Million Dollar Man|| J.Jk

III

P.O.V;J.Ariana

-Vamos chicas es nuestro primer día. - dije feliz - Nada saldrá mal.

Cuatro horas después...

-Me quiero ir. - lloriquee.

-Deja de lloriquear y vete a trabajar, el descanso ha terminado y debemos volver cada una a lo nuestro.

-Pero Cecille... - me cortó.

-Cecille nada, a la cocina. - señaló el pasillo sin tan si quiera mirarme.

-Me gustaría verte algún día ser menos responsable. - gruñí poniendo mis ojos en blanco.

- Quizás algún día, pero bueno, el jefe dientes de conejo tiene un temperamento algo raro. - cambió de tema volviendo a mirarme con su ceño fruncido.

-¿Es bipolar?- pregunté curiosa- Aguarda, ¿acabas de decir dientes de conejo?

-Más acción y menos charla Cecille, no la entretengas, debo volver a recepción. - volteé a ver a mi morena amiga y arreglé mis cabellos.

-Anda a tu puesto ya, Ari.

Rendida, me alejé del lugar, comenzando a caminar a la cocina sin rechistar, aunque estaba cansada debía trabajar para impresionar a papá. Todo sea por eso.

-Señorita Jong, tiene varias órdenes. - informó el sous chef.

-Comencemos ya, entonces. - encendí el horno y comencé a preparar los diferentes platillos.

Y así comenzó otra ardua hora de trabajo, no era mi tarea cocinar, pero me gustaba ayudar y hacerlo,  aunque al final del día no pudiese con mi cuerpo.

-Señorita Jong.

-¿Sí?- levanté mi rostro de la mesa en la que me encontraba recostada.

-El jefe quiere que le prepare la cena. - respondió incómodo el chico.

Lo que me faltaba.

-¿Y que es lo que desea el jefe para cenar?- pregunté con tono sarcástico.

-Dice que lo impresione. Supongo que quiere que haga su mejor platillo.

-De acuerdo. Dile al jefe que dentro de poco su comida estará lista.

-Sí, Jong Ariana.

Bien, manos a la obra.

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-El señor Jeon ha quedado encantado con su cena.

Inconscientemente sonreí, al menos me había ganado un poco más de respeto allí.

-¿Qué fue lo que preparaste? - el sous chef podría ser demasiado metiche y curioso, entiendo que quiere avanzar en su carrera, pero preguntaba hasta la más mínima idiotez.

-Es una receta secreta. - me encogí de hombros -  La preparo cuando estoy deprimida o estresada. Y no sé, supuse que el jefe le gustaría.

-Bueno, Jong Ariana fue un placer conocerte. Eres una gran jefa.

-Gracias Seong, que descanses.

Organicé lo que faltaba en la cocina y me encaminé a mi habitación aquí en el hotel.

El señor Jeon nos había dado nuestra propia habitación a cada una para que no tuviéramos que estar viajando a casa tan tarde. Que generoso.

Reí por mis estúpidos pensamientos, deteniéndome al ver el intruso en mi habitación.