Capítulo 8

8.4K 513 30
                                    

Ally tocó el timbre de la casa de Lauren y esperó impaciente y con una sonrisa a que la abriera la puerta. La morena se tardó unos segundos en abrir, pero cuando lo hizo dejó ver su típico rostro serio aunque le dio un abrazo como saludo y luego bajó la mirada. Ally vio una pequeña sonrisa asomarse en los labios de Lauren, ella nunca sonreía pero algo era algo.

—Alguien está preciosa hoy.—Ally se rió viendo como Lauren miraba entre las mantas a la pequeña Amy de tres meses de vida que estaba en su coche de bebés.—Hola pitufa, ¿Lista para un día súper divertido con la divertida de tu madre?—Habló con ironía haciendo que Ally la golpeara en el brazo.

—Yo soy divertida.—Se quejó.—Tú eres la ogro aquí.

—Mira, mejor cállate pitufa dos. Vamos que se hace tarde.—La más bajita rodó los ojos y siguió a Lauren hasta el auto.

Lauren reprimió una sonrisa cuando vio a Ally levantar a la pequeña del coche para bebés y luego ponerla en la sillita de su auto. Lauren guardó el coche dentro del baúl y se subió del lado del acompañante ya que Ally conducía.

Lauren esperó con paciencia a que Ally acomodara a la bebé con mucho cuidado como siempre lo hacía todo si se trataba de la bebé. Era una gran madre y no podía negarlo, siempre era tan atenta, cuidadosa, protectora y era una chica fuerte, valiente. Salir adelante sola, con una bebé y con algo de ayuda de sus padres ya que siempre intentaba hacerlo todo por su cuenta, era de admirar.

A Lauren le costaba dejar entrar a personas en su vida, pero Ally y Camila habían sido caso aparte. Ally hace dos años había aparecido en su vida y aunque Lauren se negara a decir que era alguien importante en su vida solo por miedo, Ally lo era. Había sido de gran apoyo y aunque le llevara dos años había sido como tener una mamá y una hermana a la vez, Ally había estado cada día con ella, siempre de alguna manera.

Cuando Ally quedó embarazada y su pareja decidió no hacerse cargo, por primera vez en mucho tiempo Lauren fue su apoyo, fue ella quien la abrazó y la habló, o eso intentó, era difícil expresar lo que sentía. Sabía que no era la más indicada para dar apoyo y cariño, pero lo intentó porque el día en que Ally llegó llorando a su casa supo que odiaba verla en ese estado y no iba a permitir que otra vez estuviera en ese estado. Con más razón, Lauren al verse vulnerable se hizo más dura.

Sin embargo, era imposible sentir felicidad al ver a esa bebé tan pequeña y a su madre juntas. Ahora más que nada, desde que Camila había comenzado a acercarse a Lauren habían cambiado muchas cosas sin que se diera cuenta, sin querer.

Lauren vio como Ally se acomodaba mejor sobre el césped con la bebé entre sus brazos y sonrió de lado cuando la pequeña comenzó a removerse en brazos de su madre.

—Pásame esa mamadera, Lauren.—La oji verde se atrevió a oler y ver la leche. Hizo una mueca pasándole a Ally y ésta se rió.

—Es rara, ¿no crees?—Ally soltó una risita.

—Bueno… Es que…—Lauren la miró levantando una ceja.—Es de mi pecho.

—Oh por Dios. Que asco. ¿De verdad? ¿Cómo puedes…?—Hizo una mueca de asco nuevamente haciendo reír a Ally.

—Bueno, mira tengo un…

—No, no, no quiero saber.—Negó estirando sus piernas y apoyando su peso en sus manos que se apoyaban detrás de ella.—Yo sabía que eras rarita, pero… wow.

—Es algo que todas las madres hacen a veces y eres dramática.—La más bajita se rió comenzando a darle de comer a la bebé.—¿Cuándo me vas a contar quién es esa chica que salió de tu casa la otra noche?

—Dios. Que pesada eres. Te dije que es una compañera del colegio.—Lauren desvió la mirada.

—¿Y qué tal? ¿Está todo bien?—Lauren la miró con el típico rostro serio y Ally se rió.—Aunque no quieras aceptarlo te conozco, así que habla. No me mientas. ¿Te gusta?

—Deja tu mierda, Ally.—La rubia le dio una mirada que la hizo rodar los ojos y suspirar.—Lo siento.—Ally siempre lograba hacerla disculparse.—Y no, no me gusta.

—Pero la cuidas, dejas que te siga donde vas, la dejaste entrar en su casa, durmió allí dos veces, le das explicaciones. Digamos que la dejaste entrar en tu vida. ¿Qué significa eso?

—¿Tú cómo sabes todo eso?

—Algo me contaste tú y bueno, soy tu vecina y me importas demasiado, eres demasiado idiota y por eso te vigilo para saber si estas bien y eso. La vi salir dos veces de tu casa por la mañana.—Levantó las cejas ante el rostro de Lauren.—Y no me mires así que no te tengo miedo. Cuéntame. Vamos.—Bajó la mirada a la bebé para asegurarse de que estaba durmiéndose.

—No hay nada para contarte.—Ally rodó los ojos y fue su turno de poner el rostro serio. Lauren le sostuvo la mirada por algunos segundos y bufó cuando supo que no podía con Ally.—Es linda. ¿Eso quieres saber? Sí, me gusta, es hermosa, es buena, me entiende, me…—Lauren tragó saliva al darse cuenta de lo que estaba diciendo y desvió la mirada.

—¿Te hace sentir bien?— Ally habló con una sonrisa mientras alejaba la mamadera de la boca de la bebé que ya estaba dormida. Y su sonrisa no era precisamente porque su bebé estaba dormida con la boca abierta y la manito alrededor de su dedo, la sonrisa era porque Lauren se negaba a aceptar que esa chica le estaba poniendo el mundo de cabeza. Lauren ni siquiera debía decirle porque ya lo sabía. Al ver que la oji verde no respondía volvió a hablar.—Tú nunca dejarías que alguien hiciera todo eso. La Lauren que yo conozco es una gruñona insoportable que vive con cara de ogro y se enoja por todo porque es una odiosa.—Habló sonriendo.—Sé que tienes miedo, Lo.

Lauren volvió su mirada a Ally, tenía un leve brillo en sus ojos y no era nada más que lágrimas que obviamente no iba a dejar salir.—Yo no…

—Sí, Lauren.—Le interrumpió.—Tienes miedo y estás… Estás sintiendo ¿no?—Lauren tragó saliva desviando nuevamente la mirada de su amiga a cualquier otra parte en el parque.—¿Y si lo intentas?

Lauren frunció el ceño. Iba a protestar pero Ally continuó de inmediato.

—Ese día que estuviste  acostada todo el día con fiebre, fui a verte, ¿recuerdas?—Lauren le prestó atención y Ally soltó una risita.—Cuando dormías comenzaste a delirar y dijiste que te arrepentías de haberle corrido la cara cuando quiso besarte.—El rostro de Lauren se transformó y Ally intentó no reírse.

—Estás mintiendo. Mierda.—Se cubrió el rostro con ambas manos suspirando fuertemente.—No me jodas, Allyson.

—No te estoy jodiendo.—Se volvió a reír.—¿Entonces era verdad?

—Cállate. Déjame en paz.

—Seguro que le gustas también. Deberías intentarlo. Al parecer te hace bien y por fin alguien puede controlarte un poco.

—A mí no me controla ni Camila, ni nadie.

—Pero me dijiste que te dijo que te quedes en la cama y por eso no saliste en todo el día de allí, ¿eh? Si te pide que la lleves contigo, lo haces y...

—Cierra la boca. Me hartas.—Ally se rió.

—Una última cosa, no le veo lo malo en sentir cosas por alguien que se interesa por ti, porque claramente ella lo hace, de lo contrario no querría pasar tiempo contigo, no se quedaría en tu casa, no te cuidaría cuando estás enferma,  si fuera lo contrario ni siquiera estaría a tu lado un rato con lo odiosa que eres. Pero bravo, Lauren Jauregui alguien se fijó en ti.—Lauren rodó los ojos pero seguía pensando en cada palabra de Ally.—Y serías demasiado imbécil si la dejas ir.

—¿Terminaste?

—No. Quizás podrías intentarlo, al menos probar, conocerla, pasar más tiempo con ella. Quizás sea eso bueno que tanto necesitas.

Lauren simplemente se quedó en silencio viendo hacia el parque y Ally decidió que era suficiente. Estaba satisfecha porque había logrado dejar pensando en todo a Lauren  y aunque no lo demostrara, Ally lo sabía.

—Eres increíble, cara de ogro.—Murmuró riéndose.

*

—¿Qué está pasando?—Camila se abrió paso entre algunas personas y llegó hasta Dinah que estaba primera, apoyada contra los casilleros y cruzada de brazos.

—Tú chica mala le acaba de romper la cara a David.—Se rió negando.

