El recuerdo perdido

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En unos días Marinette ya había firmado los papeles de la propiedad, ahora era totalmente suya, trasladar sus cosas no sería nada difícil ya que solo traía su maleta de viaje, aunque le iba a costar acomodar un poco todo.

- Bueno, será un trabajo duro.-dijo mirando todas sus cosas.

De pronto escuchó que alguien toco el timbre de la casa.

- ¿Quién será a esta hora?-dijo mirando su reloj.

Llegó hasta la puerta y luego la abrió, se encontró con cierto rubio que venía a visitarla.

- Hola.-dijo el rubio amablemente.

- Hola, ¿Cómo estás?-dijo depositando un beso en su mejilla. - Pasa.-dijo ella.

Adrien entró en aquella casa y dio una pequeña vista previa, se veía muy bien, había elegido un buen lugar.

- Me gusta mucho tu nueva casa, es bonita.-dijo el joven mirándola.

- Gracias, la verdad si no fuera por John creo que no hubiese encontrado un lugar.-respondió la chica.

Marinette le dijo al joven que se sentara en el sofá, luego trajo dos vasos de agua para charlar un rato.

- Y, ¿Qué te trae por aquí?-preguntó curiosa la chica.

- Bueno, quería visitar a mi novia.-dijo sonriente.- Además, te traje algo.-dijo mientras le mostraba una bolsa de regalo.

- ¿Me trajiste algo?-preguntó confundida.

La azabache agarró la bolsa decorada con un moño de color azul.

- Ábrelo.-pidió el chico.

Lentamente abrió la bolsa tratando de no arruinarla, cuando lo iba agarrando escuchó un ruido, luego lo sacó por completo.

- ¡Me encanta! Es muy lindo.-dijo mirándolo mientras sonreía.

- Es un llamador de ángeles, puedes colocarlo en cualquier parte de la casa que tú desees.-explicó el rubio.

- Gracias, realmente me gusta.-dijo mirando nuevamente a Adrien.

- Bueno, como sabía que ibas a mudarte, quise comprarte algo para que pusieras en tu nueva casa, dicen que dan buena suerte y te protegen, al inicio no estaba muy convencido de que te mudaras, pero finalmente terminé accediendo, pensé que sería una nueva oportunidad para ti y para que tuvieses un recuerdo de mí parte, que te esté cuidando.-explicó el rubio.

- Pensaste muy bien.-dijo guardando nuevamente el regalo.

- Me alegro que haya sido así, my lady.-dijo tomando las manos de la joven.

En ese momento Adrien juntó sus labios con los de la chica en un tierno beso, Marinette puso sus brazos alrededor del cuello del joven siguiéndole el beso, pero no duró mucho porque el joven tenía prisa.

- Bueno, ya tengo que irme, nos vemos más tarde en la empresa.-dijo el joven dándole un beso en la frente a la chica.

- Es cierto que tienes que ir, bueno, me voy a quedar ordenando un rato más, luego iré para allá.-respondió la chica.

La azabache acompañó al rubio hasta la salida, ahí se volvieron a despedir con un beso en la mejilla y luego el joven se fue alejando del lugar poco a poco.

- Bueno, ahora sí, tengo que seguir.-se dijo a sí misma.

Marinette empezó a acomodar su ropa en el closet, los vestidos los colgó en ganchos, lo demás lo dobló y los zapatos los iba colocando en el suelo del closet.

ReencuentroWhere stories live. Discover now