Sentimientos desconcertados

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Marinette sentía curiosidad por saber que había pasado en la sala de conferencias así que decidió ir a averiguar, cuando llegó encontró un caos por todos lados, trabajadores discutiendo por un lado, otros por otro lado, papeles con diseños tirado y sin olvidar mencionar que Adrien estaba hablando con los creadores y productores de los diseños, aunque parecía que nada iba bien.

- ¡No entiendo a que se refieren con no en tres meses estarán de nuevo listos, en unas semanas es la sesión de modelaje, no podemos cancelar ahora! El alcalde estará presente en nuestra empresa por primera vez no podemos quedar mal.-dijo el rubio un poco estresado.

- Señor Agreste, no alcanzamos a llegar, es demasiado lo que pide.-dijo un empleado.

El ambiente le incomodaba a la azabache en cierto modo, pero quería ayudar para que terminaran los problemas.

- Escuchen... -dijo Marinette.- Emmm, quiero hablar, escuchen...

Nadie escuchaba a la azabache fue cuando entonces se paró en una mesa y dijo:

- ¡Escúchenme!-gritó.

Todos voltearon a verla, el rubio estaba sorprendido por su actitud.

- Entiendo que todos están estresados y preocupados pero peleando nunca llegaremos a nada-dijo en tono serio.

- Señorita, no se quien es usted pero debo informarle que todos nuestros diseños se han ido a la basura, no aparecen, no tenemos otra opción.-dijo el jefe de producción.

- Mi nombre es Marinette Dupain-Cheng, estoy dispuesta a ayudar a rehacer todos esos diseños perdidos, y puedo asegurarles que estarán a tiempo antes de la sesión-dijo ella con autoridad.

- ¿Cómo puede estar tan segura de eso?-dijo el jefe dudando.

- Porque confío en que todos ustedes ayudarán para que esto se haga posible, déjenme guíarlos y decirles que hacer, no solo para salir del compromiso, si no para disfrutar lo que hacemos, ese es el punto ¿No?-dijo ella.

Por primera vez Adrien miró a la azabache de una forma que nunca lo había hecho, ver su actitud de firmeza y autoridad le hacía sentir bien, sin duda le encantaba conocer ese lado de la chica.

- Confío en usted.-dijo Adrien sonriendo.- Esa actitud me hace ver que va a cumplir con lo que dice, por eso le dejaré encargada este proyecto-dijo él.

- Pero, señor, ¡ese es mí trabajo!-dijo el jefe en tono molesto.

- Ambos estarán a cargo de esto, estoy seguro que juntos y con las ideas de todos podrán lograrlo.-dijo Adrien.

- Muchas gracias, señor Agreste.-Dijo la azabache.

- ¡Pero, señor yo...!-dijo el jefe sin terminar de hablar

Marinette observaba como Adrien no le quitaba la mirada, lo que la hizo poner sonrojada y no parar de sonreír.

- Muy bien, les deseo lo mejor, confío completamente en ustedes.-dijo Adrien.

El joven salió del lugar con una actitud que ni él sabía porque se sentía tan feliz, ¿Qué era lo que le sucedía? Adrien volvió a su sala de trabajos, estaba tan atareado de tareas que debía hacer, sentía que iba a explotar.Después de tres horas decidió salir de ese lugar un momento para tomar un respiro, se encontraba tan pensativo que ni siquiera se había dado cuenta de el momento en que Marinette había chocado con él haciéndola caer al suelo.

- Perdona, estaba distraído.-dijo ofreciéndole su mano.

- No hay problema Adrien.-dijo ella.El silenció reinó en ese lugar por un par de minutos, no sabían que decirse, la situación les hacía sentir incómodos.

- Bueno, si me disculpa señor debo irme.-dijo Marinette dándose la vuelta.

- ¡Espera!.-dijo Adrien tomándola del brazo.

Cuando sintió la mano del chico en su brazo no pudo hacer más que darse la vuelta y ver como el la estaba mirando, no quería que terminara ese momento jamás.

- Quería decirte que... pusiste orden en la sala de conferencias, sin duda supiste manejarlo, no conocía ese lado tuyo Marinette, siempre te imaginé como una chica tímida, pero veo que me equivoqué, tienes un gran potencial.-dijo mirándola.

- Eh... bueno... yo... gracias.-dijo nerviosa.- La verdad es que últimamente he intentado abrirme un poco más y dejar a aquella chica tímida atrás, sentía que no hacía mucho teniendo esa actitud o que no a muchos le agradaba.-dijo ella.

- Para mí, nunca podrías ser desagradable, Marinette.-dijo el rubio.

Los ojos de la azabache comenzaron a iluminarse, hace cuanto no había visto a su compañero sonreírle de esa forma...

- Esa vez en que él me dio su paraguas... sí, desde esa vez nunca lo he visto sonreírme así, y debo admitir que extrañaba esa expresión en su rostro.-Pensó en su mente.

Marinette no pudó evitar soltar una sonrisita al recordar ese momento.

- ¿Qué sucede?.-preguntó Adrien.

- No, n-nada...-dijo ella. La chica no pudo evitar ponerse nerviosa

- ¿Estás bien Marinette? Te pusiste muy pálida cuando te pregunté que te sucedía.-dijo preocupado.

- Estoy bien.-dijo respirando y volviendo a la normalidad.

- Bueno, entonces nos vemos luego...-dijo el rubio.

- Si... nos vemos luego.-dijo ella.

Después de tanto tiempo, ella nunca creyó que podría volverse a enamorar de Adrien... pensaba que la distancia y el tiempo eran suficientes para olvidarlo.

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Bueno, aquí traigo el capítulo número cinco de esta hermosa historia, espero que les esté gustando mucho, me ayudarían mucho dando un voto y un comentario para saber si quieren que la siga. ¡Nos vemos hasta la próxima actualización!

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