17.- Pololo nuevo.

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-Tú nunca despiertas temprano- le dije a la castaña que aparecía por el pasillo rascando su ojo con flojera.

-El olor a café me despertó- me respondió mientras se sentaba en una silla desocupada- ¿queda agua?

-Sí- respondió el Naiko y le pasó el hervidor.

Ella se sirvió en silencio y yo miré al Edgar con una sonrisa, él besó mi mejilla y se puso de pie para levantar nuestros platos sucios. Suspiré poniendo mi mejilla en la palma de mi mano y miré al Jaime que veía televisión relajado.

-¿Qué vamos a hacer hoy?- pregunté llamando la atención de todos.

-Vamos a ir comer a un lugar- sugirió el Nico y yo asentí mirando al Edgar.

Había traído toda la plata que había encontrado, más las 50 lucas que me dieron mis papás. Ellos juraban de guata que con eso alcanzaba a vivir un fin de semana en la playa.

Me puse de pie y fui a buscar una toalla para ir a bañarme, quería ser la primera en pasar al baño, ya que después el jabón y/o las paredes de la ducha tienen pelos o simplemente huele mal. Saqué las toallas junto con ropa interior, la escondí entremedio y caminé al baño arrastrando mis pies, cerré con pestillo por dentro y dejé todo en la tapa del inodoro.

Di el agua y esperé un rato para que se templara, pero nunca sucedió. Me volví a poner la polera del pijama y los calzones, salí del baño hasta el pasillo para poder gritar.

-Oye, el agua sale fría. ¿Qué onda?

-No está prendida la wea, creo- me respondió el Nico que estaba sentado viendo tele al lado del Jaime- al tiro te voy a ver.

El negro se puso de pie y yo entré al baño de nuevo, esta vez sin cerrar la puerta en caso de cualquier wea.

-AHORA SÍ- gritó el Nico.

Di el agua y me volví a desvestir. Me metí a bañar tranquila mientras tarareaba una canción, sentí que la puerta se abrió y asomé mi cabeza para ver quién era.

-Chucha, te estay bañando- me dijo el Naiko que tenía agarrado el borde de su pantalón de pijama- ¿te molesta si meo?

-Déjame las weas en la taza después- dije y volví a lo mío, debí cerrar la puerta.

Sentí que se fue por lo que pude seguir bañándome tranquila, hasta que la puerta se volvió a abrir.

-Weona, ¿sabías que hay un puente de deseos aquí?- era la Feña, es la única persona que conozco que entra al baño gritando.

-No- respondí tosca, no me puedo ni bañar tranquila.

-Bueno, lo hay y dicen que también hay duendes y venta de artesanía, siempre quise uno de esos collares con la piedra culia blanca que usan todas las maracas, es linda la wea- contó mientras meaba.

-La piedra luna.

-Esa wea- escuché un peo y ella soltó una risa- chucha, perdona.

-¿Vas a cagar?- pregunté con asco y ella se puso a reír.

-No, fue un regalo para ti.

-Asquerosa culia, sale de aquí- dije enojada y ella se fue, no sin antes tirar la cadena.

Maraca culia.

-CONCHETUMADRE, FEÑA CULIA TE REVIENTO- grité corriéndome a la esquina intentando no quemarme con el agua.

Terminé de bañarme después de que el agua se templara de nuevo. Al salir de la ducha, cerré de nuevo la puerta con pestillo para secarme tranquila y poder ponerme ropa interior, me envolví en la toalla y mi pelo igual. Salí del baño y fui a la pieza para poder vestirme. Me puse unos jeans oscuros, una polera gris con unos gatos con lentes y unas vans negras con blanco. Dejé mi pelo suelto dejando que las puntas gotearan y mojaran mi espalda.

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