Un antiguo amor

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Marinette regresó a su lugar de trabajo, esta vez estaba diseñando un vestido que le habían encargado para una boda, mientras dibujaba el boceto trataba de añadir todos los detalles posibles, pero tampoco que se viera muy cargado, tenía su propio estilo, la mujer que lo había pedido le había dado una imagen para que se guiara, le parecía un buen diseño y le favorecía mucho, aunque también le estaba dando un poco de su propio estilo, quedaría muy lindo.

- Me encanta como está quedando, estoy segura que en unos días voy a terminarlo.-dijo la azabache emocionada.

La chica dejó el lápiz encima del escritorio, era hora de tomarse un descanso, en eso se puso a pensar en otro problema que tenía, ya hace más de medio año que había llegado a Italia y todavía no había logrado conseguir algún lugar para quedarse a vivir, y es que quedarse más tiempo en la oficina del rubio no le parecía la mejor opción, tenía que empezar a vivir ella sola.

- Quizá si voy esta tarde a ver por las calles y colonias encuentre algún lugar que esté en venta.-se dijo a sí misma.

- ¿Qué pasa que estás hablando sola?-preguntó una voz masculina.

La azabache volteó a ver a aquella persona que se encontraba en la puerta observándola.

- ¡John!-exclamó sorprendida. - Pensé que estaba sola, disculpa.-dijo la chica.

- No te preocupes, fue inevitable escuchar lo que decías, ¿Acaso estás buscando algún lugar para quedarte?-preguntó curioso el joven.

- Bueno, sí... pero la verdad todavía no he tenido la oportunidad de conocer muy bien la ciudad y no sé dónde podrían venderme algún apartamento que no sea muy costoso.-comentó la joven.

El castaño puso su mano en su barbilla, parecía ser que estaba pensando en algo, Marinette lo miró extrañada por su actitud, pero no dijo nada hasta que el joven dijo palabra.

- Tengo una idea.-dijo el castaño sonriendo. - Mi abuela vive en Florencia, hace cuatro meses que se mudó de su antigua casa, pero todavía no ha encontrado quien pueda habitar el lugar, creo que ya he encontrado a esa persona.-dijo mirando a la chica.

- ¿En serio harías eso por mí? No quiero molestar a tu abuela.-comentó la azabache.

- No te preocupes, si quieres puedo llamarle y podemos ir a verla esta misma tarde.-sugirió John.

- No lo sé... ¿No crees que es muy repentino?-preguntó la joven algo nerviosa.

- Claro que no, ¡Vamos Marinette! Quiero ayudarte, déjame hacerlo por esta vez.-dijo el castaño.

- Bueno, está bien, acepto.-afirmó la chica.

- Perfecto, cuando pueda comunicarme con ella voy a avisarte, para que vayamos a verla.-dijo el joven agarrando su celular.

******

Pasaron alrededor de tres horas, John finalmente fue a avisarle a Marinette que podían ir a visitarla, ella solo se puso muy contenta, solo esperaba que todo saliera bien.

Llegaron a la casa, antes de entrar Marinette hizo una vista previa de la parte exterior, no se veía nada mal, la casa de la señora se veía muy bien, el color le gustaba mucho.

John tocó el timbre un par de veces, una señora abrió la puerta para ver quién era.

- ¡John!-exclamó la señora alegremente. - ¡Cuánto tiempo de no verte! ¡Vamos, entra!-dijo la señora emocionada.

Ambos entraron en aquel lugar, por dentro la casa se veía aún más bonita, con unos muebles hechos de madera y pintada de un color crema, se veía muy bien.

ReencuentroWhere stories live. Discover now