—Oh por Dios.—Camila de cubrió la boca con una mano cuando vio que el director del colegio alejaba a Lauren de David. Ambos tenían sangre en el rostro y parecían no querer alejarse.

—Bastante terrible nos salió.—Continuó Dinah.—Pelea con hombres. Al menos nunca nadie te va a molestar.—Normani se rió dándole un codazo a Dinah para que se callara.

—Dicen que él la empujó primero.—Habló Normani.—Igual dio más ella. No puedo creer que le rompió la cara de esa forma, fue lo más. Mi parte favorita fue cuando ella le dio una patada en…—Se detuvo cuando Camila la miró con los ojos abiertos.—Bueno, me callo.

Camila volvió la vista a Lauren y vio como se alejaba de todos con el director detrás de ella. Sin dudarlo intentó llegar hasta la Lauren. Le importaba saber cómo estaba. David era dos veces más grande que ella, podía haberla lastimado realmente.

—¿Dónde mierda piensas que vas, Camila?—Dinah la detuvo cuando dio el tercer paso.

—Dinah. Déjala.—Normani hizo que le soltara el brazo.

—Déjala, no puedes ir detrás de ella siempre. ¿Eres su madre o que mierda?—Camila la miró a los ojos sorprendida.—Estoy harta de que andes detrás de esa imbécil. Lo único que hace es estupideces y a ti te encanta.

—Cierra la boca.—Dinah se rió sin gracia.—Tú no tienes idea de lo que Lauren…

—Tampoco me importa saber. ¿Y sabes qué? Ve detrás de Lauren. Ya ni se para qué me gasto en intentar alejarte de ella si estas hasta las manos.—Negó dándose la vuelta para alejarse indignada de allí.

—Yo voy con ella. No te preocupes.—Le dijo Normani antes de irse.

Camila se quedó allí parada un momento hasta que recordó a Lauren y  simplemente se apresuró a ir detrás de ella. Justo cuando Lauren iba a entrar a la dirección, Camila llegó y la detuvo tomándola del brazo.

—Lauren, espera. ¿Qué…

—¡Déjame!—Se zafó del agarre de Camila bruscamente.—No me jodas.

—Jauregui. Entra ahora.—El director le hizo una seña con la cabeza para que entrara y lo hizo él también dejando ambos a Camila parada en medio del pasillo.

Tragó saliva mirando a su alrededor y comenzando a sentir un nudo en la garganta que parecía ahogarla. Por alguna estúpida razón lo que Lauren hizo le cayó como un balde de agua helada. No se lo esperaba. Pero más que decepcionada y sorprendida, estaba enojada.

*

—¿Cómo vas, Camila?—El profesor miró su caballete, su dibujo y sonrió orgulloso.

—¿Bien?—Se rió.

—Perfecto.—Asintió.—Se te da muy bien esto de pintar con pinceles, mucho más que con lápices.

—Estoy de acuerdo.—Dijo Camila tomando un poco de pintura blanca para su cielo. Todo su trabajo era un cielo durante un atardecer.

Como tenían permiso de usar auriculares para trabajar, cuando el profesor se fue, Camila Se puso sus cascos blancos con la música a todo volumen.

Se había pasado toda la hora concentrada en su trabajo, o eso intentaba mejor dicho. Su mente vagaba en Lauren, Lauren, Dinah y Lauren desde el día anterior. Lo que sea que le estaba pasando con esa chica no tenía idea si era bueno o malo, puesto a que siempre lo arruinaba de alguna forma. Lauren no era una persona fácil de tratar y ahora lo sabía más que nunca.

Estaba tan enojada con ella y a la vez sentía ganas de gritarle que dejara de ser tan estúpida a veces para luego abrazarla porque sabía que Lauren no quería tratarla así, pero lo había hecho y se sintió horrible haber sido tratada así. Con Lauren las cosas eran tan difíciles como ella y no era normal que Camila aún así quisiera seguir a su lado.

Porque sobre todo Lauren le importaba. Era muy pronto, ¿no? Pero a Camila le daba igual.

Alguien le bajó los cascos hasta dejarlos en la nunca y sintió un cuerpo pegarse a su espalda suavemente. Se le cortó la respiración cuando vio a Lauren y de inmediato se alejó de ella.

—¿Qué haces?—Frunció el ceño.—¿Quién te crees para venir como si nada y…—Lauren le cubrió la boca con la mano.

—Shh.—Miró a su alrededor y Camila hizo lo mismo notando que la clase había terminado y que estaban solas en el salón de dibujos. ¿Cómo no se había enterado de todo eso?—Lo siento. No hagas un escándalo.

—¿Qué quieres? Déjame en paz.—Se dio la vuelta dándole la espalda a Lauren que suspiró viendo como Camila tomaba el pincel otra vez.—Me tienes harta con el trato de mierda que tienes con todos.

—Toma un poco de naranja.—Ignoró lo último y dio un paso hacia adelante tomando la mano de la morena para dirigir el pincel hasta el color naranja y luego subirlo a la hoja comenzando a dar pinceladas en ciertos lugares. Puso una mano en la cintura de Camila que se quedó quieta sintiendo la respiración de Lauren cerca de su oreja.—Y lo siento mucho. Por favor. No te enojes.

No sabía si Lauren lo hacía a propósito o no, pero tenía literalmente su cuerpo pegado al suyo y la mano en la cintura comenzaba a hacerle sentir escalofríos.

—Eres una idiota y no te vas a salir siempre con la tuya pidiendo perdón cada vez que haces alguna estupidez.

—Contigo sí me sale.—Camila supo que Lauren estaba sonriendo y se lamentó estar de espaldas porque no podía ver su sonrisa.—De verdad, Camila. Lo siento mucho.

Camila se mordió el labio con fuerza sintiendo cosquilleos en el estómago al escuchar la manera en la que Lauren le hablaba. Con pena y un toque de desesperación por obtener su perdón. No podía ser posible que sea tan vulnerable cuando se trataba de ella. Odiaba el solo hecho de saber que ya ni siquiera se sentía enojada con Lauren.

—No quiero que te enojes.—Camila bajó su mano soltándose de la de Lauren y giró su rostro a un lado encontrándose con la mirada de Lauren. Estaban tan cerca.—Mira, estaba muy molesta porque ese idiota empezó todo y me culparon a mí. No quería tratarte así. Lo siento.

—Eso no te da derecho a haberme tratado así cuando quería saber cómo estabas.—Camila dio un paso hacia un lado alejándose de Lauren que apretó los labios mirándola de la misma manera que lo hizo hace unas noches atrás cuando habían llegado a la casa de Lauren luego de haber pasado tiempo con ese grupo en el galpón.—¡Y deja de mirarme así! Estoy enojada, Lauren. Quiero estar sola.

—Ya es hora de ir a casa.—Dijo en voz baja suspirando y dando un paso hacia atrás.

—Entonces no sé que hago aquí.—Comenzó a caminar pero Lauren la detuvo del brazo y la hizo volver frente a ella.—Suéltame.

—No te puedes ir.

—No me jodas con eso. Siempre haces lo mismo.—Intentó alejarse otra vez pero Lauren la sostuvo en el mismo lugar por la cintura.

—Pero es que no tienes idea de…—Tragó saliva.—Odio que estés enojada. No lo soporto, Camila. Lo siento.—Dio un paso hacia ella haciendo que la respiración de Camila se detuviera por unos segundos.—Lo siento mucho.

Lauren se permitió abrazarse a la cintura de Camila y juntar su mejilla con la de la morena. Camila tragó saliva pensando en que Lauren cada vez hacía más desastres en ella, al igual que le pasaba a Lauren con Camila. La más bajita suspiró bajando la mirada un poco y a la vez dándole una caricia a Lauren con su propia mejilla.

—Sabes que lo intento.—Murmuró apretando los ojos.

—Lo haces tan mal.—Lauren asintió.—A veces ni yo sé porqué ando detrás de ti. ¿Sabes?—Su voz fue suave y Lauren se mordió el labio alejándose un poco sin sacar sus brazos de alrededor de Camila, quedando frente a ella.

—Te juro que nunca me importó tanto que alguien se enoje conmigo. Contigo todo es diferente.—Camila la vio fijamente sin creerse lo que estaba escuchando.

—Mágicamente ya no estoy enojada.—Murmuró. Lauren sonrió casi mostrando sus dientes y Camila fijó su vista en aquello.

—¿Me dejas llevarte a un lugar?—Lauren hizo que Camila la viera a los ojos otra vez.

—Tengo que ir a casa porque mi madre se olvidó la llave y no tiene cómo entrar.—Lauren levantó las cejas.

—Bueno, entonces vamos a tu casa, te espero y luego podemos irnos.—Camila sonrió pensando un momento.

—Está bien.—Asintió.

—Gracias.—Lauren se inclinó un poco y presionó los labios en la mejilla de Camila, quedándose cerca de su rostro al alejarse, le miró los labios y luego ambas se alejaron riéndose antes de comenzar a guardar las cosas de Camila para irse.

*

Que ganas de una Lauren así en mi vida ahr

Plenitud {Camren}Where stories live. Discover now