Sasuke colocó su mano en la plataforma táctil. Un laser analizó sus huellas.
- Buenos días, agente Uchiha. – dijo una voz monótona y robótica.
Las puertas corredizas se abrieron. Sasuke pasó, junto con Sakura.
- Cuanta tecnología. – dijo Sakura, aun viendo la máquina que le había dado los buenos días a Sasuke.
Él rió.
- Y esto… es mi pequeño… despacho.
- ¿Pequeño? – dijo Sakura observándolo todo.
Estaba bien ordenado, sobre todo.
Había un gran escritorio. Un gran ordenador, táctil. Algunos muebles. Las paredes del fondo eran de un color carmín suave.
- ¿Rosa para las paredes? – dijo ella acercándose a Sasuke. Él la abrazó, rodeando su espalda con uno de sus brazos. – Que hombre más original. – sonrió.
- Así soy yo. Y así me quieres.
- Muy cierto. – buscó su boca, y lo besó.
Las paredes que daban al alborotado pasillo de antes, eran de un transparente oscuro.
Incluidas las puertas.
Pero cuando habían ido a entrar, Sasuke y ella, se había fijado, y no se podía ver el interior del despacho.
- ¿Son vidrios tintados?
- Ajá. Además de que cuestan mucho de romper.
- Fascinante. – sonrió ella. – Si lo has diseñado tu, he tenido la suerte de encontrar a un hombre muy listo…
- ¿Ahora te das cuenta? – rió Sasuke.
La levantó y la cargó, dejándola sentada en la mesa del despacho.
Sakura se dio cuenta de que Sasuke tenía fichas personales esparcidas por el escritorio.
- ¿Quiénes son? – dijo ella, ojeando algunas.
- Casos. Victimas, muertos o desaparecidos. Mis próximas misiones… - suspiró.
- ¿Mucha faena?
- Bastante.
- ¿No podría ayudarte?
- Ojalá. – dijo él, metiéndose entremedio de sus piernas. Las acarició. – se cómo puedes ayudarme… para que se me quite el estrés.
- ¿A si? – dijo ella, juguetona. - ¿Cómo?
- Mmh… este es un perfecto sitio… ¿no crees? Único. Los ves, pero ellos a ti no. Se piensan que estoy trabajando pero… no sabrán nunca lo que realmente pasa aquí dentro… - y le susurró al oído. – y esta sala está insonorizada…
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Sarada ~ (Sasusaku)
FanfictionLeyó una vez más el significado del nombre de su hija. A pesar de que ya habían pasado tres años y medio, le seguía fascinando, como el primer día en que la tuvo entre sus brazos. Recordó aquella temporada, con Ino, y todos esos problemas...