CAPÍTULO 4

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🌕La calma antes de la tormenta🌑

El tiempo nunca se detiene. Por mucho que las cosas vayan bien, el tiempo sigue corriendo y esos buenos momentos pueden cambiar de repente sin que nadie pueda hacer nada para detenerlo.

La caótica rutina en el gremio había cambiado drásticamente. Lo que antes eran grandes destrozos, gritos y risas, en ese momento era un suave murmullo casi silencioso y una tensa tranquilidad.

Que el gremio más escandaloso de Fiore se encontrara en calma, era signo de que algo iba mal o iba a ir muy mal. Fairy Tail no era conocido por su seriedad ni por su calma.

Cada uno de los miembros se encontraba perdido en su mundo, intentando aparentar que nada había pasado, que todo era como siempre, pero no era verdad. Algo había pasado. Algo grabe. Algo muy grave.

El Maestro Makarov se encontraba apoyado en la barandilla del segundo piso contemplando a todos los miembros. Había llegado dos días después del incidente gracias a una reunión con el Consejo Mágico, y cuando llego se encontró el deplorable panorama de que una de sus queridas hijas había sido expulsada junto a su hijo.

Un mes había pasado desde ese momento y nada había cambiado desde entonces.

Se sintió muy decepcionado, pero no dejo que en ningún momento la rabia le cegara. Por el momento no podía hacer nada para hacerlos entrar en razón, ya lo había intentado y había sido totalmente inútil. La única persona que podía lanzar algo de luz sobre el tema se encontraba postrada en una cama sin poder moverse o hablar.

Lisanna era la única que podía lograr que todo ese enredo de pruebas sin fondo y oscuridad se resolviera de una vez por todas.

Lucy no merecía todo ese daño y dolor. Conocía a su hija. Ella no sería capaz de hacer algo asi.

Por otro lado también conocía a sus hijos. Ellos no actuaban, en un asunto tan serio como ese, de esa forma tan violenta y dañina.

Había algo, no sabía exactamente el que, detrás de todo ese desastre.

Solo esperaba que no fuera algo muy grande, porque suponía que cuando todo ese caos se resolviera uno aun mayor empezaría.

Soltando un suspiro, miro por última vez a todas esas personas tan diferentes entre ellas que él consideraba sus hijos, para luego volver a encerrarse en su despacho.

Todos los miembros eran ignorantes a las miradas examinadoras de su maestro. Todos seguían en sus propios asuntos.

Como todos los días Mirajane se encontraba detrás de la barra sirviendo a todos los integrantes. Faltaban unos minutos para que empezara su rutina de ir a revisar el estado de su hermana pequeña.

Cana se encontraba sentada en un extremo de la barra con un batido entre sus manos. A todos les había sorprendido mucho el pedido sin alcohol de la morena, pero nadie dijo nada. Se le notaba muy cansada y no era para menos. Había estado toda la noche intentando comunicarse con Gildrats sin éxito alguno. Por primera vez en mucho tiempo necesitaba un apoyo, y esta vez quería a su padre.

Wendy se encontraba en una mesa junto a Romeo. Su cabeza no dejaba de imaginar escenarios y ninguno de ellos le gustaba. No sabía que pensar o en que creer. Miles de preguntas pasaban por su mente, pero Ni podia ni quería contestarlas. Le daba demasiado miedo la respuesta.

No muy lejos de ellos se encontraban los pocos niños que había en el gremio siendo entretenidos por los tres Exceed. Ellos eran demasiado pequeños para darse cuenta de la tensión que envolvía a todos los miembros de Fairy Tail entre los que se encontraban todos sus padres. Y aunque así fuera, Happy, Charlie y Lily se encargaban a la perfección de distraerlos entre juegos, juguetes y risas.

Si pudiera volver a verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora