6. ¿Pretendes emborracharme?

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— En 15 minutos estarán aquí — informa Clarke asomándose de nuevo a la cocina donde Lexa está recogiéndolo todo — He pedido una 4 quesos. Espero que te guste.

— No estará tan buena como mis espaguetis, pero nos tendremos que conformar — se encoge de hombros, acercándose al frigorífico — ¿Te apetece una copa de vino mientras esperamos? — la mira balanceando la botella frente a su rostro.

— ¿Pretendes emborracharme? — los ojos de Clarke sonríen de manera pícara, mostrando un brillo de diversión que hace sonreír a la camarera.

— Vaya, Inspectora Griffin, me ha pillado — cierra la nevera botella en mano y se acerca a un armarito para coger dos copas — ¿Quieres o no? — dice con las copas ya en la mano, mostrándoselas.

— Claro — le arrebata la botella de la mano mordiéndose el labio y se dirige hacia el sofá azul del comedor.

Lexa se queda parada unos segundos, negando con la cabeza. Va a ser más complicado de lo que creía. A cada comentario o gesto que hace Clarke, se siente más intrigada y atraída por ella, algo que dificulta muchísimo su autocontrol. Aunque tampoco es que tenga mucho teniendo a la rubia cerca.

Lexa se sienta al lado de Clarke en el sofá, guardando las distancias, tragando saliva disimuladamente al ver lo sexy que se ve la rubia sentada de lado con sus piernas encima del sofá, relajada. Lo que Lexa no sabe es que en realidad Clarke está hecha un manojo de nervios y se ha sentado de esa manera intentando alejarse de ella la mayor distancia posible, mostrándose falsamente relajada.

Con las dos copas sobre la mesa, la camarera se dispone a servir el vino, y después de hacerlo, le entrega la copa a Clarke. La rubia se ha quedado mirándola atentamente en silencio mientras llenaba las copas, observando el precioso perfil de Lexa concentrada en no derramar ni una gota fuera.

— Bueno, Inspectora Griffin ¿de qué le gustaría hablar? — pregunta dando un trago a su copa, sin dejar de mirarla.

— Pues no sé. Cuéntame algo sobre ti, por ejemplo — el vino baja por su garganta, ayudando a controlar las pulsaciones de su corazón, que se aceleran cada vez que la llama Inspectora Griffin con ese tono tan seductor que le gusta poner.

— Creo que ya lo sabes todo sobre mí — se encoge de hombros — yo en cambio solo sé que eres inspectora de homicidios y la novia de mi hermano.

— Básicamente eso es todo — dice riéndose, intentando sonar graciosa.

— Bueno, pues entonces no sé qué hacemos aquí. Como ya nos conocemos del todo, creo que ya puedes marcharte – dice muy seria poniéndose en pie.

Clarke la mira con la boca abierta, sin acabar de creerse que se lo esté diciendo en serio. Lexa la mira con seriedad, y tras unos segundos observando la expresión de sorpresa de la rubia empieza a reírse.

— Vamos, Griffin, estoy de coña. Deberías verte la cara — dice sentándose de nuevo en el sofá, sin darse cuenta, un poco más cerca de ella.

— Eres idiota — Clarke golpea el hombro de Lexa con su puño, dejando escapar una risa que en realidad suena más a un suspiro de alivio.

— Y tú demasiado inocente — apoya su cabeza en el respaldo, ladeándola para poder mirar a Clarke — Sabes, esto de dejarme conocer no se me da muy bien — suspira algo frustrada.

Las dos chicas se quedan mirándose. Sin poder evitarlo, los ojos de Clarke van a parar a los carnosos e irresistibles labios de Lexa. Le atrae de una manera tan inexplicable, que le asusta. Intenta controlarse con todas sus fuerzas, pero la cercanía de sus cuerpos sobre el sofá no ayuda. Definitivamente, el estar solas en su casa no ha sido una buena idea. Clarke desvía la mirada rápidamente al darse cuenta de que lleva varios segundos observando su boca en silencio, y da un largo trago a su copa, vaciando su contenido del todo. Ni siquiera se da cuenta de que el vino se le está subiendo más rápido de lo que pretende.

Adicción ProhibidaWhere stories live. Discover now