Desnudame con la mirada...

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Llegó el sábado, eran las siete de la noche y mientras las velas iluminaban la habitación se observó frente al largo espejo descubriendo en su paso cada detalle del hermoso vestido para esa noche, era un vestido de seda en color beige con destellos dorados, adornado con pequeñas flore bordadas en el escote y en el borde de la falda, era un vestido increíble, y eso la hizo sentir mas segura sabiendo que por lo menos el vestido le sentaba bien.

Sintió como golpeaban la puerta, para luego dejar ver a Stephan vestido con un traje perfectamente echo a su medida, se veía increíble y el rostro de Ariadne reflejaba lo que pensaba

—Sorprendida?

—Batsante, estas... deslumbrante Stephan.

—Y tu, no te haces idea de como te ves, estas espectacular, hermosa, brillante, estas increíblemente bella, asi que... por favor, compórtate y no hagas que quiera matar a algún jovencito porque se sobrepase contigo... Aunque no lo digo por ti, lo digo por ellos.

—Stephan... ¿Sabes lo que sucede? Sucede que soy tuya, en cuerpo y alma, y se que siempre será asi, no quiero que pases mal la noche, podremos bailar, se supone que somos casi "hermanos" asi que... podremos bailar y nadie dirá nada malo de nosotros...

—Tienes razón, y lo se, se que eres mia asi como yo soy totalmente tuyo, pero los buitres me ponen nervioso.

Ariadne lo observaba mientras se acercaba a su cuello dejando suaves besos y no pudo evitar reir al ver celoso a Stephan, este la observó dándole la vuelta y quitando de su bolsillo la alargada cajita de cuero donde gusrdaba el collar de perlas que había comprado para ella.

—Tengo... un regalo para ti cariño, espero que te guste, lo compre en la mañana que tuve que salir apurado.

Ariadne observo a través del espejo como Stephan colocaba el collar alrededor de su cuello y sonrió levemente aguantando la emoción que ese gesto le causaba.

—Es hermoso cariño, no debiste molestarte... pero me encanta, es único...

El collar estaba compuesto por perlas brillantes de color marfil y entre ellas pequeñas piedritas de oro haciendo brillar mas de lo que las perlas lo harían solas.

—Al igual que tu hermosa, tu haces que este collar se luzca, eres tu quien le da esa luz especial... Dios... va a ser dificl estar lejos de ti sin poder besarte y acariciarte cada vez que quiera...

—En algun momento tal vez sea posible.

Ariadne lo miraba con una sonrisa coqueta mientras rodeaba con sus brazos el cuello de Stephan dejando un beso suave en sus labios. Mientras eso, la puerta se abrió sorpresivamente haciendo que los dos saltaran en su lugar, nerviosos, al ver quien había llegado, pensando que era Elizabeth.

Pero notaron que era Clare quien llegaba cantando alegremente, y al verlos comenzó a reir por el aspecto que presentaban.

—Vaya... parece que hubieran visto un fantasma o a la señora Elizabeth entrar por esta puerta.

—Clare... me asustaste! Crei que era Elizabeth si, mira si nos hubiera visto!

—Pero no sucedió tranquila, ella esta muy ocupada arreglándose como para verte a ti. Aparte no tiene nada que hacer aquí.

—Tienes razón pero hubieras llamado!

—Lo hice... pero creo que estaban muy ocupados como para haber sentido.

Los dos la observaron y Stephan pasó a su lado sonriéndole amabemente.

—Se que no tocaste Clare, hubiera sentido....

A un verso de ti...Where stories live. Discover now