Desesperación

5.9K 566 179
                                    

Ciel Phantomhive Pov

Mi vida había dado un giro de 180° en tan solo unas cuantas horas, y es que sigo sin poder creer que anoche todo era perfecto, casi color de rosa, ahora... ahora me limito a permanecer sentado en la sala de Sebastián, viéndolo ir de un lado a otro con una mueca de molestia, mirando de vez en cuando la pequeña mesa de centro en donde descansaba su laptop con el video pausado, ya que a él también le llego un correo similar al mío. Evidentemente carecía de aquel sarcasmo tétrico que actualmente me revuelve el estómago, aun así era un simple párrafo que mandaba toda mi vida a la mierda.

Suspire con frustración, no tenía caso atormentarme, al menos no aun, mientras él... él había remplazado aquella pijama blanca de algodón por unos pantalones negros y una camisa azul, la cual ni siquiera se tomó la molestia de abrochar. En estos momentos no sé si estará molesto o preocupado por el video, puede que ambas. Yo quiero devolver el estómago de los nervios, incluso del miedo al pensar en mis padres y su reacción al ver a su -siempre correcto- hijo follando en un elevador. No sé qué será más escandaloso y vergonzoso para ellos, si verme en una situación tan íntima o que mi acompañante sea Sebastián.

Un extraño escalofrío recorre mi espalda, erizándome los bellitos de todo cuerpo. El silencio es estremecedor, puede que agobiante, y solo soy capaz de concentrarme en las pisadas de Sebastián yendo de un lado a otro por toda la estancia, marcando incesantemente un numero en el celular, después maldice y mira a todos lados con frustración, como si estuviera a punto de arrancarse el cabello. Y no lo culpo, creo que desde hace varios minutos, yo eh entrado en la etapa de negación, haciéndome creer que todo esto es un sueño y pronto despertare para poder seguir con mi vida, sin complicaciones y sin Sebastián.

-¿Papá? -la suave vos de una niña detiene su caminata.

Al girar el rostro, puedo ver a una pequeña de tres años con un pijama rosa de gatitos, quien se frotaba los ojitos con sueño. Mi cerebro no alcanza a comprender aun la situación, así que me dedico a observarla por lo que parece ser una eternidad, intentando razonar todo. Simplemente es preciosa, de piel blanca, ojos rojos como los de Sebastián, pero los suyos reflejan inocencia y curiosidad, finalmente su cabello es negro azabache, bastante ondulado, el cual lleva arriba de los hombros.

-Beast -susurra con un tono extraño, demasiado amable y mimoso para mi gusto-. Perdón por despertarte, cariño, ahora vuelve a la cama.

-Quiero estar contigo... -hace un puchero tan tierno, que me sería imposible negarle algo, comenzando a preguntarme ¿dónde diablos esta la madre de la pequeña? Porque en el momento en que se entere de lo que paso entre su esposo y yo (si es que lo hace), no creo que este muy contenta con el hecho de verme en su casa, intentando resolver un problema que acabara con su matrimonio y pondrá a este idiota como un infiel de primera.

Sebastián sonríe mirando su reloj de pulsera, aún es temprano, probablemente ni siquiera son las ocho de la mañana, pero el día pinta para ser el más catastrófico de mi vida en más de un aspecto. Estúpidamente, en todo lo que me concentro es en que Sebastián tiene una hija, probablemente una familia, así que Ángel T no solo termino con mi noviazgo, sino también con la vida en pareja de él. Curiosamente, Sebastián no es el típico hombre que da el perfil de padre amoroso o esposo cariñoso, pensarlo me estremece, es algo inexplicable, pero al mismo tiempo malditamente frustrante, como si me molestara el hecho de que tiene a alguien. ¡Eso sería estúpido, él no representa nada en mi vida! Pero aquí todo está mal, repentinamente mi mundo girara alrededor de este perro con correa y no hay nada que pueda hacer para evitarlo.

Ahora no solo estoy preocupado, estoy cabreado con este perro -alias: Sr. Michaelis- que teniendo a alguien va y busca sexo de una noche. No puedo evitar pensar en que si desde un principio se hubiera comportado como el esposo fiel que debe ser, esto nunca hubiera pasado. ¡Así que todo esto es su puta culpa! Solo suya por no saber mantener al pajarito enjaulado. Simplemente vino a complicar mi vida, porque si él no ama a la madre o padre de esa niña es una pena, porque yo si amaba y amo a Claude, un maravilloso hombre al cual acabo de perder por un estúpido revolcón que jamás ¡jamás! Debió haber pasado. ¡Pero paso! Decir que me arrepiento es poco, no puedo regresar el tiempo ni rogar para que las cosas sean diferentes. Ya está, hice de mi vida una mierda.

Sexo casualWhere stories live. Discover now