8.-Igual que hace 5 años.

274 39 8
                                    

Desperté tranquila por primera vez en mucho tiempo. Me estiré provocando que mis articulaciones sanaran, entregándome un dolor sumamente placentero.

Me di cuenta que no estaba en mi cama y tampoco en mi casa. Me senté y con solo mirar a mí alrededor reconocí que era la pieza del Edgar. Me puse de pie y salí, encontrándome con el Edgar de frente.

-Hola- me saludó contento- tu mamá llamó y le dije que estabas aquí.

-¿Te preguntó alguna otra wea?

-Me pidió que te cuidara, le dije que despertando te ibas para allá.

-¿Me estás echando?- pregunté alzando una ceja.

-No, sabes que no me molesta que estés conmigo.

-Me voy a quedar aquí, si no te molesta. No quiero volver a mi casa.

-¿Siguen los problemas?

-Soy yo el problema, en realidad yo y el Benja- Él me miró serio. Hice una mueca de molestia- pero no importa, ya estamos acostumbrados a eso.

-Vamos a desayunar- se dio media vuelta y se puso a caminar a la cocina.

Yo lo seguí rascando mi muñeca incómoda, es raro estar aquí de nuevo.

Sé que el Edgar evita tocar los temas de mi familia conmigo, porque sabe que son temas delicados para mí, o más bien eran delicados. Me costaba aceptar cuando chica todo ese tema de ser la hija "menos favorita"

Entré a su cocina y vi a su mamá comiendo. Me acerqué tímida a ella y la saludé con un abrazo suave, en cambio ella me estrechó en sus brazos como si fuera su hija.

-¿Cómo estás cielo?- me preguntó mientras se separaba.

-Bien- respondí con una sonrisa- ¿usted?

-Bien, te eché de menos por aquí. Aunque ya sabemos, era por tu bien. ¿Cómo te ha tratado la vida?

-Bien, no me está castigando tanto como pensaba que lo haría.

-Eso es bueno, ¿quieres comer algo?- se puso de pie pero yo la detuve.

-No, no se preocupe. Yo me preparo algo- caminé al mueble y saqué dos tazas. Voltee a ver al Edgar que estaba apoyado en el refrigerador-¿quieres algo?

-Sí, voy a poner el agua.

-¿Te quedarás a almorzar?- me preguntó la mamá del Edgar y negué con la cabeza.

-No.

-¿Pero vas a volver en la tarde?- me preguntó el Edgar.

-Si me invitas sí- dije poniendo una bolsa de té en mi taza.

-Sabes que no necesitar invitación para venir- me dijo la mamá del Edgar.

Sonreí y miré al Edgar con una sonrisa. Comenzamos a hacer tostadas y picamos tomates. Su mamá se fue a trabajar y comimos lo que hicimos entre conversaciones aleatorias sobre cosas de nuestro interés.

Lavé la loza mientras él limpiaba la cocina y nos fuimos a su pieza otra vez. Me acerqué a su computador y me senté en su silla.

-Buena máquina- dije viendo su computador curiosa- ¿pa qué queri algo tan bueno?

-Pa jugar, ahora soy una persona emprendedora- se tiró de un salto a la cama.

-¿Cómo?- pregunté confundida.

-Hago videos para YouTube y me pagan por eso.

-¿En serio?- pregunté alzando una ceja- ¿qué clase de videos? ¿Porno?

RiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora