Capítulo 3: Prométeme

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- Bill ¿Que hiciste? — dije con un hilo de voz buscando su mirada

- Siii!! Cuéntale Billy — interrumpió
Liszak

- Pero que le va a contar??!! No ves que se le están haciendo pequeños los huevos — se volvieron a descojonar de risa

- Bill... - susurré otra vez

- ¡Ay ya estuvo bueno de tanta cháchara! Eh muñequito —señalo a Bill — o es a las buenas o es a las malas... — sentenció Parker

- Tom por favor ¡ayúdame!

- Dime que hago Bill???!!! Como te ayudo???!!! — ya no pude aguantar la impotencia — si ni siquiera me das cara!!! ¿que mierda hiciste?!!!!?

- Apostó durante 3 noches —empezó a hablar otro de los matones que hasta ahora se había quedado al margen —y ganó — siguió pausado mientras prendía un cigarrillo — se negó a seguir jugando y al jefe nunca se le dice no.

- ¿Eso es todo? — pregunté — ¿por esa tontería se lo quieren llevar?

- ¿Y tu crees que somos tontos? Que acaso piensas que no sabemos cuánto vale tu hermanito?? — dijo dándole una pitada larga a su cigarrillo

- ¿ Quiere dinero? No hay problema!!! Se lo damos y ya!! Pero Dejenlo tranquilo...

- El jefe quiere todo ¿no entiendes? Quiere su dinero, quiere tu dinero, quiere el dinero de tu hermano y sobre todo quiere venganza

- Ningún mugroso marica se burla de el — completo Parker — mira que ponerse al brinco con el jefe... Haz de ser bien imbécil

- Callateeee — reaccionó al fin Bill —el perdió!! Y yo tenía derecho a retirarme con lo ganado que ya me tenían secuestrado ahí todos esos días!!!

- Otra vez al brinco nenaza?— pregunta exaltado Lizsak

- No lo toques más!!! Si quieren el dinero se lo devolvemos y ya... No hay por qué hacer esto!!!

- Que no entiendes que no es suficiente??!!! El jefe quiere su cabeza!!!!

Ya no sabía que más decir, que más ofrecerles para que dejen ir a Bill libre.
Mi mente trataba de pensar algo rápido pero se enredaba en lo mismo siempre.

- Ni te imaginas lo que le hará a ese pequeño culito tuyo... Te tratara como la perrita que eres...

- Ya basta - dije al fin - yo iré con ustedes

El ambiente ese quedó en silencio...

Bill me veía sobre sus largas pestañas mojadas con asombro y el resto solo nos observaba desde sus alturas con superioridad.

- El jefe quiere al marica — sentenció Liszak

- ¿ Que te hace pensar barbón que puedes cambiar de lugar con tu hermanito?

- ¿Acaso no les parezco valioso también? — intente hilvanar ideas para que lo dejen tranquilo — Cuando me vieron dijeron que habían caído dos pajaritos ¿no?

- Eso es porque el jefe lo sabe todo — se rió Parker — sabe que ambos son unos pijos de porquería, derrochadores de dinero... Niños mimados y mamones.

- ¿Entonces supongo que también sabe que todas las cuentas de banco están a nombre de Bill? — mentía — y que el banco no soltara ni medio dólar sin su firma...

Ellos se miraron extrañados...

- Si de verdad quiere todo el dinero — continúe — el deberá estar libre y ustedes me tendrán a mi como aval.

Mire con soslayo a Bill desde su trinchera, seguía viéndome con la misma mirada llena de miedo, con ella y a través de mis pensamientos se colaban frases suyas en aquel mítico lenguaje que solo el y yo conocíamos.

Y en la misma frecuencia yo le contestaba que todo saldría bien, que íbamos a idear la forma de salir bien librados de aquel embrollo.

No podía dejar de echarme la culpa por eso, yo le había dejado solo y el y su espíritu rebelde se habían metido en problemas por no estar yo cerca, vigilándolo.

Si el tipo con el que lideabanos era solo la mitad de terrible que mencionaban ese trío de guaruras, Bill estaría perdido.

Siempre había sido un chico pacífico y soñador. Nunca se metía en problemas y le rehuía a la violencia, pero jamás supo manejar su carácter, por eso le mancillaban en la adolescencia. Su boca era la que le traicionaba cada vez que debía quedarse callado, y sabía muy dentro de mi que el no aguantaría estar con ese hombre sin pelear antes por su vida. Estaba perdido...

La vida me había concedido un regalo desde que nací, era un regalo latoso y vanidoso como el mismo. A medida que crecí me di cuenta que ese regalo era lo más próximo que podía sentir del amor verdadero y me rehúse a dejarlo ir siempre. Le había atesorado muy cerca de mi estos 27 años y no permitiría que alguien lo arrancase de mi lado, no si sabía que podían causarle el dolor que por mucho tiempo procure que nadie le causará. El era el pequeño, el más sensible, el más enfermizo, el más blandengue de los dos. Era mi hermanito... Era mi Bill...

- No creo que sean tan idiotas de no entender lo que les acabo de decir... — dije con todo el aplomo que me salió — diganselo a su jefe si le tienen miedo....

Los tres hombres se miraron nuevamente y el más viejo saco el móvil de última generación que traiga bajo la solapera.

- Jefe tenemos a su hombre y a uno extra...— se alejó para que no escuchemos su conversación

Al cabo de dos minutos regreso, cliqueando los dedos señalándome y los otros dos me levantaron del suelo en el que había permanecido durante todo ese tiempo.

- Todo saldrá bien —  le susurré mientras veía el pánico en sus ojos

Y dicho eso solo escuche en sonido de una bolsa sobre mi cara.

Tras La Pared/Saga Behind The Souls - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora