1.- Crisis.

766 47 17
                                    

Años atrás.

-¿Me podi explicar por qué hiciste esa wea?- grité con mis mejillas empapadas en lágrimas.

-Becca, es por tu propio bien- se me acercó intentando apoyar su mano en mi hombro, pero me hice a un lado bruscamente para evitarlo.

-No me toqui weon, se supone que eri mi mejor amigo- dije con dolor, pasé mis manos por la cara tirando el pelo que caía por mi cara hacia atrás- Estoy bien, por la cresta, no necesito ayuda.

-Si la necesitai. Si se supone que estás bien, ¿Por qué siempre llegas hasta mi casa pidiendo ayuda?- me preguntó frunciendo sus cejas- soporté 2 meses sujetando tu pelo para que vomitaras, llevándote al hospital cuando no te podías mantener despierta. No podi seguir así, no estay bien, Rebecca.

-Me cagaste la vida, Gaete, no me volvai a hablar en tu puta vida, ni se te ocurra acercarte a mi casa o dirigirme la palabra- aunque le dijera eso, no me fui, seguí viéndolo a los ojos.

-¿Qué te van a hacer?- preguntó sin una pizca de arrepentimiento.

-¿Qué crei tú?- salí de la casa dejando que toda el agua de la lluvia me mojara.

-¿Cuándo entrai?- preguntó agarrando mi brazo para que el techo me tapara un poco, pero no me moví.

- Mañana- respondí mirando el cielo gris. Ninguno de los dos dijo alguna palabra- supongo que me vas a ir a ver.

-Sólo si tú quieres.

-Obvio que quiero- respondí bajando la mirada a mis zapatillas converse sucias y gastadas- quizás... algún día te lo agradezca, pero ahora, te sigo odiando.

Él se acercó a mí y me rodeo con sus grandes y fuertes brazos.

(...)

Caminé por el pasillo blanco del centro con unos enfermeros resguardándome, muy pocas veces al día estaba sola. Me dejaron en una sala donde van las visitas, lugar donde me esperaba el Edgar sentado.

Habían pasado 2 meses desde que estaba internada aquí.

Le di una sonrisa amplia y me senté frente a él.

-Te ves sana- me dijo contento.

-Lo estoy, nunca había estado tan... bien- le respondí con una sonrisa sincera.

-Se nota. Ahora te tomai el pelo.

Tenía el pelo recogido en un tomate con unos pelos rebeldes escapando. Mi cara dejaba a la vista las abundantes pecas de mi rostro. Me había sacado todos los aros de mi cara y cuerpo. Mis cejas estaban al natural, no me las sacaba y para finalizar, no llevaba una gota de maquillaje, sólo la ducha de esta mañana.

-¿Algo nuevo que contar?- pregunté y él se acomodó en la silla.

-Voy a entrar a la U- me comentó mirando sus manos.

-¿En serio?- contesté contenta- la raja.

-Sí, no te enojes si es que no vengo a verte seguido.

-Mientras vengas, todo perfecto- sonreí y él soltó una pequeña risa. Jugué con las mangas de mi chaleco blanco delgado y lo subí un poco. Él fijó su vista en mi brazo y suspiré- podrías venir con tus amigos de la universidad a verme y traes una chelitas.

-Rebecca- llamó mi atención y yo bufé.

-Era broma- abrí mis ojos y me eché para atrás- ¿algo nuevo?

-¿Tus papás han venido?

-No, como que fue mejor para ellos dejarme aquí, no están ni a metro y medio conmigo, pa mí mejor.

RiseWhere stories live. Discover now