Falso ideal

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Sebastián Michaelis Pov

Perfecto, todo Ciel era perfecto, creando un escenario idílico en ese único momento carente de toda lógica y coherencia, rayando lo absurdo y sorprendiéndome una vez más con su singular comportamiento que, contradice a la perfección sus palabras, dándome una gama de opciones ilimitada sobre lo que podría hacer a continuación.

Y lo único que puedo decir es que su voz, su cercanía, su esencia y su perfume... todo él estaba volviéndome loco, simplemente es irracionalmente hermoso. Tanto, que por un momento jure que me rechazaría, sin embargo, sus labios se movían rítmicamente con los míos en una danza lenta, erótica y cadenciosa que aumentaba gradualmente nuestro libido, haciéndolo inquietante y peligroso a la vez.

Con cada roce de su piel caliente contra la mía, estaba a punto de transformarme en una bestia al acecho, una hambrienta y necesitada bestia que no dudaría en saltar sobre el manjar que se le presentaba en charola de plata. Era como si hubiera fijado un único objetivo, uno que resulta arriesgado y dañino, siendo un peligro constante y latente, invirtiendo los papeles, porque inevitablemente era yo el que actuaba conforme la voluntad de Ciel, siendo un peón más en un juego estratégicamente planeado de ajedrez. Transformándome en una pieza que usa a su antojo sin medir las consecuencias.

No lo entiendo y tal vez nunca lo haga pese a que deseo conocer todo de él. Por ahora me bastaría con saber lo que represento en su vida, porque no quiero que lo nuestro, esto que tenemos ahora mismo, se reduzca a "sexo casual", algo de un noche, o del momento.

Lo quiera o no, tenemos un lazo que nos unirá siempre, uno que él se fuerza en cortar por todos los medios, amenazando con esfumarse en cuanto le sea posible, dejando todo en el olvido. Por eso sigo aquí, intentando persuadirlo sutilmente para que se quede a mi lado, no solo hoy, sino siempre.

—Ciel... 

Su rostro bellamente sonrojado era una tentativa a lo prohibido. Sus labios contra los míos, el calor de su cuerpo y sus manos traviesas me hacían querer tomarlo aquí y ahora, oírlo gemir mí nombre entre jadeos que suplicaran por más. Era adictivo de muchas formas, deseando fundirme con él y dentro de él.

—Quiero hacerlo —gimió sobre mi boca de manera erótica y provocativa, dejándome sorprendido y complacido por un par de segundos antes de volver a cazar sus labios con desespero, sin opción a replicas, sujetando su cabeza para intensificar el contacto.

—Será todo un placer —ronronee seductor, besándolo apasionadamente y dándome el gusto de recorrer su deliciosa boquita con esmero, descendiendo mi mano sobre su espalda, a la par que trazaba pequeñas figurillas imaginarias a lo largo de su columna vertebral, estremeciéndolo hasta conseguir sensuales jadeos.

Poco a poco su cuerpo cedía al profundo placer que le proporcionaban mis manos en compañía de un fogoso beso, relajándose mientras me contemplaba con aquellos preciosos zafiros que denotaban lujuria, en conjunto con una sonrisa maliciosa que se dibujaba en sus finos labios conforme sus manitas descendían sobre mi pecho, deteniéndose en la hebilla del cinturón mientras se mordía el labio inferior, jugueteando de forma peligrosa, sin la más mínima intención de quitarlo.

Disfrutaba torturarme, aparentando tener el control de todo, pese a que acabara cediéndomelo entre suspiros de éxtasis. Y dejándose llevar por todas las emociones y sensaciones del momento, lo atraje hacía mi cuerpo, comenzando a masajear sus nalgas mientras dirigía mis labios a su cuello, succionando la zona hasta dejar una visible marca rojiza que me encargue de delinear con la lengua, sintiéndolo temblar conforme ascendía hasta apresar el lóbulo de su oreja entre mis dientes, tirando sutilmente de él, dejando escapar un ronroneo que le hizo jadear y arquear la espalda.

Sexo casualOnde histórias criam vida. Descubra agora