15.- La junta familiar.

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Saludé a todos con un beso en la mejilla y soportando la falsa felicidad de volverme a ver años después. Lo que me relajaba de todo era ver al Edgar calmándome de alguna u otra forma, si no fuera por él, hace rato me hubiera ido al baño y me hubiera tomado las pastillas del botiquín de mi abuela.

Estábamos todos en el patio comiendo aceitunas, carpaccio, quesos finos y un montón de comida de coctel que le habían preparado mis tíos a mi abuela en su cumpleaños, emotivo.

Estaba parada al lado del Edgar con un vaso con bebida y los brazos cruzados mirando la comida que estaba en la mesa. Todos hablaban sorpresivamente animados sobre sus vidas, obviamente mi mamá también comenzaba a refregar lo maravillosa que era su vida y que económicamente estaba maravillosa, que la Danae estaba estudiando, que el Benja iba a entrar a la universidad y que yo había entrado a la universidad también apenas llegué de mi "escapada".

-¿Y a dónde fuiste Becca?- me preguntó mi tío.

Todas las miradas se fijaron en mí, cualquier persona en mi lugar hubiera comenzado a tiritar, tartamudear o sudar... o bien, todas juntas, como Hannah Montana, pero no, yo miré mi vaso y suspiré.

-A mi mamá le gusta decir que fui a Europa, pero en realidad fui a una colonia Alemana que hay en el sur. Es muy poco conocida, de hecho no tiene más de 500 habitantes durante todo el año.

-¿Y a qué fuiste?

-Como un retiro espiritual, me sentía muy mal anímicamente y yo personalmente encontré que lo mejor era irme a un retiro.

-¿Y qué hacías?- preguntó interesada mi prima.

-Caleta de cosas, era como un pueblo que se había quedado en la edad media. La gente come sólo cosas orgánicas, o sea, de las cosechas, el agua se saca de pozos y no hay sistema de alcantarillado, no hay internet, televisión, sí hay luz, pero solo con el uso básico, no hay corriente como para usar hervidores o esas cosas.

-¿Y lavadora y esas cosas?

-No hay, lavas a mano todo, tampoco hay detergente.

-¿Y ducha?

-Tampoco, sí hay jabón y champú.

-¿Y cómo se organizan?

-Hay distintas casas, hay para una persona y hasta para cuatro. Es como un retiro, pero gratis, tú pagas tu estadía llevando un aporte, pero no un aporte que entorpezca el sistema que ellos tienen, no puedes llevar una tostadora o un microondas. Puedes llevar por ejemplo fósforos, frazadas o cosas así. Al llegar te dan una habitación cualquiera y la idea es llevarte bien con todos.

-¿Son todos jóvenes?

-No, hay de todas las edades, pero los más viejos eran los dueños. Fue una experiencia muy linda.

-¿A qué fuiste?- volvió a preguntar mi prima.

-No sabía qué estudiar, por lo que fui en busca de mi misma.

-Al final decidiste- dijo orgullosa mi tía.

-Sí, pero como que me atrasé en volver y no estoy estudiando en la universidad que quería, pero el próximo año sí.

Todos se tragaron la historia, entré a la casa satisfecha, pero con un sentimiento horrible de culpa. Me acerqué a la mesa donde había una botella de ron. La tomé, la abrí y le di un sorbo provocando que arrugara mi cara y tragara con dificultad.

Sentí una mano que me quitó la botella, la cerró y la guardó.

-Tienes un talento impresionante para mentir- me felicitó susurrando el Edgar.

RiseWhere stories live. Discover now