Capítulo 4: Kangi.

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-Ahora.– habló otro guardia llegando a nuestro lado. -El único detalle es que tendrán que seguir esposados.-

Este será un día pesado.

-Son ellos.- dice uno de los empleados a nuestro lado.

El rey como solían llamarlo aquí, nos observó cuidadosamente a cada uno de nosotros, analizándonos. Todos nos encontrábamos con esposas en las manos, y no mentiré... Vaya que si dolían.

-A juzgar a su apariencia, ustedes son guerreros Sendokai, ¿no?– inquirió.

Todos asentimos en forma asertiva.

-Y tú.– dijo señalándome. –Eres el Hakuru del equipo.-

Asentí nuevamente.

-Da un paso al frente.– me ordenó.

Y sin objeción alguna obedecí. Al hacerlo, él solo continúo mirándome, para después crear una expresión de asombro y hablar.

-El mapa de Danima.– murmuro. -¿Cómo lo has conseguido?– interrogo.

-Nosotros fuimos alumnos suyos.– expliqué. -Me nombró Hakuru del equipo, fue allí cuando me entrego el mapa.–

-¿Sabes utilizarlo?– cuestionó.

-Sí.- respondí.

-En ese caso.- habla. -¿A que han venido?– 

-Nuestra dimensión, el planeta tierra ha sido amenazado por la nueva era, y venimos en busca de las armaduras Kangi.

-La nueva era no solo osa con amenazar una sola dimensión, al parecer quiere conquistar todas ellas.– habló para sí mismo. –Con gusto les daré las armaduras, no permitiré que sigan haciendo más daño del ya causado.-

Todos sonreímos felices.

-Con la condición.– borramos nuestras sonrisas. -De disputar un Sendokai contra mí.- se coloca de pie. -Me interesaría conocer sus habilidades en el campo.- explica. -¿Aceptan?– propone.

-Claro.– respondimos al unísono.

–Retiren las esposas.- ordenó.

El partido donde se disputaría el combate tenía un aspecto peculiar.

Se podía observar como en algunos de los pilares comenzaban a crecer pequeñas ramas y frutos aparentemente secos. Los senroks, en su mayoría, estaban bastante deteriorados, pareciera que estos no han sido utilizados en un largo tiempo.

En sí, el propio campo no se encontraba en las mejores condiciones posibles, pero según el rey, aún podía ser utilizado, al menos por última vez. El que hayan robado sen no solo afecto a la población, sino también a todo lo relacionado con él, como también lo puede ser el sendokai.

-Será un partido sencillo, solo consistirá de un kai.– nos explicó. –Al término de este, se les otorgará las armaduras.– finalizó.

A lo que todos asentimos estando de acuerdo.

-¡Kan-Sen-Broxio!– invoco él, mientras aparecía un dö en medio del campo de batalla. –¡Que comience el Sendokai!– exclamó, dando inicio a la batalla.

Era una extraña sensación volver a los inicios de todo, pues sinceramente no tenía ni idea de por dónde empezar. 

Así que opte por lo más lógico: el dö.

A decir verdad era un combate bastante reñido, me impresionaba saber que no todo los años de entrenamiento fueron un desperdicio total, pues a pesar de estar un poco oxidados en el asunto, cada uno seguía manteniendo su esencia en el combate. 

Como siempre el primero en tomar el dö, fui yo.

-¡Cloe!– exclamé.

Porque, sí, a pesar de todo lo sucedido, Cloe y yo manteníamos una conexión increíble en los partidos. Por lo que la a la hora del combate, era mucho más fácil establecer comunicación con ella, sin la necesidad de ser tan obvios con nuestro próximo movimiento.

Ella solo asintió con la cabeza, he hizo lo que tenía que hacer.

–Visión-Yao-Sen.- dijo. -¡A tu derecha!– advirtió..

Al instante voltee en busca de ayuda. 

Y esa ayuda era Kiet.

-¡Tuya Kiet!– dije pasandole el Dö.

Hasta el momento todo iba bien.

Oh eso creí. Hasta que en un ágil movimiento, el rey nos arrebata el dö, y se dirige a toda velocidad hacia nuestro senrok.

-¡Fenzy!– ordené.

-¡Estela-Tai-Sen!– dicho eso avanzó con una pequeña, pero no muy notable ventaja, parando así un kai.

-Destello-Nu-Sen.– invocó Cloe, tomando así el control del balón.

No tardó mucho en ver que se aproximaban hacia ella, buscando a quien pasar el dö, su única salvación era yo. Instantáneamente mi mirada se conectó con la de ella, y sin necesidad alguna de utilizar las palabras, lo hizo.

Era hora de terminar con esto.

-¡Fuego-Sho-Sen!– 

Pero este es totalmente desviado por el rey. –¡Rax-Sen-Broxio!– dice dirigiéndose a toda velocidad hacia nuestro senrok.

-Zak.- llama Fenzy. -A esa velocidad se me será posible alcanzarlo, y suponiendo el poder del ataque, la única manera de detenerlo es usando el Muro.- explica.  -Aunque no resistirá por mucho.– advirtió. –Tú más que nadie sabes que la única manera de vencer es utilizando el relámpago.–

-Pero eso es imposible.– expliqué. -Jamás podríamos lograrlo.-

-Tienes que encontrar la forma de hacerlo, el futuro de la Tierra depende de nosotros, y no nos detendremos por una absurda pelea.– me explicó. -¡Kiet!– lo llamó. -¡Es nuestro turno!-

Esto sería imposible. 

Sé que sería nuestra única alternativa, pero simplemente no manteníamos la misma conexión que antes, no podíamos hacer el relámpago.

Fenzy y Kiet llegaron delante del senrok. -¡Muro-Dúo-Sen!- Pero estaba consciente de que el muro no resistiría por mucho.

-Cloe– la llamé por el intercomunicador. –Debemos hacer el relámpago.–

-Zak, ambos sabemos que no hay manera.- responde con obviedad. 

-Lo sé, pero necesitamos las armaduras para salvar la tierra.- digo. -Fenzy y Kiet no resistirán mucho, debemos hacer el relámpago, no tenemos otra alternativa.–

-Seamos realistas, no existe nada que nos mantenga unidos.– me dice ella.

Bufé. –Solo... hay que intentarlo.- pedí. -Necesitamos esas armaduras.- recordé.

Nos quedamos mirando por lo que a mí me pareció un largo tiempo y sin decir nada más, ambos estiramos nuestros brazos, conectándonos así a través de una corriente de energía.

Espero que esto funcione.

-¡Relámpago-Dúo-Sen!– gritamos al unísono.

Temiendo por lo peor, sucedió lo inesperado.

-Funciono.– murmure.


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