Capítulo 14

1K 135 15
                                    

Narra Marinette.

Me llevó un buen rato asimilar lo recién ocurrido. Hawk Moth terminó siendo nadie menos que Gabriel Agreste, el cual terminó muerto a manos de su propio hijo. Había vivido tanto tiempo al borde de las ilusiones, que me costaba volver a creer en la realidad.

Quizás si hubiese sido más fuerte y no me hubieran capturado, ahora no vería con espanto a Adrien hundiéndose en su propia desesperación. Quería abrazarlo, confortarlo, no valía la pena llenarme de arrepentimientos, pero sin embargo mis pies no se movían, era incapaz de acercarme a él.

Al cabo de un rato de silencio, donde la incertidumbre parecía reinar, vi con horror como Adrien se abalanzó hacia delante e hizo el esfuerzo por tomar el Miraculous que había pertenecido a su padre hasta hace pocos momentos atrás.

Inmediatamente, deshaciéndome de mi miedo, me acerqué a él e intenté que el objeto ni siquiera llegara a tocar sus dañadas manos. Sin embargo, a pesar de que Adrien logró sostener el Miraculous, yo no le permití colocárselo.

—No hagas nada de lo que te puedas arrepentir— dije sosteniendo sus manos con suavidad, intentando que soltase el objeto —Sé que en este momento tu mente ha de estar confundida y tu corazón debe tener una herida muy profunda... Me gustaría intentar sanar esa herida, aunque sea lentamente, tenemos todo el tiempo del mundo para ello.

En el transcurso de un segundo Adrien levantó su frente y pude mirar por fin a sus cristalinos ojos, donde pude notar todo el dolor que en ellos se escondía. Durante unos minutos sostuvimos nuestra mirada en la del otro, como intentando comprender lo que sentíamos, sin importar si nos veíamos débiles.

Mientras que continuábamos viéndonos, dando un repentino movimiento, Adrien soltó el Miraculous e hizo que sus brazos me rodearan por completo para atraerme hacia su cuerpo bruscamente.

—Dime que... Dime que no te vas a alejar— murmuró al mismo tiempo que me apretaba con fuerza —Por un momento sentí que iba a volverme loco. El sentimiento de soledad se apoderaba de mi corazón, creí necesitar poder para lograr sentirme estabilizado. Pero como antes, al mirarte a los ojos, todo el peso que llevaba sobre mis hombros se volvió más liviano.

Con cuidado, moviéndome de forma que no pudiese tocar ninguna de sus heridas, llevé mis brazos hasta él y le di un ligero abrazo. Su cuerpo temblaba, no sabía la razón exacta de por qué, pero me daban ganas de presionarlo contra mí y no soltarlo jamás.

—Maté a mi padre, Marinette— susurró mientras intentaba que su voz no se quebrara —Lo maté.

Buscando las palabras adecuadas para poder calmarlo, en medio de la oscuridad, sólo lográbamos angustiarnos más. El agarre de Adrien se hacía débil, algunas lágrimas comenzaron a hacerse notar en sus mejillas y sentía pánico por no poder detenerlas.

—¡Adrien! ¡Marinette!— oí como gritaban en la lejanía.

—Son... Nino y Alya— dedujo Adrien, abriendo los ojos enormemente —Maldición, no puedo contarles todo lo que pasó, qué pensarán de mí...

Sin embargo, por más que estuviéramos preparándonos psicológicamente para recibir a nuestros dos amigos, otra cosa apareció antes que ellos. Sobre nuestras cabezas sentimos el ruido de un montón de helicópteros, al mismo momento en que se oían personas forcejeando con las distintas entradas a la guarida de Hawk Moth.

Todo París parecía querer saber lo que había pasado.

—¡MARINETTE!— oí desde una voz familiar, separándome de Adrien y dándome la vuelta, para toparme a una alterada Alya —¡T-Tienen que escapar de aquí ahora mismo!

—A penas alcanzamos a entrar en el pasadizo antes de que el lugar estuviera repleto de gente— dijo Nino, apareciendo un poco más atrás de la morena —A este paso, la mansión ya debe estar completamente rodeada. Ellos no quieren nada bueno de ustedes.

—Su objetivo no es venir aquí y saber lo que pasó, ellos quieren apresarlos— continuó Alya —No sabemos bien qué fue lo que vimos... Pero hace un rato atrás, fuera, parecía que toda la ciudad estaba siendo atacada por ustedes dos... M-Mataron mucha gente...

Entre una mirada de espanto que Adrien y yo compartimos, con esas palabras, los destacados jóvenes mejor conocidos bajo los apodos de Ladybug y Chat Noir, habían pasado de ser héroes a ser los peores fugitivos.

Tu pérdida |MLB|Where stories live. Discover now