10.- Comité extraordinario.

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El silencio en la habitación era incómodo mientras todos los miembros de la asociación de vecinos, es decir, los siete que vivían en el edificio, se miraban los rostros con un buen número de emociones mezcladas. Por un lado, Seokjin mantenía las manos en su cadera mientras se paseaba por la sala, en una esquina estaban RM (quien se llamaba realmente Namjoon, según descubrió espiando su correo) y Hoseok, mirando todo como si fuese una película policíaca y cuchicheando mientras observaban a Jimin, que mantenía una sonrisa de oreja a oreja desde la puerta.

Suga y Taehyung estaban sentados en el sofá, mirándose con los ojos entrecerrados y empujándose constantemente.

Por último, Jungkook estaba en el otro extremo, hecho una bolita sobre sí mismo y cubierto con una gruesa manta polar en la que Seokjin le había envuelto minutos atrás, cuando irrumpió en el apartamento 402, producto de los gritos histéricos de Suga y Taehyung tras la respuesta fuera de lugar de Jimin. El mayor del edificio había arrastrado a las dos partes en disputa de la oreja hacia el primer piso mientras bajaba gritando que habría un comité extraordinario de vecinos.

Jungkook se sintió tan avergonzado que por un momento, se sintió bien de ser el causante de todo eso. Es decir, no siempre ocasionabas una discusión entre tus vecinos, en donde tu amor platónico para toda la vida te defendía a capa y espada como un ser puro e inocente. Jungkook jamás confesaría en voz alta como se masturbaba con los bóxer desaparecidos de Taehyung o estaría arriesgo esa imagen de pureza inmaculada que portaba.

Nada más puro y sano que Jeon Jungkook, señores y señoras.

Sí, claro...

Así que ahí estaba, hecho bolita mientras trataba de no regodearse por la situación mientras imaginaba a Taehyung vestido de armadura y en un caballo blanco yendo a su rescate, donde un feo dragón zanahoria se la pasaba mirándole raro y otro dragón, de color brócoli, se pasaba la lengua por el hocico, anunciando que se lo comería. Mientras tanto él, pobre e indefenso, se limaba las uñas en el balcón de la torre a la espera de su valiente príncipe.

Pero mientras tanto, Jungkook sonrió como estúpido bajo la manta sin importarle el silencio podía cortarse con un cuchillo de mantequilla en aquella sala.

.- Jin, cariño... podrías decirnos, ¿qué hacemos aquí a estas horas de la noche? – el de cabello rosa que se hacía llamar monstruo del rap preguntó con un gesto aburrido y desinteresado, pero Jungkook aposaba que era la vieja chismosa del edificio.

Seokjin no dijo nada, aun paseándose por la sala con las manos en jarra y con un rostro de completa desaprobación.

.- Eh... hyung – el de sonrisa enorme intentó, pero Jin no le hizo ningún caso.

Pasaron cerca de dos minutos en los que todos quedaron sumidos en las cavilaciones de Jin, que de vez en cuando soltaba algunos "mmm" y "así que...", pero nunca completaba nada y sólo fruncía de nuevo el ceño. Jungkook incluso quiso decirle que iba a arrugarse feo debido a ese gesto, aunque si Jin quería ser arrugadito, él no podía meterse en eso.

.- Bien, quiero escuchar qué paso – dijo de pronto el mayor, deteniéndose frente a Taehyung y el cabello de lechuga, que se tensaron visiblemente – Hablen.

Lo siguiente que sucedió fue una perorata inentendible de "él sólo quiere golpear niños inocentes que no tienen dinero y son ingenuos" junto a "es un maldito ofrecido que pretende metérsele por los ojos a Park y yo no voy a permitir eso". Jin se llevó una mano a la frente, masajeando ahí donde le saldrían arruguitas debido al enojo mientras comenzaba mover frenéticamente un pie.

.- Basta, basta – detuvo a los dos involucrados, que se cruzaron de brazos y bufaron molestos por no poder defenderse en paz – Ahora, uno por uno me dirá qué paso. ¡Y sin interrupciones de ningún tipo, Yoongi! – alzó un dedo, cortando la frase que iba a salir de los labios del chico lechuga – Bien, Taehyung... habla tú.

Apartamento 402Where stories live. Discover now