13• Ónix & Jade.

15.1K 1.8K 1K
                                    

[15 años]

— Al parecer Makkachin tendrá crías con la caniche de tu vecina —La risa de Zet sonó amortiguada desde la bocina del móvil —. Yullian intenta convencer al tío Yuri para que lo deje quedarse con un cachorro.

Yurio resopla divertido al imaginarse a su adorable hermano menor con un puchero en sus labios de corazón y viendo suplicante a su madre.

— Eso significa que pronto habrá otra mascota en casa.

— Y sin embargo el hijo pródigo no regresa porque es demasiado orgulloso —Ataca Zet y Yurio decide ignorarlo — ¿No los extrañas, Yurio? Ian siempre habla de tí.

El rubio gira en la cama hasta quedar boca arriba y ver detenidamente el pequeño candelabro que cuelga del techo.

Yullian mantiene contacto directo con Zet y es su mejor amigo quien le informa a él de todo lo que sucede en Yutopia.

Fue por el de ojos miel que estuvo al tanto de lo que pasó hace ocho meses, cuando Yuri se enteró de su exilio auto impuesto a Rusia.

Según lo que supo; Víctor le hizo creer a su esposo que su rubio hijo mayor estaría un par de días con la familia Nishigori, pero una vez la salud de Yuri se estableció y exigió ir a ver a su hijo, Víctor confesó.

Aún le cuesta trabajo creer que Yuri se enojó a tal punto de no dirigirle la palabra a su amado esposo durante una semana. La semana en que se convenció de que era lo mejor aunque quisiera ir a Rusia él mismo y regresar a Japón con Yurio de las orejas.

No ha hablado con ninguno durante varios meses. La única vez que respondió a una llamada de su madre fue hace cuatro meses y colgó en el momento que Yuri le dijo lo mucho que lo quería y cuánto lo extrañaba.

Los ama. Ama a su familia con cada fibra de su ser, de eso no tiene la menor duda y fue a la conclusión que llegó después de un par de días en casa de Yakov, pero en su corazón la sombra de la mentira y la incertidumbre no desaparece.

— Bien, ya entendí —Suspiró derrotado Zet — Hablemos entonces del par de días que Otabek pasó en Hasetsu.

— ¡¿Qué?! —Levantandose tan rápido que casi cae de la cama, Yuratchka toma el celular y quita el altavoz viendo cada rincón de la habitación, asegurándose que no hay ojos ni oídos juzgándolo — ¿De que hablas, Hámster?

— Si me hablas así no me dan ganas de decirte nada...

— ¡Rayos, Zet! ¡Por favor! —Suplica aunque sabe que su amigo está bromeando. Lleva casi toda una vida burlándose del gusto de Zet por las ratitas esponjosas esas.

Aún siente escalofríos al recordar el día que Fluff casi se traga el hámster favorito de Zet.

— Sólo estuvo un par de días, quizá dos días y una noche. Yulls me comentó que fue tío Yuri quién lo mando a llamar.

¿Su madre había buscado al chico con el que hizo una promesa de verano hace dos años y al que no había vuelto a ver desde entonces más que en las transmisiones del GPF por la televisión?

— ¿Por qué?

— Tu hermano no quiso responder cuando le pregunté. Como sea —Yurio puso los ojos en blanco ante la manera abrupta de su mejor amigo para cambiar de tema y lo dejó ser. Realmente no quiere darle muchas vueltas a ese asunto aunque le intriga demasiado —¿Todo listo para la final?

Yuratchka hecha un vistazo a la gran maleta con estampado de leopardo que espera paciente en un rincón del cuarto.

Yakov y Lilia lo acogieron sin preguntas y de la forma más amable que pudieron, sorprendiendo a Yurio. Lilia fue prima ballerina en el Ballet Bolshio de Rusia y ahora es directora del mismo. Fue ella quien le armó una nueva rutina y la coreografía para su programa libre y ciertamente fue una experiencia tan nueva como aterradora en un comienzo.

Somos tu familia. Where stories live. Discover now