Arrogancia en el aire.

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Surrey 1856.

Ariadne Camina hacia la cocina donde se encuentra su madre, furiosa piensa en todas las cosas que podria haberle dicho al proximo Conde.

Campesina... Stephan solo es un hombre arrogante y presumido, pendiente del dinero, las mujeres y el alcohol. ¿Con que derecho cree que puede llamarla campesina, solo porque su vestimenta es sencilla? No se parece en nada a Lord Raeburn, el ha sabido ser un padre para Ariadne a pesar de las constantes quejas de su esposa, Lady Elizabeth, sobre el que dirán sus amigas acerca de la pequeña que corretea alrededor del Conde... Como si ella solo fuera un estorbo.

Stephan solo a sabido sacar de sus casillas a Ariadne, solo a tratado con el lo suficientemente necesario, porque según su madre no puede ser irrespetuosa con el futuro Conde de Bradshire, pero es que ella es como una tía para Stephan, cuando ella llego a Bradshire embarazada el conde y su esposa le permitieron instalarse con la condición de trabajar para ellos luego del parto, y asi fue, ahora ella es la cocinera de la mansión y antes de su nacimiento fue niñera de Stephan y sintió tanto cariño hacia ella que comenzó a llamarla Tita. Claro, todo iba viento en popa hasta que nació, Stephan siempre se llevo muy mal ella, creo que eso se debe a que le quitó su lugar especial con su madre, ese lugar lleno de amor que su madre no quiso darle.

Al llegar a la estancia se dirige secamente a su madre:

-Campesina... ¿Puedes creer madre que Stephan me ha llamado Campesina, solo porque mis vestidos no son como el de las mujeres que frecuenta?

-Hija, no eras dura con el, sabes como es Lady Elizabeth, ella nunca a tomado en cuenta lo que nosotros sentimos, asi fue criado Stephan a semejanza de su madre, no esperes que sea adorable niña, se que cambiará con los años.

-Si.. cuando encuentre una esposa sosa y sin cerebro, ahí sabrá que no deberá de preocuparse por los sentimientos de la mujer. Y vivirá tranquilo.

-Anda, ve a traerme papas de la huerta antes de que comience a llover, deja de ser tan cascarrabias que solo te saldrán verrugas.

-Bien, ya voy madre. - Me acerqué a ella y besé su frente para luego salir por la puerta trasera hacia la huerta.

Giró la cabeza hacia los establos donde se encontraba Stephan con veintiséis años aún parece un pequeño niño malcriado. Mentalmente pensaba fervientemente que consiguiera una esposa y así no volver a verlo en Bradshire.

Luego de unos instantes se dio cuenta que no ha quitado la vista de su cuerpo y notó que le devolvía una mirada divertida que solo lograba hacerla rabiar.

-Proximo conde, por favor, ni siquiera sabe lo que significa el respeto y cree que se merece el titulo...- con una voz infantil comienza a hablar sola mientras recoje las papas de la tierra.

-¿Como dice Ariadne?

Siente como la sangre se le congela y el calor provocado por el enojo se esfuma en un santiamén.

A un verso de ti...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora