Capítulo 4

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Pat le pagó al taxi la carrera y encartada con ambos brazos ocupados entró al club, en recepción se presentó pero al parecer no le permitían el paso.

- Pero mi abuelo entrena aquí, al menos hágale saber que estoy aquí- dijo intentando sonar lo más calmada posible.

- ¿Cuál es el nombre de su abuelo?- pregunto la mujer que le atendía.

- Arsene Wenger- respondió.

La mujer movió la cabeza – Lo siento, pero él no tiene parientes.

- Claro que los tiene- dijo indignada - ¿Y yo que estoy? ¿Pintada en la pared? Soy de carne y hueso, no una caricatura.

Pat respiró hondo.

- Mire, solo vengo a que me dé las llaves del apartamento. Es lo único a lo que vengo, ¿qué más haría aquí? Nada me llama la atención de aquí.

- No sé, quizás los jugadores.

Pat dejó escapar una falsa carcajada – Si claro, no quiero ver a la guardería del abuelo.

La chica ya se estaba cansando de pelear con la recepcionista, afortunadamente Arsene se había tomado un receso del entrenamiento para ir a almorzar – ¡Pat!- exclamó al verle.

Ella se dio media vuelta – Arsene, nunca me había alegrado más en verte- respiró aliviada.

- ¿Qué pasa?

- No nada, solo que soy tu nieta pero nadie me cree que vengo a por las llaves del apartamento y no a tirarme a los bebés de tu guardería.

Él arrugó los labios – Tu siempre tan delicada.

- Lo sé- sonrió.

Arsene se metió las manos en el bolsillo de los pantalones y sacó las llaves – Aquí tienes- se las dio.

Ella las tomó.

- Gracias, por cierto préstame tu auto para llegar a la casa, me he quedado sin efectivo.

- ¿Qué llevas en esas bolsas?- apena las había notado.

- Nada, solo material de trabajo.

El abuelo lo pensó para darle las llaves pero finalmente se las dio.

- Regresó al rato para regresártelas.

- Bien.

- Y espero que no haya problema en dejarme pasar- subió el tono para asegurarse de que la mujer le estuviera escuchando.

- Yo me ocupo de eso- dijo Arsene - ¿Desayunaste?

Ella asintió.

- Bien.

Pat se marchó con sus bolsas de regresó al apartamento y así dejar tanto encarte, luego regresaría a las calles para buscar algo de inspiración.

Después del almuerzo y de haberse reposado, el equipo regresó para uno de esos partidos de práctica entre ellos, ya llevaban medio tiempo jugando, todo era normal, nada fuera de la rutina. No parecía que nada cambiaría aquel día y que se repetiría lo mismo de siempre, cosa que le venía rondando a Aaron desde hacía mucho tiempo y en esos momentos lo tenía un poco distraído en la cancha. Esa era también una de las razones por las cuales se desvelaba hasta muy tarde en la noche. Hizo un pase a Oliver y se quedó atrás del tumulto que peleaba por tener el balón, por alguna razón miró hacia donde se encontraba Wenger. Lo vio a él de brazos cruzados hablando algo disgustado con una chica, una que nunca había visto antes. Era de mediana estatura, cabello castaño oscuro algo ondulado, la chica le devolvió unas llaves a Arsene golpeándoselas contra el pecho. Su entrenador se marchó, no sin antes darle unas instrucciones a Steve. Por otro lado la chica se sentí de mala gana y ceño fruncido en una silla.

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