24.- Se entregó

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Narra Edgar

Desperté gracias al despertador que me avisaba que tenía que ir a la universidad, o sea, eran las 8 de la mañana. Me levanté con paja y fui a bañarme, me vestí normal y tomé mi mochila para tirarla al sillón e ir a preparar el desayuno.

Diferente a todas las mañanas, que estaba acostumbrado a encontrarme con mi mamá en la cocina y darle un beso de buenos días, ella no estaba aquí.

-¿Mamá?- grité para llamarla.

Vi la puerta abierta de la calle y ahí estaba mi mamá. Me acerqué a ella y la vi mirando en dirección a la casa de la Becca. Estaba lleno de radios patrullas y una ambulancia. Sin decirle nada, corrí hasta su casa. Estaba todo abierto y repleto de policías dentro.

Empujando a todos y gritando su nombre subí, una mano me intentó frenar, pero no pudo, la esquivé con dureza, quería saber que ella estaba bien, era lo único que me importaba.

Llegué hasta su habitación y ahí la vi.

Pálida, con los ojos abiertos y tiesa, como un tronco, como una piedra. Estaba sobre su cama en esa posición, rogué a que se moviera, pero nada.

-Tiene que salir de aquí- me dijo una persona y dentro de mi fragilidad y conmoción, mis piernas cedieron.

No sé cómo bajé la escalera, pero lo que sé es que alguien sujetaba mi brazo haciéndome bajar.

Escuché que alguien me hacía preguntas, pero mi vista estaba nublada.

-¿Cuál es su nombre?- fue lo único que pude reconocer.

-¿Qué le pasó?- intenté despertar de la pesadilla.

Había una oficial frente a mí con una tabla donde anotaba cosas.

- Se ahogó con su vómito. Su hermano nos llamó.

-¿Murió?- le pregunté con desesperación.

-Lo siento mucho- dijo con pena.

Me giré y salí de la casa rompiendo en llanto. Me senté en la vereda y tomé mi cabeza entre mis manos.

A lo lejos escuché pasos que corrían y vi la cabellera pelirroja de la Feña frente a mí.

-¿Qué wea pasó?- me preguntó histérica.

No le respondí. No porque no quisiera, sino porque no podía hablar.

-Edgar, contéstame por la mierda- me gritó y yo intenté limpiar mi garganta.

-Murió- fue todo lo que pude decirle. Me costó demasiado, mi garganta estaba apretada y seca.

Ella me miró e intentó entrar a la casa, pero un oficial la detuvo. La Feña le hizo una pregunta y él le respondió, ella rompió en llanto y me miró, con sus manos tapó su boca y el oficial la abrazó.

Seguí en la vereda llorando hasta que nos llamó la misma oficial que me dio la noticia a mí, me acerqué a ella y nos hizo unas preguntas. Quiénes éramos, qué hacíamos en la noche y cosas así. Nos pidió que nos fuéramos por un rato ya que tenían que sacar el cuerpo, pero nos negamos. Minutos después bajaron unos tipos con una bolsa con un cierre adentro, obviamente estaba el cuerpo de la Becca ahí.

La Feña ocultó su cara en mi pecho y yo la abracé. Cerré mis ojos y dejé caer las lágrimas.

Un detective salió con una bolsa con evidencia, eran tres jeringas, una cuchara que se notaba quemada, un encendedor y dos bolsas llenas de heroína.

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