Capítulo 50: En Algún lugar que solo nosotros conocemos.

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Había despertado hacía ya media hora y solo se había levantado una vez para ir al baño, pero por lo demás, todo el tiempo estuvo mirándola, sin querer apartarse ni un instante de su lado, creyendo que si lo hacía, muy probablemente se esfumaría y se daría cuenta que todo había sido un sueño.

Su perfume estaba por todo su cuerpo, su piel y se había impregnado maravillosamente en las sábanas. Sonrió al ver como respiraba, muy suavemente, se veía realmente hermosa durmiendo, su desnudez era el mejor regalo y su cabello marron parecía brillar aún más que otros días.

Alzando una mano, pasó sus dedos por sus brazos, recorriendo poco a poco cada centímetro de su piel suave y con pequeños lunares, haciendo que se estremeciera entre sueños. Eso le encantó.

Lo que había pasado durante toda la noche le produjo una emoción, un sentimiento tan inexplicable, que sintió ganas de llorar de pura felicidad, lo había hecho y ella había secado sus lágrimas con sus besos y sus caricias. Camila había sido tan cuidadosa en todo, miró por cada detalle y al recordar como sus ojos la observaban, con todo ese amor que sabía siempre sintió, mientras repetía una y otra vez que la amaba, causándole escalofríos.

Lauren todo el tiempo se preocupó por cuidarla, protegerla de algún movimiento brusco por su herida, pero no hizo falta estando ella para calmarla.

Sus ojos se abrieron y al mirarla, sonrió, se había vuelto adicta a esa forma de despertar suya. En realidad, era adicta a todo su ser, todo lo que representaba en su vida, en su corazón.

Camila suspiró y recostándose un poco mejor para ver a Lauren, le acarició la mejilla.

-Hey, tú-susurró, con una gran sonrisa.

-Hola... -murmuró Lauren, cerrando los ojos al sentir los dedos de Camila recorrer su rostro.

-No sé cómo pude ser tan estúpida-dijo Camila, con un leve tono de amargura en su voz, que Lauren percibió y abriendo los ojos, con mucha dulzura tomó su mano y la besó.

-No lo eres y... por favor, ahora no. Sólo quiero estar así contigo. Sólo importa que ahora estás aquí-respondió, muy convencida-Te amo demasiado, como no tienes idea...

-Yo también te amo. Mucho. Infinitamente-dijo Camila, levantándose unos centímetros y mirándola atentamente-Quisiera besarte...

-¿Qué te detiene?-preguntó Lauren, haciendo un gesto ofendido.

Camila rió suavemente e hizo ademán de levantarse de la cama, pero Lauren la detuvo por el brazo.

-¿A dónde crees que vas?-preguntó, confundida

-Tranquila, iré un momento al baño. Ya vengo.

La soltó y Camila corrió al baño. Lauren sonrió, encantada, al ver su perfecto trasero desnudo y se tumbó de espaldas de nuevo.

La castaña terminó con lo que tenía que hacer y al salir, se encontró con que la ojiverde estaba distraída, mirando por la ventana desde la cama.

Admirarla como Dios la trajo al mundo, le produjo mariposas en el estómago y se sintió una adolescente enamorada de nuevo. Caminó despacio, aprovechando que no ella no miraba y se lanzó suavemente encima suyo, haciéndola gritar.

-¡Camz! ¡Te vas a hacer daño! ¿Cuántas veces tengo que repe... ?

Sus labios atraparon los de Lauren, no queriendo dejarla terminar. No era necesario, sabía lo que diría. Ahora sólo quería quedarse ahí toda la vida, besándola, acariciándola, adorándola, simplemente amándola. Se mantuvo encima de su cuerpo, mientras delicadamente le mordió el labio y se apartó, sonriendo.

Lo que me gusta de ti (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora