Capitulo 16: Lirios y terciopelo

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Escuche sus pasos alejarse por el corredor mientras otros se aproximaban con parcimonia. Empezó a aterrarme el hecho de estar solo nuevamente a merced de esos hijos de puta.

Salivé y trague un par de veces antes de que la puerta que me privaba de mi libertad se abriera. El cuerpo fornido de Kauffman apareció de las tinieblas como si se tratara del mismísimo Lucifer.

- ¿Estas despierto, eh? Qué bueno...

- ¿Que hiciste? - la voz me salió como un maullido

- ¿Te preocupa que le hice a tu hermano marica por tu culpa? Creo que debiste pensar en ello antes de ser tan soberanamente estúpido

- Dime ya...

- Bill ha soltado la pasta y no precisamente gracias a ti, sin embargo... Aún no estoy satisfecho...

- Ya te dio el dinero ¿no? Que más quieres

- Tom... Te dije desde un principio que el dinero no sacíaria mi sed de venganza. Tu y tu hermanito me han estado tocando las pelotas desde el momento en que los conocí. Se han atrevido a burlarse de mi y yo he sido muy benevolente hasta ahora.

Tomo la silla que estaba pegada a la pared, la volteo quedando el espaldar adelante y sentándose con una pierna a cada lado continuó con su monólogo.

- Primero Bill juega conmigo quitándome lo que por derecho me pertenece, luego tu abusando de mi hospitalidad desobedeces una orden tan simple que quizás te hubiera devuelto a la calle... Pero no... Decidiste hacerte el valiente a costa de mi tiempo y mi dignidad. Billy piensa que con esto te dejare libre pero... Pienso hacerle sufrir un poco más

- ¿ Me vas a matar? Hazlo ya... No me importa

- ¿Piensas en serio que te lo dejaría así de fácil después de todo? No Tommy... Creo que aún no me conoces.

- No me interesa...

- Tom... Soy un sádico... Me gusta ver, oler y sentir la tibieza de sangre de mis enemigos correr en libertad a través de sus cuerpos desmembrados hasta el piso.

- No te tengo miedo... - estaba temblando

- Deberías temerme Tom... Quiero que seas consciente de que no me voy a tocar el corazón ni contigo ni con Bill... Me han declarado la guerra ¿no? Veamos quien gana entonces...

Le miré fijamente aún cuando la habitación estaba a oscuras. Sus ojos brillosos se notaban aún en la oscuridad como los de un gato. Intentando guardar para mi mis temores, le seguí con la vista aún cuando salió del cuarto tirando la puerta tras él.

Una vez paso eso, no pude hacer más que acurrucarme en el piso y ceder al cansancio.

No iba a ser nada fácil después de todo...

***

Amanecí con dolor de estómago.

La acidez trepaba por mi garganta amenazando con regurgitar. Tosí un par de veces y volví a tumbarme en el piso.

Desde mi posición el techo del cuarto no parecía tan lejano: levanté los brazos y empezé a trazar patrones imaginarios con mi dedo.

La puerta no se abrió ese día ni en la mañana, ni en la tarde, ni en la noche. Seguí mi rutina perdido en mis pensamientos sin siquiera moverme de mi lugar en el suelo.

El ardor de la boca del estomago aumento pero no me importo y cuando la poca luz que se colaba por debajo de la puerta se extinguió, cerré mis ojos con la esperanza de poder conciliar el sueño.

Gire y gire en mi propio desperdicio, como si ya estuviese dispuesto a morir, pensando en Bill... En mi hermano cabezón... Cuanto lo amaba...

- ¿Tom? — susurró esa dulce voz otra vez

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora