Capítulo 28: Aquí.

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-¡Mila! ¡Espera un momento, Mila! ¡MALDICION, CAMILA DETENTE! ¡Déjame explicar... !

-¡¿QUÉ?! ¡¿Qué me vas a explicar?! ¡¿Que me engañaste como a una estúpida?! ¡Eso ya lo sé, no necesita explicación!

-Pero... ¡¿Podrías, por favor... ?!

-¡NO ME TOQUES!

-¡Pero es que yo...!

En ese instante un puñetazo en la nariz de Viktor se estrelló, haciéndolo tambalear y caerse, aturdido y sangrando.

-¡Te dijo que no la tocaras, infeliz! ¡¿No puedes entender eso?!-gritó Allyson, interponiéndose entre Camila y Viktor.

-Vámonos, Ally...

-Mila... ¡MILA, ESPE-ESPERA!

Camila y Allyson corrieron hacia el ascensor que en ese momento se abría y lo último que vieron fue a Viktor corriendo para intentar alcanzarlos, pero fue tarde y las puertas se cerraron, escuchando al fondo los gritos desesperados de Viktor a Camila.

Una vez en el estacionamiento no se detuvieron y se metieron al Peugeot de Allyson a toda velocidad. El ascensor se abrió de nuevo y de ahí salió Viktor corriendo.

-¡Enciende el auto!-gritó Camila, desesperada.

-¡Ya voy!

-¡Milaaaaaa!

El auto rugió con fuerza y salieron en reversa casi atropellando a Viktor en el proceso, que estaba justo atrás.

-¡Mila!

Allyson metió el acelerador hasta el fondo y salieron disparados de ahí. Camila se recargó del asiento, intentando calmar su respiración y cerrando los ojos. Pasaron cerca de 30 minutos antes de que Camila se diera cuenta que ya habían llegado a su casa y que Allyson había estacionado. Le había parecido muy rápido.

-¿Te sientes bien?-preguntó Ally, cautelosamente.

Camila se tapó el rostro con las manos y luego de unos segundos miró a su amiga, quien la veía, preocupada.

-Soy una estúpida, una ciega...

-Eh eh, no, no eres nada de eso. Todos cometemos errores, pero eso no significa que seas eso que dices-murmuró Ally, acariciando la espalda de la castaña.

-Sofia me dijo que...

-Sofia siempre dice las cosas sin pensar, es muy dejada a llevar y lo sabes-explicó él

-Siempre termina acertando. Nunca le gustó Viktor y yo siempre desatendía lo que me gritaba...

-No vale lamentarse ahora. Ahora sabes la verdad y no tienes de qué preocuparte, salvo, tal vez, llamar a cierta persona que te dio cable a tierra y que seguramente estará esperándote.

-Sí, tienes razón-dijo Camila, suspirando.

-Siempre la tengo, Karlita...

-¡Ugh! ¡Ally! ¡Sabes que no me gusta que me digas así está muy largo!-protestó Camila, riéndose.

-Bah. Tú me dices Pequeño Saltamontes y yo no puedo decirte Karlita. Coartas mi libertad de expresión-bromeó Ally, haciéndose el ofendido.

-Tonta...

Se acercó a Allyson y la abrazó por unos segundos.

-¡Oh por Dios, Camila, qué rico hueles! Creo que me va a gustar abrazarte más a menudo...

Lo que me gusta de ti (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora