeño espejo en el que logró verme y las raíces de mi cabello ahora están oscuras.

  —¡Ay por Dios!— dije mientras miro mi reflejo.

  —Lo siento Avril.

Aprieto mis labios y rápidamente tomo un suéter con capucha para cubrir mi cabello y salgo rápidamente de mi habitación llorando.

Aquella semana me había tenido girando. Necesito respuestas y las necesito ahora! Sin importarme por donde voy, en cuanto encuentro un rincón me acurruco en él y empiezo a llorar desenfrenadamente sin importarme si alguien me ve, lo cual es poco probable, pues ese rincón esta bastante apartado de cualquier lugar donde transite gente, es un lugar perfecto para llorar.

Pero no!, debo ser fuerte, dejar de llorar y ser débil, debo enfrentarlo y lo que sea que me esté pasando lo entenderé esta noche, sea bueno o malo, debo mostrarme firme, no podía permitirme a mí misma ser débil, no era correcto ni necesario, debo darme frente a mí misma y estar lista para lo que sea que me esté preparando la vida.

Toso un poco de sangre y con la cabeza en alto vuelvo a mi habitación.

Ya saben que si les gustó pueden votar o comentar, estaría muy agradecida. Hasta la próxima semana.

Pao.

Instituto de ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora