CAPÍTULO 14

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Las calles de Hargeon estaban casi desiertas. Nadie se atrevía a salir de sus casas durante mucho tiempo, tenían demasiado miedo por los continuos ataques.

Por los cielos de esta ciudad una joven de pelo rosado volaba junto a su fiel exceed buscando entre las calles de Hargeon alguna pista de donde pueden estar Igneel y Takenshi.

Mientras por las calles se encontraban diferentes grupos buscando alrededor algún indicio de donde podrían esta los dos chicos.

-¿Nada? - pregunto Draco a través de la lacrima de comunicación.

-Nada- respondió Natsuki al otro lado de la línea- Por aquí no veo nad... ¡Espera!

-¿Los has encontrado?- pregunto esperanzado Draco mirando a las dos chicas que lo acompañaban. A las dos se le iluminaron los ojos ante esas palabras- ¿Dónde están?

-Están en el descampado cerca del hotel- dijo exaltada Natsuki- ¡Necesitan ayuda!

-¿Cómo que necesitan ayuda?- ahora fue Lami la que cogió la lacrima de las manos de Draco- ¿Qué es lo que pasa?

-No lo sé- después de esas palabras por parte de Natsuki la transmisión se cortó.

Los tres se miraron sin comprender muy bien las palabras de Natsuki.

-Hablamos con los demás y después vamos con ellos- dijo Draco mirando a Jane y Lami que se iban a oponer- Sera lo mejor, por ahora los tres podrán solos. Después iremos.

Las chicas asintieron comprendiendo las palabras de Draco y empezaron a caminar detrás de él.

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-Habéis entrado en la boca del lobo.

Igneel y Takenshi no decían nada. Solo se dedicaban a mirar al extraño hombre que había aparecido entre las sombras.

-¿No vais a hablar?- siguió diciendo el hombre. Sus ojos estaban más rojos, brillaban por destrucción y muerte – Que pena, pensaba que podrías divertirme antes de destruiros.

-¿Por qué piensas que podrás con nosotros?- pregunto con sorna Igneel.

Ante esas palabras el hombre se rió con ganas mientras se acercaba lentamente a ellos.

-No serias los primeros magos a los que destruyo y aniquilo- dijo el hombre con gracia- Y seguramente tampoco los últimos. Me gusta divertirme.

-Con los habitantes de la ciudad ¿No? - pregunto Takenshi apretando con fuerza la espada de fuego en su mano.

-Pude- dijo el hombre soltando unas risas.

De las manos del hombre empezaron a formarse unas sombras de colores negros y rojos. Sus ojos empezaron a ensombrecerse y un aura de oscuridad empezó a rodearlo.

-Va siendo hora que paséis por lo mismo que los demás- dijo el hombre con voz ronca y seria.

De detrás de ellos unos gruñidos empezaron a sonar alertándolos.

Igneel de un rápido movimiento se puso de espalda con espalda con Takenshi preparado para todo lo que podría llegar.

Lo que no se imaginaba era que un gran lobo de negro pelaje y fieros ojos rojos y afilados dientes de, por lo menos, tres metros de altura de apareciera entre las sombras listo para atacarlos enseñando sus grandes dientes.

Mientras Takenshi miraba fijamente al hombre y agarraba con gran fuerza su espada, Igneel se preparaba para atacar a la gran bestia frente a él.

-No podrás contra él, es el más fuerte de todos- dijo el hombre mirando como Igneel iluminaba sus puños. Una pequeña sonrisa se formó en su cara- Nadie puede.

Si pudiera volver a verteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt