¿Estarás para mi?

10 0 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tan solo habían pasado dos días, de los cuales acompañó a su madre en cada momento, la Señora Elizabeth aunque no soportara a Ariadne, si tenía corazón, asi que le permitió tener esos dos días libres luego de ayudarla por la mañana, por lo cual le agradeció enormemente. Stephan la observaba a lo lejos, sin animo de acercarse ya que temía incomodarla, pero las ansias de acompañarla y debilitar el dolor que sentía eran impresionantes.

Llegó la noche, gracias a dios una noche despejada y un poco fresca luego de haber llovido, su madre dejó de hacer fiebre luego de esos días sin cesar, pero fue eso lo que mas la preocupó, sabia que sin mas la fiebre no podía bajar, pero consideró que era algo necesario luego de una recaída.

—Ariadne, ¿Cómo te encuentras?

Stephan estaba en la puerta de la cocina recostado observándola, Ariadne olvidó respirar al observar que solo llevaba una camisa de lino ajustada a su cuerpo y un pequeño mechón de cabello cayendo sobre su frente desenfadadamente.

—Stephan... Nerviosa, no voy a mentirle, acaba de comenzar a bajar la fiebre y eso e a puesto aún más inquieta, ya no tengo nada mas para hacer, habla sola, canta en sueños...

—Tal vez es porque está por mejorar, solo dale tiempo, si la fiebre ha bajado es una buena señal ¿no?

—Lamento decepcionarlo señor, pero, es como un cese al fuego, luego vuelve mucho mas fuerte y es lo que temo, que llegue ese momento...

—No tengo nada para hacer, mañana no debo madrugar.. me quedaré contigo a cuidarla hasta que me entre sueño, ¿Qué te parece?

—No deberías preocuparte... discuple... preocuparse señor.

—Puedes tutearme Ariadne, no aguanto que me hables de señor, apenas si tengo veintiséis.

Stephan le sonrió encandilándola con su adorable sonrisa y sin darse cuenta le correspondió de la misma manera.

—Bien, pero no creo que debas hacerlo, no es una acción necesaria...

—Quiero hacerlo, en verdad, sabes que adoro a tu madre, ella es muy importante para mi y si no sabes como va a mejorar, quiero acompañarte.

—Esta bien, ¿necesitas algo de aquí?

—No, luego tal vez tome un poco de leche con miel.

—Te a malcriado mi madre ya veo...

—Mas o menos, pero ya puedo hacerlo yo solo, eso es bueno.

Ariadne no aguantó las ganas de reír y sin previo aviso, comenzó a hacerlo, se tapó la boca al darse cuenta de su inapropiado acto yfue Stephan quien no aguanto las ganas de reír al ver la cara de espanto que Ariadne formulaba en su rostro.

—Tranquila Ariadne, reírse esta permitido, tienes una risa contagiosa, me gusta.

Evitando sonrojarse Ariadne se levantó y paso al lado de Stephan pensando si habría observado su rostro y asi hubiera notado el color carmesí de sus mejillas. Se sentía libre, luego de esos días sombríos sin escuchar la voz de Stephan, sin tenerlo cerca. Lo había extrañado, por mas que no fuera apropiado tener esos pensamientos, había extrañado el abrazo de aquella noche lluviosa, se había sentido segura y hasta ese momento, hasta el instante en que Stephan se presentó no lo había notado totalmente.

A un verso de ti...Where stories live. Discover now