Capítulo 10

2.2K 225 34
                                    

Narra Marinette.

No sabría decir si hoy ha sido un día bueno o un total desastre. Otra vez terminé escondiéndome en mi habitación, confundida y con ganas de dormir para siempre. Apoyada en la pared, mirando mis manos, aún no sabía qué pasaba.

—Tikki...— alcé mi temblorosa voz —¿Tú también lo viste, cierto? No estoy loca, ¿verdad?

El silencio perduró. Yo seguía mirando mis manos, abriéndolas y cerrándolas. Lo toqué, lo abracé, eso no podía ser simplemente una mentira.

—Lo vi— oí que respondió, haciéndome soltar un suspiro de alivio —Aunque sea lógicamente imposible, lo vi.

Antes de poder decirle algo devuelta, un sonido en la ventana nos dejó expectantes a ambas. Pensando que se trataría de un pájaro o algo parecido, me acerqué para poder abrir, viendo nada más que una sombra negra entrar a mi habitación, haciéndome gritar del susto. De inmediato, comprobé que Tikki se hubiera escondido y me alegré al ver que así había sido.

—Perdón por venir aquí de repente, sin aviso...— habló nadie más que el mismísimo Chat Noir —Pero no sabía a quien recurrir y, Marinette, necesito tu ayuda. Tú ya me has salvado antes, y si no es demasiado pedir...

Ante sus ojos llenos de súplica, con suerte pude reaccionar lo suficientemente rápido como para asentir. Estaba demasiado nerviosa, y aunque él explicó sus razones, me seguía costando creer que me hubiera elegido a mí para esto. Aunque él no sabía la suerte que tenía, pues de una u otra forma estaría trabajando con Ladybug.

—Y dime, ¿qué quieres que haga?— interrogué, ya que no estaba al tanto de sus planes.

—Sólo necesito tus ojos. Que seas observadora y que me digas qué está sucediendo en realidad— dijo, apuntándome con un dedo —Temo que mis ojos estén siendo afectados por el efecto de algún akuma.

Su petición no hizo más que meterme en un aprieto. Si él estaba estaba siendo afectado probablemente yo también. ¿Pero como negarme, sutilmente, para que no sospechase nada?

—¿A-Ah sí?— disimulé estar intrigada en la conversación —¿Qué tipo de akuma?

—Un akuma ilusionista— contestó sin vacilar —Si es cierto que él existe, necesitamos parar ya sus fechorías. Ha causado demasiados problemas.

Estaba impresionada, pero no podía demostrarlo. Además, su constante rostro serio me desconcertaba, ¿dónde estaban las malas bromas y los juegos de palabras? ¿Dónde estaba "Chat Noir"? Tonta Marinette. Él ha sufrido, tal vez más que tú, y aún así a altas horas de la noche está buscando información e ideando un plan.

—Creo que no podré ayudarte— hablé, notándose una inmediata decepción en sus ojos —Ese es el trabajo de tu compañera Ladybug, ¿no?

—Sí, pero ella...— intentó responderme, pero no se lo permití.

Soltando un breve "aparecerá" de mi boca, se dio vuelta sin siquiera despedirse, dándome la oportunidad de darle un abrazo por la espalda. Ninguno movió un músculo por varios segundos, estábamos quietos en medio de mi habitación.

—Tikki... Transfórmame— susurré.

No hacía falta contar lo que pasó luego de decir eso. Con mi traje de Ladybug encima, sentí el cuerpo de Chat Noir temblar. En mi intento de esquivar un momento emotivo, me adelanté sin inmutarme y rápidamente salí por la ventana. No quería decir "sí, soy yo, Marinette" ya que era algo totalmente obvio.

Por ahora, me permitiría sentirme libre en el trayecto desde mi casa hasta la torre Eiffel. Tenía que dar una última mirada allí, los periódicos no podían estar tan equivocados. Una vez bajo el lugar, raramente, no había ninguna luz por el sector.

—My Lady, tenemos que hablar— oí la voz de Chat Noir algo lejos, aunque al mismo tiempo sujetaba mi brazo.

Ahí fue cuando me di cuenta de que no era él quien me sostenía. Al mirar a mi lado, el rebuscado André sonreía maliciosamente y apretaba mi brazo con una increíble fuerza. Sin darme cuenta, estaba en plena oscuridad, atrapada y al poco rato me di cuenta de que Chat Noir estaba en la misma situación, aunque a él lo sujetaba un hombre diferente.

De repente, una luz se concentró en la cima de la torre Eiffel, cosa que claramente llamó toda nuestra atención. Al mirar con mucha atención, exponiéndose lleno de gloria ante nosotros, estaba el mismísimo Hawk Moth.

Y él, definitivamente, no era una ilusión.

Tu pérdida |MLB|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora