EunHyuk [HaeHyuk/EunHae]

Capítulo 3

El concierto en Hongik superó los sueños de Eunhyuk. La energía e inventiva de Donghae en la batería añadía una riqueza que Eunhyuk ni siquiera sabía que hubiera desaparecido hasta ahora de su música. El público gritó dos veces más fuerte que de costumbre y se negaba a dejarlos ir sin dos bises, que acabaron de demostrar que los instintos de Eunhyuk fueron correctos. Donghae era el complemento perfecto para su grupo. Él era uno de los mejores, uno de los músicos más dedicados que Eunhyuk hubiera conocido. Que era mucho decir, teniendo en cuenta lo exigente que era Eunhyuk en cuanto a lo que él consideraba ser un buen músico.

Por supuesto, desde la perspectiva de espectador, no dolía que el hombre fuera también un sueño húmedo. Piel oliva, soñadores ojos chocolate, pelo castaño que le caía en un halo de olas salvajes en torno a un rostro andrógino que no habría estado fuera de lugar en un ángel de Miguel Ángel.

Sin embargo, no había nada andrógino en el cuerpo de Donghae. Sólo un vistazo a los brazos bien tonificados y a la musculosa espalda sudorosa era suficiente para endurecer la polla de Eunhyuk. Siempre había tenido debilidad por el físico de los bateristas. Especialmente bateristas que ponían todo lo que tenían en sus puestos de trabajo, como la manera que Donghae lo hacía.

Encaramado en un taburete después de que los últimos y persistentes fanáticos su hubieran ido, Eunhyuk tomó un sorbo de cervesa y observó a Donghae acabar con su batería.

Él desmontó cada pieza con el mismo cuidado que había usado para armarla, cada movimiento preciso y cuidadoso.

Eunhyuk no pudo evitar preguntarse si el tocaba a sus amantes con tal reverencia.

Probablemente no. Eunhyuk se rió por lo bajo de él mismo a pesar de la frustración sexual causada por la negativa constante de Donghae a joder. Tenía que admirar a un hombre que podría hacer querer ser un tambor.

Jungshin salió de un estrecho pasillo que conducía a los baños y se dejó caer sobre el taburete al lado de Eunhyuk. — Este fue un maldito espectáculo épico. —Apoyó los codos en la barra detrás de él y le dio a Eunhyuk una amplia sonrisa—. Hombre, hicimos totalmente bien contratando a Donghae, ¿eh?

—Oh, sí. —Eunhyuk atrapó la mirada de Donghae y se relamió con su lengua fuera hacia él. Donghae frunció el ceño y se volvió hacia sus preciosos tambores—. Dioses, qué no daría yo para conseguir a ese hombre entre mis piernas.

—Eres una puta, —le dijo Jungshin, aunque no había calor real en la acusación. Se rascó el pecho desnudo—. En serio, Eunhyuk. Él es fantástico. Las chicas lo aman.

Era cierto. Una vez que presentaron a su nuevo baterista a la apretada multitud, toda chica gótica en el lugar parecía dirigirse por ósmosis a la primera fila para adorar a Donghae con su estilo silencioso, y casi intensamente perturbador.

Eunhyuk en un principio se sintió un poco desconcertado. Después de todo, él era el nombre y el rostro de la banda. Toda la atención debería ser suya. Entonces se recordó que no importaba cuantas de esas chicas lujuriosas estuvieran detrás de él, Donghae jamás iba a dormir con ellas, y él se sintió mejor. Además los chicos fanáticos aun parecían centrarse principalmente en Eunhyuk, que fue una manera de calmar su ego herido.

Tal vez él y Donghae podrían tener un trío con una de las jóvenes más atractivas. No le importaría compartir con él. No me importaría compartirla con él, pensó Eunhyuk en un impulso magnánimo. Especialmente si él lo jodia.

La imagen mental de si mismo empalado en la polla de Donghae mientras algún bonito muchacho anónimo lo chupaba era muy agradable. Eunhyuk tarareó dentro de su copa.