18.- Fantasilandia.

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Hace tiempo no pasaba unas vacaciones, hace tiempo no veía el mar o sentía arena en mis pies.

Hace tiempo no me sentía amada, protegida o simplemente acompañada. El Edgar estaba logrando que yo comenzara a ver el mundo con otros colores, que viera el mundo como en verdad era.

Quizás sea muy pronto para decir que estoy enamorada, pero esto que estoy sintiendo es lo más parecido a amor que he logrado a sentir por alguien.

Con el Javier, mi ex, tenía un sentimiento de necesidad, con el Edgar tengo un sentimiento de pertenencia.

Él es mío y yo soy suya.

Es algo recíproco.

Lamentablemente todo lo bueno termina. Sólo era un fin de semana en la playa y ya pasó, por lo que nos encontrábamos ordenando todo. Los chiquillos subían las cosas en el furgón y con las chiquillas nos asegurábamos que no quedaran cosas tiradas por ahí.

Subimos al furgón, donde el Nico iba a ir conduciendo, pero se armó la pelea del Jaime y la Feña por quién se iba de copiloto.

-Weon, yo quiero ir de copiloto, en el viaje de ida no me fui nunca adelante- alegó la Feña subiéndose. El Jaime la agarra del pie y la tira abajo- weon loco, suéltame.

Puse los ojos en blanco y miré a la Cristal que veía con diversión la pelea. ¿Qué es lo gracioso de ver a dos weones matándose por el puesto de copiloto?, nada.

-¿Por qué no conduce el Jaime y la Feña va de copiloto?- propuse y el Nico se bajó sin decir nada y se subió atrás con nosotros.

El Jaime se subió en el puesto de piloto y la Feña de copiloto. Al fin paz.

O no mucha paz...

La Feña iba a conectar su teléfono a la radio pero una mirada aniquiladora del Jaime la detuvo.

-¿Qué wea se supone que estay haciendo?- le preguntó enojado.

-Voy a poner música- conectó su teléfono bajo la mirada del Jaime y puso una canción, para ser específicos un reguetón antiguo que había salido hace unos 5 años atrás.

-Saca esa mierda, voy a poner música yo- dijo el Jaime y el auto se movió bruscamente provocando que todos pegáramos un brinco por el susto.

-¿Pueden dejar de pelear los culiaos?- se quejó enojado el Nico- Jaime, concéntrate en el camino y Feña, deja de webiar y cambia la canción, sabemos qué haces esta wea pa molestar al Jaime.

-Quiero escuchar reguetón.

-Cambia la música, ponte alguna otra wea- pidió la Cristal.

-Pero si a ti te gusta el reguetón- le dije divertida.

-Pero no a todos, ponte unas cumbias locas- le sugirió.

Terminamos escuchando electrónica y canciones cebollas.

(...)

Cuando llegamos a Santiago, el Bestia nos fue a dejar a cada uno a su casa. Llegué con la mentalidad de que tenía que ir el lunes a la universidad y llevar unos trabajos prácticos hechos y otros a medio hacer ya que se tenían que terminar en la misma universidad.

Mi mamá me hizo preguntas del viaje, pero me limité a responderle "lo pasé bien" y "nada, webiamos y eso". El Benja fue a mi pieza y estuvimos varias horas hablando y entre eso le dije que estaba pololeando con el Edgar, él se alegró y me advirtió de que si él me hacía algo lo mataba, que ahora tenía la fuerza y el valor de pegarle a algún weon que me hiciera daño, no como el Javier, ya que era muy chico cuando estaba con él.

RiseWhere stories live. Discover now