Asi no...

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Elizabeth arribó a Stephan mientras el pretendía dirigirse a las escaleras, esperando tener un poco de privacidad en su alcoba, había un ruido indescriptible en la sala principal con todos los invitados bailando y hablando de la vida de cada persona que se cruzaba en su camino. No llego a tocar el primer escalon cuando una mano se posó en su hombro, y tenso como estaba se dio la vuelta, esperando lo que su querida madre tuviera para decir.

—Madre, ¿Qué sucede?

—Necesito hablar contigo hijo, ven a la biblioteca.

Sin siquiera mirarlo a los ojos le dio las indicaciones, mientras caminando deprisa se dirigió al lugar indicado.

Stephan la observó confundido, por su comportamiento y porque en lo que iba de la noche no había dejado mal vista a ninguna mujer ni había creado algun revuelo como en la fiesta anterior.

Camino hacia la biblioteca con aparente tranquilidad pero por dentro con cierto temblor, su madre era de temer, no era igual a su padre que nada le afectaba, sino que ella siempre encontraba un error por pequeño que fuera y lo transformaba en una catástrofe.

Entró y la vio sentada con una copa de brandy mirando por el ventanal, sus ojos no se conectaron y eso lo incomodó mas que su usual escrutiño.

—Madre, ¿Qué sucede?

... Nada...

—Madre... me estas preocupando...

Ella se giró seria, con esas miradas que matan sin decir nada.

—Dime tu hijo que sucede... que sucede en esta casa que yo soy la ultima en enterarme de todo, dime hijo ¡que sucede entre tu y Ariadne!

El frio recorrio el cuerpo de Stephan centrándose en su estomago e instalándose allí logrando una incomodidad indescifrable.

—¿De que hablas madre?

Cerró los ojos suspirando una vez mas, al abrirlos intentó calmarse un poco mas.

—Las sirvientas, estaban hablando, mas bien cuchicheando en la cocina, dijeron haberte visto con Ariadne en el balcón, besándose Stephan, quiero que seas sincero conmigo y me digas la verdad, es lo menos que espero de ti...

Su voz se quebraba, ella sabia que eso ablandaba el corazón de Stephan, como a cualquier hijo que viera llorar a su madre. Las lagrimas derramadas tal vez fueran mas teatro que otra cosa, pero la voz lastimosa que dejaba nacer de sus labios si era verdadera.

Sin temor en su voz observó a su madre fijamente y le contesto lo mejor que pudo.

—Madre... deberíamos haber hablado de esto tranquilos, no por cuchicheos que oísteis de pasada por la cocina... no quería que las cosas fueran asi...

—Y esto es una afirmación?

—Es una Confesion madre, déjame terminar de hablar... yo... diablos, e estado enamorado de Ariadne hace demasiados años como para recordarlos, ni siquiera se como comenzó todo, simplemente sucedió. Cuando su madre murió todo se intensificó y no podía dejar de pensar en ella. Y se que parecía que nos odiábamos peo es que me encantaba hacerla rabiar, solo eso. Y con los meses comenzamos a tratarnos mejor, a vernos con otros ojos y finalmente nos enamoramos madre, lamento no haber sido yo quien te dijera esto, pero quería que todo saliera bien y no te lo quería decir sin antes tener todo preparado. Y ahora me salió todo totalmente al revés... espero solo que me perdones por no haber hablado contigo.

—Mira hijo... me e quedado sin palabras, simplemente... no se que decir, debo hablar con tu padre...

—NMadre, porfavor, dime algo.

A un verso de ti...Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