17. ¿Te arrepientes de haberlo hecho?

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-         Para tener una relación, no sé cómo se hacen estas cosas, nunca me he visto metida en una – sonríe de lado, sintiéndose algo incómoda por su confesión, pero a la vez sintiendo las ganas de volver a devorar los labios de la rubia.

-         No pensemos en eso ahora Lexa, deja que todo fluya, las cosas surgen por sí solas – acerca sus labios a milímetros de los de Lexa, sintiendo como sus respiraciones chocan – es algo que no se puede forzar, si de verdad lo sientes, surgirá solo, yo no te exijo nada, no quiero que te sientas obligada a nada – suelta Clarke hablando casi en susurros, con una voz ronca y muy sensual – por el momento podemos seguir con lo que tenemos ahora, y dejarnos llevar siempre que queramos – acaricia la pierna de Lexa por encima de los pantalones, dirigiéndola poco a poco hasta su zona más íntima, rozándola ligeramente.

-         Joder Clarke, si sigues así voy a ser incapaz de controlarme – se queja Lexa, mirando fijamente como los labios de Clarke casi rozan los suyos.

La rubia junta suavemente sus labios con los de Lexa, acariciando con la punta de su lengua el labio inferior de ésta, a lo que la camarera responde entrelazando su lengua con la de ella en el exterior de sus bocas, juntándolas en un beso de nuevo desesperado y húmedo. La mano de Clarke sigue sobre su sexo, lo acaricia suavemente de arriba abajo por encima del pantalón, haciendo que un ligero gemido de Lexa tiemble en su boca haciendo vibrar su garganta. La camarera estira su brazo vendado para envolver con él a Clarke, pero entonces siente una punzada de dolor en sus costillas, provocando que tenga que separarse precipitadamente de ella.

-         Lo siento Lexa, no debí hacer eso – se disculpa la rubia al ver la expresión de dolor en la cara de la camarera.

-         Tranquila Clarke, no es culpa tuya, te juro que si encontrara a los hijos de puta que me han hecho esto, los mataría con mis propias manos – dice llena de rabia.

-         No deberías decir eso delante de una inspectora de policía ¿no crees? – Clarke suelta una divertida risa que endulza los oídos de Lexa, adora esas pequeñas y roncas risas que salen de entre sus labios, las adora tanto que desearía grabarlas en su móvil para escucharlas a todas horas.

-         ¿Y qué vas a hacer? ¿Esposarme? – levanta las cejas repetidamente con su sonrisa seductora en el rostro, olvidando por momentos el dolor que aún vibra en su torso.

-         No tientes a la suerte Woods, no la tientes – dice mientras nota como su cuerpo tiembla con la simple idea de tener a Lexa esposada a su merced.

-         Cuando tenga esta mierda curada – se señala las costillas, sintiéndose completamente frustrada – estaré encantada de que lo hagas – dice en un sensual susurro acercando de nuevo sus labios a los de la rubia – y te dejaré hacer conmigo lo que quieras – muerde su labio inferior, estirándolo hacia ella suavemente – Dios, me mojo con solo pensarlo inspectora Griffin – susurra marcando esas dos últimas palabras con más énfasis, disfrutando de la visión de los azulados ojos de Clarke tiñéndose de un brillante y oscuro negro.

Clarke cierra los ojos mientras su cuerpo se estremece tanto por el gesto de Lexa como por sus palabras, cada cosa que esa mujer hace la transporta a un mundo desconocido, las sensaciones que corren por su cuerpo son tan excitantes que el estremecimiento que siente le encanta y la asusta a partes iguales.

De repente suena el timbre, cortando el intenso momento y haciendo que ambas miren hacia la puerta algo atónitas.

-         ¿Quién es? – pregunta Lexa en alto.

-         Hermanita ábreme, soy yo – dice Bellamy desde detrás de la puerta.

Ambas se miran con los ojos bien abiertos, Clarke siente los nervios recorrer todo su cuerpo y Lexa por su parte tiene de nuevo ese miedo a ser pilladas por su hermano y que todo acabe derrumbándose.

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